El mito de ‘hombres-caimán’, tapadera útil para criminales de República Centroafricana
Tres cadáveres fueron extraídos del río en solo una semana, en octubre. Estaban decapitados, esposados y envueltos en bolsas
Un hedor nauseabundo flotaba desde hacía un tiempo en la Corniche, una carretera muy frecuentada de Bangui que bordea el Ubangui, el río más grande de República Centroafricana. Fue entre la maleza en las turbias aguas del río, donde los pescadores encontraron los cuerpos.
Tres cadáveres fueron extraídos del río en solo una semana, en octubre. Estaban decapitados, esposados y envueltos en bolsas, según contaron a la AFP fuentes del sector humanitario, que pidieron permanecer en el anonimato. Unos macabros hallazgos que coparon titulares en la prensa local, alimentando el miedo de la población y dando lugar a toda clase de rumores, desde crímenes rituales a ajustes de cuentas.
Con todo, en cuanto un cuerpo emerge del agua, los talimbis son los primeros sospechosos. Estos «hombres-caimán» llevan décadas aterrorizando a los centroafricanos.
Para algunos, se trata de hombres que se metamorfosean en reptiles. Para otros, simples hechiceros que utilizan su poder y que nunca abandonan las orillas de los ríos. En cualquier caso, el procedimiento no varía: atraer a la víctima hasta el agua para matarla, castigándola así por una supuesta falta.
Muy a menudo, cada vez que alguien encuentra algún cadáver mutilado en el río, son los talimbis los que acaban en el punto de mira. «La lengua arrancada es para castigar a los que hablan demasiado», explica un pescador de Bangui, que no quiere ser identificado. «El sexo seccionado, es un adulterio. Las orejas, [se cortan] a quienes no escuchan», agrega.
En general, a esos «hombres-caimán» les llegan los cuerpos a través de un rival o de un pariente descontento. El mito de los talimbis funciona «como un regulador de las normas de buenas costumbres y de moralidad», según un estudio de la investigadora Alexandra Cimpric.
(20/11/2020)