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Un atentado del EI sacude las últimas horas de la tregua en Afganistán

El gobierno afgano pidió este domingo a los talibanes alargar el alto el fuego de tres días que empezó el viernes en Afganistán y que en sus últimas horas se vio sacudido por un atentado atribuido al grupo yihadista Estado Islámico (EI).

La frágil calma se rompió el domingo después de que un grupo armado atacara una prisión en Jalalabad, al este de Afganistán, provocando la muerte de al menos tres personas y cinco heridos, según el portavoz del Ministerio del Interior, Tareq Arian.

El EI, que no estaba involucrado en el alto el fuego, reivindicó la autoría del atentado con un comunicado de su agencia de propaganda Amaq.

«Los combates continúan» y algunos asaltantes «tomaron posiciones en un mercado cerca de la prisión y se confrontaron a las fuerzas de seguridad», explicó a la AFP Attaullah Khogyani, portavoz de las autoridades provinciales de Nangarhar, cuya capital es Jalalabad. Las fuerzas gubernamentales «controlan la situación», precisó.

Zabihullah Mujahid, uno de los portavoces de los talibanes, negó cualquier implicación de los insurgentes afganos en el ataque.

«Alrededor de 100 presos intentaron escapar de la prisión», pero la mayoría de ellos fueron atrapados, aseguró Tareq Aziz, portavoz de la policía de Nangarhar.

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Pocas horas antes del ataque, el portavoz de la presidencia, Sediq Sediqqui, aseguró que «esperamos que los talibanes no reanuden con la violencia». «Las acciones del gobierno afgano y los pasos dados a favor del proceso de paz deben ser recíprocos de la parte de los talibanes», añadió.

El presidente de Afganistán, Ashraf Ghani, y los talibanes dieron a entender que después del fin de la fiesta musulmana de Aid al Adha podrían comenzar las negociaciones entre el gobierno y los insurgentes.

El acuerdo firmado entre los talibanes y Estados Unidos en febrero preveía el inicio de las llamadas negociaciones interafganas en marzo, pero fueron aplazadas por rivalidades políticas y por la cuestión del intercambio de prisioneros.

Este acuerdo de Doha estipulaba que el gobierno libere a 5.000 insurgentes y los talibanes a 1.000 integrantes de las fuerzas de seguridad afganas.

Las autoridades indicaron el domingo que unos 300 talibanes habían sido liberados desde el viernes, lo que eleva a 4.900 el número de insurgentes que salieron de la cárcel, aunque se negaron a liberar a algunos de los detenidos acusados de graves crímenes.  

Los talibanes también aseguraron haber cumplido con su compromiso.

«Hemos podido olvidar la guerra» 

El raro respiro que supuso la tregua, la tercera en 19 años de conflicto, permitió a los afganos desplazarse y ver a sus familias.

«Pude visitar mi pueblo por primera vez en dos años», aseguró Khalil Ahmad, procedente de la inestable provincia de Uruzgan, controlada por los insurgentes.

«Había varios puestos de control de los talibanes en la carretera, pero no molestaron a nadie», explicó.

Shahpoor Shadab, habitante en Jalalabad (este), explicó a la AFP que este «Aid se percibe distinto, los parques están llenos de gente». «Casi hemos podido olvidar que el país está en guerra desde hace 40 años», añadió con satisfacción.

«Estoy un poco desanimado, ya que los muertos y la sangre pueden volver a partir de mañana», reconoció Fawad Babak, un tendero de Kabul.

En la provincia de Zabul, recitaron poemas pidiendo que la tregua fuera permanente.

«La paz es una necesidad y una aspiración para todos», aseguró Saedar Wali, que participó en el acto.

«Es una gran oportunidad para que hoy se alargue el alto el fuego y mañana empiecen las negociaciones con los talibanes», añadió.

Más de 3.500 miembros de las fuerzas de seguridad afganas y cerca de 800 civiles perdieron la vida desde que se rubricó el acuerdo entre los talibanes y Estados Unidos, según el presidente afgano, que atribuye la mayoría de las muertes de civiles a los insurgentes.

(02/08/2020)