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Venezuela auxilia al estado brasileño de Manaos con cisternas de oxígeno

Cinco camiones con oxígeno donado por Venezuela llegaron la noche del martes para abastecer la demanda de Manaos, capital amazónica de Brasil, sumida en una grave crisis sanitaria durante la segunda ola de la pandemia.

Proveniente del estado Bolívar, en el sur de Venezuela, el convoy cargando 107.000 m3 de oxígeno salió el fin de semana y recorrió poco más de 1.500 kilómetros hasta la capital del estado Amazonas (norte). Uno de los camiones llevaba una bandera venezolana desplegada en el tanque.

El cargamento debe ayudar a aliviar la grave situación en la región que vive un aumento exponencial de casos de covid-19 con un sistema de salud colapsado.

Desde el jueves, decenas de personas han fallecido asfixiadas debido a la falta de oxígeno en centros de salud, que ha llevado a los habitantes al borde de la desesperación.

Cientos de brasileños en la capital han peregrinado en busca de oxígeno para tratar a sus familiares en casa ante la debacle de los hospitales, algunos de los cuales incluso pararon de recibir nuevos pacientes.

La demanda diaria de Amazonas en estos momentos ronda los 76.000 m3 de oxígeno, en tanto que las empresas proveedoras no consiguen producir más de 28.200 m3 por día.

La donación de oxígeno se da pese a que el gobierno del presidente Jair Bolsonaro no reconoce al del venezolano Nicolás Maduro, a quien tilda de «dictador».

Maduro dijo el domingo que la situación en Manaos era un «escándalo» y que «Venezuela ha extendido su mano solidaria al pueblo de Amazonas».

El mandatario ultraderechista ironizó el envío, pero no rechazó la carga. 

«Si Maduro nos quiere suministrar oxígeno, podemos recibirlo sin ningún problema; pero podría dar ayuda de emergencia a su gente también, el salario mínimo allí [en Venezuela] compra medio kilo de arroz», dijo el lunes el mandatario a simpatizantes en Brasilia.

Venezuela enfrenta la peor crisis económica de su historia contemporánea, con hiperinflación y siete años de recesión, lo que ha impactado en su propio sistema de salud, afectado por escasez de insumos médicos y material de protección para el covid-19.

Habitantes de Manaos peregrinan en busca de oxígeno para improvisar unidades de cuidados intensivos en casa, donde creen que sus seres queridos tienen más chances de sobrevivir que en los hospitales de la capital de la Amazonía brasileña, desbordados por una segunda ola de COVID-19.

«Todos aquí tienen un familiar tratándose en casa. Prefieren eso a dejarlos morir en los hospitales», dice Fernando Marcelino mientras señala a decenas de personas que, como él, esperan bajo un calor de 30º y desde hace más de doce horas una carga de oxígeno en un punto de venta de ese nuevo mercado.

Muchos pacientes hospitalizados, no solo por el nuevo coronavirus, murieron en las últimas semanas por la escasez de oxígeno, sumiendo en la pesadilla a una de las ciudades que había sido una de las más golpeadas por la primera ola de la pandemia, que ya dejó 210.000 muertos en Brasil.

Amazonas, estado en el que recientemente se ha encontrado una nueva cepa del coronavirus que se sospecha es más contagiosa, es proporcionalmente el segundo de los 27 estados brasileños más afectado, con 149 muertos por 100.000 habitantes.

En su capital, Manaos (2,2 millones de habitantes), la tasa de óbitos aumentó en los últimos días de 142 a 187 por 100.000 habitantes.

El gobierno de Bolsonaro, acusado de pasividad ante la catástrofe, acelera desde el fin de semana los envíos de oxígeno a esta ciudad conectada con el resto de Brasil principalmente por vía aérea o fluvial. Y ayuda a evacuar pacientes hacia otros estados.