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Hace 40 años Irak lanzaba una sangrienta guerra contra su vecino Irán

El 22 de septiembre de 1980, el Irak de Sadam Husein lanza sus tropas contra el régimen iraní. Es el inicio de un conflicto que durará ocho años y dejará cientos de miles de muertos de ambas partes.

Esta guerra, una de las más sangrientas en Oriente Medio, tiene su origen en disputas fronterizas entre los dos países petroleros, a las que el acuerdo de Argel intentó poner fin cinco años antes.

Firmado en marzo de 1975 entre el sha de Irán y Sadam Husein, que será vicepresidente hasta julio de 1979 cuando asumió la presidencia, el acuerdo dividía en su centro al río Shatt al Arab, una vía de agua a la que Irán tenía un acceso muy limitado.

Formado por la confluencia del Tigris y el Éufrates, el Shatt al Arab, de 200 kilómetros de longitud, desemboca en el Golfo y constituye una frontera entre ambos países.

En abril de 1980, Irak acusa a la nueva República Islámica de Irán de fomentar atentados en Bagdad y pide la evacuación de tres islotes estratégicos del estrecho de Ormuz, disputados por Irán y Emiratos Árabes Unidos.

El 17 de septiembre, Irak denuncia unilateralmente el acuerdo de Argel, afirmando que «el Shatt al Arab debe ser iraquí y árabe de nombre y de facto».

Al asalto de Irán

El 22 de septiembre, Sadam Husein despliega su ejército en territorio iraní, mientras que su aviación bombardea aeropuertos –incluido el de Teherán–, así como objetivos militares. Después lanza ataques contra la refinería de petróleo de Abadán, una de las más importantes de Irán, que interrumpe sus actividades.

Durante las primeras semanas, las fuerzas iraquíes logran conquistar, sin demasiada resistencia, las ciudades Qasr-e Shirin y Mehran, y luego ocupan el puerto de Jorramchar, en el suroeste de Irán, en la desembocadura del Shatt al Arab.

Arabia Saudita y Kuwait ofrecen rápidamente su apoyo a Bagdad. Los países árabes, en especial los del Golfo, destinarán miles de millones de dólares de ayuda a Irak, cuyo presidente se presenta como un escudo contra la Revolución Islámica del ayatolá Jomeiní.

Y los países occidentales, alarmados por el activismo de los «mulás» que derrocaron a su aliado el sha venderán armas y municiones a Irak.

Ofensiva en Juzestán

En marzo de 1982, Irán lanza en Juzestán, provincia petrolera fronteriza con Irak, una gran ofensiva y libera Jorramchar. Bagdad decreta un alto el fuego, rechazado por Teherán, y retira progresivamente sus tropas de Irán.

En julio, tras bombardeos en Basora, la gran ciudad meridional iraquí, el ejército iraní inicia la ofensiva «Ramadan» en el frente sur. Irak decreta en agosto el bloqueo de la principal terminal de petróleo de la isla de Jark (noroeste del Golfo).

«Guerra de ciudades»

A partir de abril de 1984, los dos beligerantes libran durante cuatro años, de forma intermitente, una «guerra de ciudades». Unas treinta localidades de Irán y de Irak fueron alcanzadas por misiles tierra-tierra.

Los iraníes acusan a Irak de haber utilizado armas químicas para intentar bloquear una ofensiva victoriosa en las islas Majnoon, una acusación que es confirmada por la ONU.

«Guerra de petroleros»

En el mismo periodo, Bagdad refuerza su bloqueo marítimo para asfixiar a Irán. Teherán reacciona con ataques a petroleros que cargan en los puertos de los países del Golfo, aliados de Irak.

En 1986, cuando Irak bombardea Jark, los iraníes atraviesan por primera vez el Shatt al Arab, y toman la península de Al Faw (sureste de Irak).

Ataques químicos

En junio de 1987, Teherán denuncia «el empleo de armas» químicas por parte de Irak en la ciudad fronteriza de Sardasht, en el noroeste de Irán.

En marzo de 1988, Bagdad vuelve a ser acusado de usar armas químicas contra la ciudad fronteriza iraquí de Halabja, caída en manos de los combatientes kurdos, que reciben el apoyo de Irán.

«Más doloroso» que «el veneno»

A partir de 1988, Irak retoma la iniciativa y recupera en unas semanas la península de Al Faw, las islas Majnoon y los pantanos de Howeizah, y más tarde la región de Shalamcheh (sur). Los iraníes son empujados hasta la otra orilla del Shatt al Arab.

El 18 de julio, el imán Jomeiní acepta la resolución 598 del Consejo de Seguridad de la ONU, votada un año antes y aceptada ya por Irak, que exigía en especial un cese inmediato de los combates.

«Esta decisión fue para mí aún más dolorosa que absorber veneno [pero] acepté lo que Dios había decidido», afirma el guía de la Revolución iraní.

El 20 de agosto se proclama un alto el fuego.

Pero habrá que esperar dos años para que el acuerdo de Argel sea rehabilitado, en agosto de 1990, y para que Bagdad acepte la retirada de las tropas de Irán y un intercambio de prisioneros.

(20/09/2020)