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Convencidos, optimistas o indecisos, los israelíes vuelven a las urnas

Los habitantes de Israel, incluidos los colonos de la Cisjordania ocupada y los árabes de la Jerusalén Este anexionada, votan el martes en sus cuartas legislativas en menos de dos años, marcadas por la vacunación contra la pandemia.

Las elecciones se anuncian de nuevo reñidas entre el primer ministro Benjamin Netanyahu (derecha) y el centrista Yair Lapid. Días antes de los comicios, la AFP pidió a israelíes de distinta ideología política y origen social que expliquen la elección que están a punto de tomar.

Pro-Netanyahu, en colonia de Kfar Etzion

Con sombrero y barba, Yoram Bitan, originario de Francia, vive cerca de la colonia de Kfar Etzion, al sur de Jerusalén. Cree que solo «Bibi» (apodo de Netanyahu) puede favorecer la anexión de la Cisjordania ocupada.

Prefiere dar su voto al Likud, el histórico partido de la derecha israelí, que a otra formación de derecha más pequeña.

«Seguiré votando a Bibi, no cambiaré. Creo que ha hecho bastantes cosas hasta hoy. Ha hecho que nuestro país avance. Tiene ideas de derecha, realmente de derecha, como yo. Yo no le daré mi voto a un partido pequeño porque es importante para mí que sea un partido grande el que gane», dice.

El hombre de 54 años aboga por un Estado (Israel) y no dos (Israel y Palestina), anexionando «todas las tierras que se consideran territorios ocupados». Y dando «la posibilidad a los palestinos de vivir con nosotros, en paz», apunta.

«No vine a ocuparlos pero vine a vivir aquí, para estar al lado de Jerusalén, en un lugar pastoral. Amo la tierra y creo que mis raíces están aquí. Sus raíces también, así que no veo ningún motivo por el que no podemos vivir juntos. Y es lo que hacemos, es lo que hacemos todos los días», afirma.

Pro-Lapid, en Tel Aviv   

Originaria de Filadelfia, en Estados Unidos, Devorah Treatman, estudiante de 26 años, emigró a Israel en 2013 e hizo el servicio militar. Afirma haber encontrado un «optimismo práctico» en el partido centrista Yesh Atid del líder de la oposición Yair Lapid.

«En hebreo +Yesh Atid+ significa literalmente +Hay un futuro+. Y es lo que representan: un optimismo práctico. Tienen una visión para mejorar nuestro país y un plan para conseguirlo.

Además, respeto mucho la integridad de la dirección de este partido, creo en Yair Lapid y en el grupo que formó para las listas electorales», asegura.

«Creo absolutamente que puede haber un cambio en Israel. Pero no creo que este cambio pueda producirse con las mismas personas en el poder. Entonces, para cambiar la situación, hay que cambiar no solo al primer ministro sino a la coalición en el poder».

Un proortodoxo, en Jerusalén   

Empresario inmobiliario y pianista en sus ratos libres, Yitzhak Richard, un judío ultraortodoxo de 30 años, consultó a su rabino a la hora de elegir. Veredicto: votará por un partido ultraortodoxo (Shas o Judaísmo Unificado de la Torá), aliado de Netanyahu.

«Para todo lo que hago en mi vida, consulto a personas más inteligentes que yo. En ocasiones son rabinos, a veces son profesionales. Es importante no tomar las decisiones en solitario todo el tiempo. Y además los partidos ultraortodoxos tienen responsabilidades con [la defensa] del judaísmo», dice.

«La unidad de la comunidad ultraortodoxa hace que sea casi ilusorio que un ultraortodoxo vote por otro partido. Toda nuestra vida está al servicio de la comunidad. Todo, todo, todo, todo. Son comunidades cerradas que no están ligadas, ideológica o socialmente, con el resto del país».

Pro partido árabe, en Jerusalén Este

Amer Nasser, un abogado de 48 años, se define como «palestino» de Jerusalén Este, aunque en los últimos años consiguió la nacionalidad israelí. Netanyahu aumentó en los últimos meses los acuerdos de normalización con los países árabes (Emiratos Árabes Unidos, Baréin, Sudán, Marruecos), pero Amer le reprocha que no trabaje por la paz con los palestinos.

«Netanyahu está muy interesado en desarrollar relaciones con los países árabes, pero no en hacer las paces con los palestinos, a pesar de que provienen de aquí y viven aquí. Todos los otros partidos tienen puntos de vista similares, no están interesados en la paz con los palestinos, solo en la paz con los países árabes», opina.

Para estas elecciones, los partidos árabes israelíes (una minoría que constituye alrededor del 20% de la población) se dividieron en dos listas: una tiende la mano a Netanyahu y la otra, la «Lista Árabe Unida», se opone.

«Votaré por la +Lista Árabe Unida+ con la esperanza (…) de una coexistencia pacífica entre palestinos e israelíes».

Una indecisa, en Jerusalén

Con el cabello largo y pelirrojo y una mascarilla azul en la cara mientras recorre el mercado Mahane Yehuda de Jerusalén, Shira Cohen, estudiante de 18 años, explica que sigue indecisa a pocos días de los comicios, en los que podrá votar por primera vez.

«Cuatro elecciones en menos de dos años, es a la vez complejo y preocupante, por no decir penoso. No me gustaba pensar en ello, no era agradable, y entonces pensé: +Que los políticos peleen entre ellos y que lo que tenga que pasar, pase+. Pero, después, me dije que todo esto afecta a mi futuro, al de mis [futuros] hijos, de mis familiares y que todo eso era demasiado importante como para no preocuparse».  

Entonces, ¿por quién votar? Shira no lo revela del todo: «Me esfuerzo por pensar que algo puede cambiar, sino estas elecciones no sirven de nada. Y aunque sean las cuartas [en menos de dos años], creo que, tal vez, habrá un cambio».