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El mundo busca mitigar los efectos económicos del COVID-19

/ 2 de abril de 2020 / 18:20

Hasta el momento, la principal arma para contener el avance del COVID-19 en el mundo ha sido la aplicación de estrictas medidas de cuarentena o de aislamiento social destinadas a localidades o sectores particulares (como en Suecia, Taiwán, Hong Kong y la misma China continental), a toda la población (como en Bolivia o el Perú). Disposiciones que, a su vez, junto con la caída de los precios del petróleo y de muchos otros commodities, están resintiendo severamente la economía mundial, y en particular de los países en vías de desarrollo.

Por este motivo, diferentes organismos y especialistas temen que se avecine una recesión global, que incrementará las tasas de desempleo y los índices de pobreza, especialmente en las regiones más vulnerables como América Latina y África. Para mitigar estas externalidades, cuyo alcance aún se desconoce, los Estados están aplicando diferentes medidas, según su capacidad, no solo para atenuar el impacto de la cuarentena en las familias y negocios más vulnerables, sino también para precautelar la salud de la macroeconomía de sus naciones. A continuación, presentamos un detalle de las medidas más relevantes asumidas hasta ahora:

Estados Unidos

La potencia del norte fue uno de los primeros países en tomar medidas para contener el impacto económico de la pandemia del coronavirus. Para tal efecto, el 27 de marzo, el Congreso aprobó un inédito paquete de estímulo fiscal de más de $us 2.200.000 millones (más de 2 billones de dólares), que representan cerca del 10% del PIB estadounidense.

Según detalla una nota publicada por la Deutsche Welle (DW), este plan de estímulo contempla medidas de aplicación inmediata como el pago en efectivo de Sus 1.200 a personas y familias cuya renta es menor a los $us 75.000 al año y $us 500 por cada menor de 17 años que viva en estos hogares. Para tal efecto, se destinarán cerca de $us 250.000 millones. El plan también prevé destinar $us 130.000 millones para reforzar el sistema sanitario que en algunos estados como Nueva York comienza a verse saturado. En la misma línea, se destinarán $us 150.000 millones para apoyar a los gobiernos locales y estatales en la lucha contra el COVID-19.

Por otro lado, la Casa Blanca prevé crear un fondo de $us 350.000 millones para préstamos a pequeñas empresas que tenga problemas financieros, y otros $us 250.000 millones para ampliar los beneficios por seguro de desempleo. En general, estas medidas han sido bien acogidas por la población y los legisladores, aunque también existen disipaciones polémicas que han sido duramente cuestionadas, como la creación de un fondo de $us 500.000 millones para otorgar préstamos con tasas preferenciales a grandes compañías en dificultades, como las aerolíneas, el sector hotelero o los cruceros.

Alemania

Siguiendo los pasos de Estafos Unidos, la principal potencia económica de Europa ha decidido crear un fondo de $us 170.000 millones para otorgar ayudas masivas en favor de las empresas y los asalariados. Según detalla DW, los principales beneficiarios de este estimulo serán las personas que trabajan de manera independiente y las empresas pequeñas que cuentan con menos de 10 empleados.

Para poder aprobar este fondo excepcional, Alemania, uno de los países más ortodoxos en materia de déficits fiscales, ha tenido que suspender las restricciones constitucionales que le ponen límite al endeudamiento que el Estado puede asumir.

Unión Europea

El jueves, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, adelantó la creación de un fondo de aproximadamente $us 110.000 millones para conceder préstamos para que a los países más afectados por la pandemia de COVID-19, como España e Italia, puedan costear medidas destinadas a evitar los despidos y el cierre de las empresas.

Bruselas plantea que estos recursos se utilicen para sufragar los sistemas de empleo temporales, los cuales permiten que las firmas mantengan a sus trabajadores aunque caiga o cese su actividad económica, mientras el Estado interviene con ayudas públicas para pagar los salarios.

Sin embargo, para entrar en vigencia este programa, bautizado como SURE, primero tiene que ser aprobado por todos los Estados de la Unión Europea (UE) en la reunión extraordinaria programada para el 7 de abril. Además de la aprobación de este fondo, se espera que en este evento se aprueben medidas adicionales para enfrentar la crisis desatada por el COVID-19, que ha obligado a paralizar gran parte de la actividad económica y amenaza con disparar los niveles de desempleo.

