El comedor de las SS de Auschwitz, un lugar olvidado del ‘epicentro del Holocausto’
Los miembros de las SS también iban al lugar a "tomar algo, asistir a ceremonias, conciertos y fiestas, a la sombra del monstruoso crimen que fue Auschwitz-Birkenau", cuenta Dagmar Kopijasz, uno de los iniciadores del proyecto de restauración del edificio.
Con el fin de que no caiga en el olvido este «epicentro del Holocausto», una fundación polaca va a restaurar un gran comedor donde los guardias de las SS del campo de exterminio nazi de Auschwitz-Birkenau iban a comer y distraerse tras sus jornadas saturadas de crímenes.
Los miembros de las SS también iban al lugar a «tomar algo, asistir a ceremonias, conciertos y fiestas, a la sombra del monstruoso crimen que fue Auschwitz-Birkenau», cuenta a la AFP Dagmar Kopijasz, uno de los iniciadores del proyecto de restauración del edificio.
«Este edificio fue el centro de la vida familiar y personal de las SS (…), les servía de lugar donde venían a olvidar su trabajo, que era matar a gente», recuerda Kopijasz, que lo considera el «epicentro del Holocausto».
Su Fundación «Lugares de la memoria auxiliar de Auschwitz-Birkenau (FPMP)», creada en 2013, trabaja para rescatar del olvido los objetos y los edificios vinculados con la historia del Holocausto.
Construido en marzo de 1942, este antiguo comedor se encuentra a 400 metros del célebre portón con la inscripción «Arbeit macht frei» (El trabajo hace libre») a la entrada de la mayor fábrica de muerte de la Segunda Guerra Mundial en Europa.
No era el único en Auschwitz-Birkenau, compuesto por tres campos principales y cerca de medio centenar más situados en varios kilómetros a la redonda.
Tras la guerra, este edificio de madera en forma de cruz con una gran sala central y otras dos piezas laterales que podía albergar en total hasta 4.000 personas, se convirtió en un almacén de cereales antes de deteriorarse progresivamente hasta convertirse en una ruina.
Aunque está destruido, «puede salvarse» y «los proyectos de su restauración ya están listos», dice Kopijasz.
«Desde un punto de vista histórico, el antiguo comedor» da una visión «sobre la vida social del personal del campo», declaró a la AFP Pawel Sawicki, portavoz del museo de Auschwitz.
El memorial de Auschwitz, encargado de preservar el sitio del antiguo campo de extermino nazi, está dispuesto a «ayudar en este tipo de iniciativas con su competencia científica y sus archivos», asegura.
Gente «común»
Según Kopijasz, una vez restaurado, el gran edifico podrá recibir ceremonias oficiales sobre la historia del campo.
También baraja la idea de construir un «muro de la vergüenza» al interior del edificio, con un proyecto de exponer los nombres de los SS identificados, «quizá con sus fotos».
Esto podría completar, según él, «el mensaje» de memoria enviado desde Auschwitz recordando la banalidad del mal en este antiguo campo de la muerte.
«Se ha reducido la imagen del nazi a la de una bestia salvaje que no hacía más que matar. No es toda la verdad. Era también una persona común, un profesor, un comerciante, prácticamente ‘nuestro vecino’ el que cometió estos crímenes y hay que recordarlo», dice Kopijasz.
Carente de fondos, la Fundación que ya ha iniciado los trabajos, contempla lanzar una colecta internacional para recaudar los seis millones de euros ($us 7,20 millones) necesarios.
El campo de Auschwitz-Birkenau, ubicado en el sureste de Polonia por entonces ocupada por los nazis del Tercer Reich de Adolfo Hitler, funcionó entre junio de 1940 y enero de 1945.
Cerca de 1,1 millones de personas, la mayoría de ellas judíos de diferentes países de Europa, murieron exterminados en cámaras de gas o muertos de hambre o agotamiento.
El 27 de enero de 1945 el campo de exterminio y concentración fue liberado por el Ejército Rojo soviético.
Los soldados soviéticos descubrieron unos 7.000 supervivientes, harapientos y famélicos.
La Alemania nazi también deportó a Auschwitz 232.000 menores, de los que solo 700 estaban vivos cuando el ejército soviético liberó el campo.