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Prevención de futuras pandemias y desafíos diplomáticos en el G7

Los líderes del G7 adoptarán este sábado una declaración, calificada de «histórica», para prevenir futuras pandemias, en el segundo día de una cumbre en Inglaterra que insistirá en el multilateralismo frente a los desafíos que plantean Rusia y China.

Después de su rencuentro el viernes tras casi dos años sin reunirse, con codazos amistosos, fotos en la playa y una recepción con la reina Isabel II y otros miembros de la familia real, la agenda de trabajo se intensifica.  

A los jefes de Estado y de gobierno de Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y el Reino Unido se unirán sus homólogos de Corea del Sur, Sudáfrica y Australia, además del secretario general de la ONU, António Guterres.

Londres, que preside este año el club de las siete grandes economías, invitó también a India, en un claro intento de contrarrestar la influencia de China en Asia y África, pero su primer ministro, Narendra Modi, no viajó al Reino Unido por la grave situación sanitaria en su país.

Además de la unidad mostrada por los líderes en público, la cumbre debe permitir avanzar en privado sobre cuestiones espinosas como la complicada situación posbrexit en la región británica de Irlanda del Norte.

El presidente francés, Emmanuel Macron, urgió al primer ministro británico, Boris Johnson, aplicar los compromisos firmados con la Unión Europea, en referencia al «protocolo norirlandés» destinado a preservar la frágil paz instaurada por el acuerdo del Viernes Santo que en 1998 puso fin a tres décadas de violento conflicto entre republicanos católicos y unionistas protestantes.

La cuestión volvió durante el encuentro del británico con la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel.  

«El acuerdo del Viernes Santo y la paz en la isla de Irlanda son primordiales. Negociamos un protocolo para preservarlos, firmado y ratificado por el Reino Unido y la Unión Europea» y «ambas partes deben implementar lo acordado», afirmaron después ambos.

Para Johnson, preservar este pacto también es esencial pero pidió a los europeos que muestren «pragmatismo y concesiones» sobre la aplicación de las disposiciones especiales en esta región.

Evitar otro desastre sanitario

En el plano sanitario, tras comprometerse a donar mil millones de vacunas a los países pobres para poner fin al COVID-19 lo antes posible, los líderes quieren encontrar la manera de evitar que se repita una crisis similar.

El G7 firmará la «Declaración de Carbis Bay», descrita por Johnson como un «momento histórico» para evitar otro desastre sanitario.  

«Con este acuerdo, las principales democracias del mundo se comprometerán a evitar que vuelva a producirse una pandemia mundial, para que la devastación causada por el COVID-19 no se repita», tuiteó.

Entre sus compromisos, reducir el tiempo de desarrollo de vacunas, tratamientos y diagnósticos, con la esperanza de estar listos en menos de 100 días a hacer frente a una enfermedad repentina.

También reforzar la vigilancia sanitaria y reformar la Organización Mundial de la Salud (OMS) para hacerla más fuerte.  

La declaración no se pronuncia sin embargo sobre la espinosa cuestión de suspender las patentes de las vacunas para acelerar su producción. Estados Unidos y Francia están a favor, pero Alemania se opone firmemente.  

En opinión de la oenegé Oxfam, el G7 es demasiado blando con la industria farmacéutica. «Esta declaración no resuelve los problemas fundamentales que impiden que las vacunas sean accesibles a la mayoría de la humanidad», aunque ello suponga renunciar a la propiedad privada de las patentes, denunció.

«Valores» democráticos

La segunda jornada de una cita que terminará el domingo tendrá además un tono marcadamente diplomático, con una defensa del multilateralismo y especial atención a China y Rusia.   Los líderes pretenden hacer valer sus «valores» como democracias liberales, según Merkel.

Sin embargo, la Casa Blanca aseguró que no quiere poner el foco en Pekín.  

«No se trata de empujar a los países a elegir entre Estados Unidos y China. Se trata de ofrecer otra visión y otro enfoque», afirmó un alto responsable estadounidense.  

Según afirmó, Estados Unidos anunciará el sábado una nueva iniciativa mundial de infraestructuras que invertirá cientos de miles de millones de dólares en países pobres y emergentes.

Este plan, dirigido principalmente a África y Asia, busca contrarrestar la iniciativa de China con las «nuevas rutas de la seda», grandes proyectos de infraestructuras destinados a reforzar su influencia internacional. 

Los líderes terminarán la jornada en un ambiente más cordial, compartiendo una barbacoa al atardecer en la playa de Carbis Bay, la localidad costera del suroeste del país donde se celebra la cumbre, con malvaviscos asados al fuego de leña y un cóctel frío en el menú.