América Latina

En la región, el país que más ha sobresalido a la hora de mitigar los efectos económicos adversos del COVID-19 es Perú. El domingo, según se detalla en una nota de BBC Mundo, la ministra de Economía y Finanzas de Perú, María Antonieta Alva, anunció que el Estado destinará cerca de Sus 25.000 millones, el 12% del PIB peruano, para la creación de “un plan sin precedentes” para contrarrestar el impacto económico, también “sin precedentes”, desatado por la pandemia del COVID-19.

Este plan contempla tres etapas. La primera se enfocará en reforzar el sistema de salud y en implementar programas económicos en favor de los sectores más vulnerables, como la entrega de bonos. La segunda etapa, según explicó el Presidente del Banco Central peruano, contempla la creación de un fondo de $us 8.500 millones para préstamos a las empresas que se vean afectadas. Y la tercera etapa, con un monto similar, apuntará a reactivar la economía.

Perú se puede dar el lujo de asumir medidas de esta envergadura gracias a la buena salud de sus finanzas, alcanzada durante los últimos años merced a una rígida disciplina fiscal y monetaria, que le ha permitido acumular más de $us 68.000 millones de reservas internacionales netas, y una deuda pública del 27% del PIB (una de las más bajas de América Latina), según datos proporcionados por la agencia Reuters. Además, cuenta con una baja inflación y su moneda es una de las menos volátiles de la región.

Se trata de cifras muy superiores a las consignadas por otros gobiernos de la región. Por ejemplo, Argentina prevé destinar $us 5.700 millones para mitigar los efectos del COVID-19 en la economía, además de subsidios directos y el financiamiento a empresas equivalentes a un 1% de su PIB. Entretanto, en Bolivia el ministro de la Presidencia de Bolivia, Yerko Núñez, anunció la entrega de Bs 400 en favor de aproximadamente 1,6 millones de familias, cuyo costo total asciende a aproximadamente $us 58 millones. Para asegurarse de que este beneficio llegue a los hogares más necesitados, se ha determinado que podrán cobran este beneficio quienes reciben la Renta Dignidad, el Bono Juana Azurduy y personas con discapacidad. Además, el Gobierno prevé subvencionar las facturas de luz eléctrica y de agua potable en diferentes porcentajes mientras dure la cuarentena. (02/04/2020)

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Suecia y el debate sobre una rígida cuarentena

El país se ha convertido en el abanderado de un aislamiento más relajado

/ 18 de mayo de 2020 / 20:11

Después de varias semanas de un confinamiento obligado para contener el avance de la pandemia provocada por el coronavirus, la mayoría de los países se han visto en la necesidad de flexibilizar las medidas de aislamiento social. Esto debido a los severos impactos en la economía en general y en las familias de menores recursos en particular, así como también por el malestar social y los efectos psicológicos negativos experimentados por muchos ciudadanos. Y ante este nuevo escenario, están cobrando fuerza e interés modelos alternativos que han apostado por un aislamiento más relajado, siendo Suecia el país abanderado en esta materia.

Al respecto, en el artículo ¿Suecia está haciendo lo correcto? (The New York Times, 29.04.20), el periodista Thomas Friedman explica que las autoridades del país nórdico han asumido que el objetivo de las sociedades pasa por adaptarse a este nuevo virus en lugar de intentar vencerlo. Esto porque no se trataría de un “enemigo invisible”, como asegura el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, sino de un fenómeno natural, más allá de la responsabilidad humana detrás del surgimiento del coronavirus por causa del maltrato animal. Y “cuando nos enfrentamos a un desafío de la naturaleza (como un virus o el cambio climático)”, la meta debe ser adaptarse, ya sea de manera natural o por medio de una vacuna, algo que puede demorar varios meses o incluso años.

Por tanto, los especialistas suecos, al igual que muchos otros investigadores, consideran que hoy en día la mejor manera de adaptarse al nuevo coronavirus sería a través de una “inmunidad colectiva”, la cual se alcanza cuando aproximadamente el 70% de la población se contagia y se cura de la nueva enfermedad (bautizada en este caso como COVID-19). Entre los partidarios de esta estrategia, conocida también como “inmunidad de rebaño”, se encuentra el médico David Katz, quien en un artículo publicado el 20 de marzo en The New York Times subrayaba que la inmunidad colectiva “ha sido, a lo largo de la historia, la forma que tiene la naturaleza de acabar con las pandemias”.

Ante esta disyuntiva, los especialistas recalcan que existen dos maneras de alcanzar la inmunidad colectiva frente a un nuevo virus: de manera gradual y controlada, o bien a través de un proceso desordenado y caótico, con elevadas tasas de mortalidad, el colapso del sistema de salud y terribles consecuencias (económicas y sociales) para los países en general. Lo cual a su vez abre otro dilema, que pasa por identificar la mejor manera de materializar la primera opción.

Y para las autoridades suecas, la aplicación de una cuarentena rígida, tal como han apostado la mayoría de los países (entre ellos Bolivia) no constituiría la mejor alternativa. Esto porque, a su entender, un aislamiento de este tipo resulta insostenible en el tiempo, por sus impactos económicos y sociales. Algo bastante evidente, por cierto. Además, cuando concluya la cuarentena rígida, la mayoría de la población seguirá siendo vulnerable al virus, y lo más probable es que llegue a contagiarse en un segundo o tercer brote. En palabras del epidemiólogo Johan Giesecke, uno de los especialistas que diseñó la estrategia sueca para enfrentar la pandemia: “el coronavirus se propaga como un incendio y no importa lo que uno haga, todos se van a contagiar”.

CONTAGIO. Ante esta realidad, según explica Anders Tegnell (epidemiólogo jefe de la Agencia de Salud Pública de Suecia y el principal artífice de la respuesta sueca contra el coronavirus), su país considera que la mejor manera de transitar por esta pandemia de manera sustentable sería “a través de un contagio colectivo controlado”, procurando que los sectores más vulnerables de la población (mayores de 65 años y personas con enfermedades preexistentes de consideración) se mantengan aislados, y garantizando al mismo tiempo la atención para quienes necesiten cuidados de urgencia u hospitalización.

Con la mirada puesta en esta meta, las autoridades suecas han decidido cerrar las universidades y otras instituciones de educación superior, exhortando al mismo tiempo a las personas mayores de 70 años a que se queden en casa, y prohibiendo las visitas a los asilos de ancianos, así como también las reuniones y eventos que congreguen a más de 50 personas, ya sea en restaurantes, supermercados, eventos deportivos, etc. Entretanto, las escuelas de preescolar hasta el noveno grado se han mantenido abiertas, así como muchos restaurantes, tiendas y empresas.

Hasta el momento, esta estrategia ha evitado el colapso del sistema de salud y ha permitido salvaguardar la economía y los empleos. A pesar de ello, el número de contagios y de fallecidos por COVID-19 se muestra mucho más elevado en comparación con las naciones vecinas. Por ejemplo, hasta el jueves Suecia, que tiene 10,23 millones de habitantes, contabilizó 25.582 contagios confirmados y 3.529 muertes. Hablamos entonces de una tasa de contagio de 250 personas por cada 100.000 habitantes y de 34 fallecidos. Muy por encima de las tasas registradas en Dinamarca (184; 9,2), Noruega (152; 4,32) o Finlandia (111; 5,2).

Sin embargo, como bien han recalcado las autoridades suecas, se trata de una estrategia a largo plazo cuya efectividad y resultados respecto a otros países solamente podrán compararse “de aquí a un año”, por lo menos, según estimaciones de Giesecke. Esto sin tomar en cuenta los enormes costos en términos de empleos y negocios derivados de la cuarentena rígida que están sufriendo el resto de las naciones. Junto al hecho de que en estos lugares no se ha avanzado significativamente en la meta de lograr la inmunidad colectiva; simplemente se habría diferido la confrontación del problema para más adelante, con la esperanza de tener mejores condiciones para asumir esta tarea.

Gonzalo Jordán (con datos de The New York Times, BBC News e Infobae)

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Autoridades y choferes de La Paz afinan la estrategia para reactivar el transporte público

El principal objetivo de estas reuniones, que son de carácter netamente técnico, es garantizar la preservación de la salud de la población.

/ 16 de mayo de 2020 / 18:36

La mañana de este sábado continuaron las reuniones entre representantes de los gobiernos subnacionales de La Paz y El Alto, la Policía y de los choferes sindicalizados para establecer lineamientos que les permitan operar una vez que se establezca una cuarentena más flexible, inmediatamente después de que ambos municipios y el departamento en general sean declarados de riesgo moderado, ante el avance de la enfermedad COVID-19.

Según detalló el concejal paceño Fabián Siñani, el principal objetivo de estas reuniones, que son de carácter netamente técnico, es garantizar la preservación de la salud de la población. Con la mirada puesta en esta meta, se está discutiendo el establecimiento de diferentes medidas de bioseguridad en el transporte de pasajeros, como la reducción del número de usuarios en todas las modalidades (minibuses, micros, taxis, trufis y radiotaxis), y el acondicionamiento de los vehículos con la instalación de plásticos entre los choferes y los usuarios, entre otras opciones.

Modalidad de trabajo

Respecto a la modalidad que van a utilizar para delimitar el número de vehículos que podrán circular durante la “cuarentena flexible”, el concejal adelantó que por el momento la opción más factible es a través de restricciones en función a la placa de los vehículos; la cual resulta mucho más fácil de controlar y de verificar que por ejemplo otras opciones como la de establecer cupos según el número de carnet de los choferes.

Consultado sobre la posibilidad de que los sindicatos de transportistas soliciten un incremento de las tarifas para compensar el menor número de pasajeros, la autoridad de la municipalidad paceña aclaró que en las mesas de trabajo este tema no está en discusión, a tiempo de descartar cualquier aumento. “Estamos en una situación muy compleja, en la que todos nos hemos visto afectados, (por lo cual) no existe ninguna posibilidad de modificar las tarifas de transporte”, señaló la autoridad.

Luego recalcó que la intención de estas mesas de trabajo es llegar a consensos entre todos los involucrados que garanticen la seguridad de los pasajeros, como antes se mencionó. Y destacó que los choferes están conscientes de la necesidad de adoptar determinaciones de esta naturaleza. De todas maneras, esta posición no ha evitado la presión de algunos sindicatos “por romper la cuarentena e iniciar el servicio del transporte de pasajeros”, especialmente en el Alto, tal como aclaró el secretario municipal de Movilidad de aquella urbe, Fernando Flores.

Medidas de bioseguridad

Tomando en cuenta este tipo de presiones, así como también el hecho de que van a ser necesarios varios días para acondicionar los vehículos con las medidas de bioseguridad, las autoridades prevén alcanzar consensos en el transcurso de esta semana. Una vez que esto ocurra, estos lineamientos se traducirán en normas de cumplimiento obligatorio tanto municipales como departamentales, pues no solo se tiene que regular el transporte urbano, sino también el intermunicipal. De allí que, según aclaró Flores, en la mesas de trabajo también están participando representantes de la Gobernación, de la Policía Boliviana y del Ministerio de Obras Públicas y de Transporte, entre otras instancias.

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La tasa de crecimiento de este año será de -3,4%, según proyecciones del Banco Mundial

A pesar de este sombrío panorama, el Banco Mundial estima que a partir de 2021 la región podrá sortear la crisis, alcanzando tasas de crecimiento positivas.

/ 12 de abril de 2020 / 20:48

El domingo, el Banco Mundial presentó su informe semestral sobre la economía en América Latina y el Caribe en tiempos del COVID-19. Además de organizar un conversatorio en el que participaron más de 60 periodistas de diferentes países de la región, el BM difundió un resumen ejecutivo sobre el desempeño de la economía regional, junto con proyecciones del crecimiento del PIB de cada una de las naciones latinoamericanas en los próximos años. Como es de suponer, las cifras no se muestran muy alentadoras, especialmente para este 2020.

A nivel regional, para este año el Banco Mundial proyecta un crecimiento negativo de -4,6% (sin contar las proyecciones para Venezuela). Bajo desempeño que devendría como consecuencia de las medidas adoptadas para superar la crisis sanitaria desatada por el COVID-19, pero también por la tendencia negativa de los últimos años. En cuanto a las mayores economías latinoamericanas, su tasa de decrecimiento sería incluso mayor: Brasil (-5%), México (-6%) y Argentina (-5,2%). Mientras que la economía boliviana, siempre según la misma fuente, decrecería un -3,4% este año.

Este retroceso se explicaría por la presencia de shocks en la demanda de los productos latinoamericanos y en la oferta de las economías domésticas, como consecuencia de las medidas adoptadas por los diferentes países para enfrentar la pandemia. Pues, por un lado, la demanda de materias primas y de manufacturas latinoamericanas por parte de China y de las naciones del G7 “disminuirá drásticamente”, ya que hoy por hoy los esfuerzos y recursos de estas naciones están enfocados en la lucha contra el COVID-19.

Por otro lado, el Banco Mundial advierte una severa contracción del turismo, que prácticamente se ha paralizado y ha puesto en riesgo la sostenibilidad de las líneas aéreas. Lo cual está afectado particularmente a las naciones del Caribe, muy dependientes de este rubro. A todo esto se suman los impactos de la caída de los precios del petróleo, que han llegado a mínimos históricos, en torno a los $us 20 el barril. Lo cual está perjudicando significativamente a países exportadores de crudo y de gas, como Bolivia. Pero también está trayendo “alivio” a los “importadores netos de petróleo”.

Asimismo, se deben tomar en cuenta los recortes presupuestarios por la mora en el pago de los impuestos, el cierre de muchos negocios, la pérdida de empleos y la contracción del consumo en general, como resultado de la cuarentena. Y a ello se sumarían los gastos adicionales de parte de los Estados para mitigar los efectos del aislamiento social en las familias, pequeños negocios y empresas; además de tener que reforzar los sistemas sanitarios para enfrentar la pandemia. Factores que estarían incidiendo negativamente en el crecimiento de las economías latinoamericanas, y explicarían las cifras antes señaladas.

Ante este sombrío escenario, el Banco Mundial resalta la importancia de ampliar “los actuales programas de protección y asistencia social (…) así como también su cobertura”, a fin de ayudar a los más vulnerables, para que puedan “sobrellevar la pérdida de ingresos derivada del aislamiento social”. Y en la misma línea, aconseja respaldar a las instituciones financieras y a las fuentes de empleo más importantes.

En palabras del vicepresidente en funciones para la región de América Latina y el Caribe, Humberto López: “Debemos ayudar a las personas a enfrentar estos desafíos mayúsculos y asegurarnos que los mercados financieros y los empleadores puedan capear esta tormenta. Esto significa limitar los daños y sentar las bases para la recuperación tan pronto como sea posible”.

A pesar de este sombrío panorama, el Banco Mundial estima que a partir del 2021 la región podrá sortear la crisis, alcanzando tasas de crecimiento positivas, en torno al 2,6% en 2021 a nivel regional en promedio e igual cifra en 2022. En Bolivia el crecimiento sería incluso mayor: 3,7% en 2021 y 3,4% en 2023.

Según explicó el economista en jefe para América Latina y el Caribe del Banco Mundial, Martín Rama, uno de los factores claves para potenciar las economías de los países de la región pasa por “integrarse más con el mundo”. Y en los últimos años se han dado pasos importantes en este sentido, con la firma de acuerdos no solo comercialices, sino también de otra índole, como la reforma de las empresas públicas, las condiciones de competencia, los mercados de infraestructura y de inversiones públicas. Lo cual incidiría positivamente en el crecimiento de las naciones.

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Esposa de fallecido por COVID-19 dice que se enteró del deceso por RRSS

La mujer cuestiona la falta de información que se le brindó durante el tiempo que su esposo permaneció internado en el Hospital Obrero de Oruro.

/ 11 de abril de 2020 / 17:13

En las redes sociales circula una entrevista realizada por la periodista María Marca a la esposa del varón de 45 años que falleció el viernes en Oruro, por complicaciones en los pulmones provocadas por el COVID-19. Se trataría de la 22° víctima en el país por causa de este virus, y la primera en Oruro.

Durante la entrevista, la mujer cuestiona la falta de información que se le brindó durante el tiempo que su esposo permaneció internado en el Hospital Obrero de Oruro, al extremo de que se habría enterado de su muerte por las redes sociales y no por canales regulares, cuatro horas después de ocurrido su deceso. “Mi esposo fallece a las cuatro de la tarde, y a las ocho (de la noche) yo me enteró por las redes sociales (…) He renegado porque no me han informado nada”.

Inmediatamente después de enterarse de esta noticia por las redes, la mujer se dirigió al hospital. Allí le dieron un número para que se contacte con un doctor, quien recién le habría informado por teléfono sobre el fallecimiento del padre de sus hijos. Y esta deficiente comunicación habría sido una constante durante todo el tiempo que su esposo fue atendido.

Según relató la mujer, su cónyuge sintió los primeros síntomas del COVID-19, una tos el leve, el 22 de marzo, mientras se encontraba en la comunidad orureña de Sevaruyo, hasta donde se había trasladado para cosechar quinua. Allí habría trabajado durante tres días a la intemperie, bajo la lluvia y el sol, esfuerzo y condiciones que su entender habrían incidido negativamente en la salud de su esposo. Ya de regreso en la ciudad de Oruro, su condición empeoró gradualmente.

Dos semanas después de los primeros síntomas, acudieron el 3 de abril a un policlínico. Allí le detectaron indicios de neumonía e inició un tratamiento con antibióticos y otros inyectables durante tres días. Pero al no obtener buenos resultados, fue derivado al Hospital Obrero. En ese nosocomio le hicieron varios análisis y corroboraron que la neumonía se había agravado. Entonces inició un nuevo tratamiento con tabletas, el cual sin embargo tampoco dio resultado, por lo cual decidieron internarlo.

Ese día, miércoles 8 de abril, temprano en la mañana, la mujer se comunicó con su esposo gracias a que tenía consigo un celular, y le contó que había amanecido mejor. Sin embargo, a las 11.00 la llamó diciéndole que no se sentía bien y que no había nadie en el hospital que lo atendiese. “Estoy solito, me están descuidando”, le dijo. La mujer logró hablar con el doctor que estaba cargo y éste le aseguró que lo iban a tender. Poco después, aproximadamente a las 15.00, lo llamó otro galeno para informarle que él se iba a encargar de la atención de su esposo en adelante. Pero desde entonces la información fue escasa.

El jueves, sin poder contactarse con su esposo ni con ningún doctor o personal administrativo que le informe sobre su estado, acudió a su hermano quien consiguió el teléfono de un doctor amigo que trabaja en el mismo hospital. Y este especialista habría sido quien le informó que su esposo había sido trasladado a la unidad de terapia intensiva y que posteriormente tuvo que ser entubado. Al día siguiente falleció.

En la entrevista, la mujer no ocultó su malestar e impotencia no solo por la muerte del padre de sus hijos, sino también por esta ausencia de información que la mantuvo en vilo todos estos días.

Otro tema que llama la atención en este relato es la poca premura para confirmar o descartar los posibles casos de COVID-19, y la ausencia de controles para garantizar la cuarentena de los casos sospechosos. Por ejemplo, recién el jueves por la noche, un día antes del fallecimiento de su esposo, personal del Sedes la visitó en su hogar para informarle que la prueba de COVID-19 realizada a su conyugue había dado positivo. Además, les habrían dado “siete barbijos” para que se cuiden, uno para cada uno de los integrantes de su hogar; pero no así “alcohol en gel” ni algún otro material para el cuidado de las manos. E incluso con este resultado, la mujer pudo salir de su hogar al día siguiente rumbo al hospital para constatar el fallecimiento de su ser querido.

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La UE anuncia cumbre para fijar las bases de la ‘recuperación económica’

El ministro francés de Economía explicó que esta ayuda estará disponible de manera "inmediata", sin condiciones, no se recurrirá a la emisión de deuda común

/ 10 de abril de 2020 / 13:05

Con información de AFP y de la Deutsche Welle

El presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, convocó ayer a una cumbre europea programada para el 23 de abril, que se realizará por videoconferencia, con el propósito de establecer medidas que permitan “la recuperación económica del bloque”, que se ha visto severamente castigado por el nuevo coronavirus COVID-19.

“Es hora de sentar las bases de una recuperación económica robusta”, dijo Michel en un comunicado un día después de que los ministros de Finanzas de la eurozona acordaran crear un fondo de 500.000 millones de euros ($us 545.000 millones) para reforzar los sistemas de salud de los países más afectados por la pandemia, y garantizar la estabilidad de los puestos de trabajo y la supervivencia de las empresas que están en riesgo por la crisis sanitaria y económica.

El ministro francés de Economía explicó que esta ayuda estará disponible de manera «inmediata», sin condiciones, y agregó que no se recurrirá a la emisión de deuda común (a los habitualmente llamados «eurobonos») para financiar este fondo, tal como lo pedían España e Italia. Propuesta que sin embargo fue rechazada por los países del norte, especialmente por Holanda y Alemania, cuyas políticas en temas de endeudamiento y déficit fiscal son mucho más ortodoxas. Esta diferencia que casi hace naufragar el plan de rescate, cuyos lineamientos de aplicación deberán ser establecidos durante la reunión prevista para el 23 de abril.

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