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Primer ministro de Etiopía es investido para un segundo mandato en pleno conflicto en Tigré

El primer ministro de Etiopía, Abiy Ahmed, fue investido este lunes para un segundo mandato de cinco años, en un contexto complejo por el devastador conflicto en la región de Tigré, en el norte del país.

Abiy, cuyo Partido de la Prosperidad obtuvo una aplastante victoria en las elecciones de junio, prestó juramento este lunes por la mañana ante el presidente de la Corte Suprema etíope, Meaza Ashenafi.

La victoria electoral, que su gobierno considera un espaldarazo a las reformas democráticas iniciadas desde que llegó al poder en 2018, está empañada por la guerra en Tigré.

Decenas de miles de personas mueren en esta región y cientos de miles se enfrentan a condiciones de hambruna, según la ONU, lo que ensombrece el prestigio del mandatario, ganador del premio Nobel de la Paz de 2019.

Datos

Los combates se han extendido a las regiones vecinas de Afar y Amhara, y Tigré entró en lo que la ONU calificó de bloqueo humanitario de facto que hace temer una hambruna masiva como la que vivió Etiopía en los años 80.

No está claro si la investidura de Abiy alterará el curso de la guerra en la que las fuerzas gubernamentales se enfrentan al rebelde Frente de Liberación del Pueblo de Tigré (TPLF), que dominaba la política nacional antes del ascenso de Abiy.

El equipo de Abiy, que culpa a los rebeldes del inicio de la guerra en noviembre pasado con ataques al ejército, estima que se podrían tomar medidas conciliatorias, como dejar de considerar al TPLF como grupo terrorista, después de la formación del nuevo gobierno.

«La posición es que cualquier cambio en la forma de abordar el conflicto con las fuerzas de Tigré solo puede darse después de la formación del nuevo gobierno», considera el analista William Davison, del International Crisis Group.  

Socios internacionales como Estados Unidos, que amenazó con aplicar sanciones, «observarán de cerca para ver si hay cambios», indicó Davison a la AFP.

Decepcionados

Las relaciones con la comunidad internacional se complicaron la semana pasada cuando el ministerio etíope de Relaciones Exteriores anunció la expulsión de siete altos cargos de la ONU, incluyendo los jefes locales de UNICEF y la oficina de Coordinación Humanitaria.  

Les dieron 72 horas para marcharse del país. La ONU protestó formalmente ante el gobierno etíope.

Las potencias occidentales se sintieron «defraudadas» con Abiy, lo cual podría afectar a las relaciones exteriores de Etiopía en su segundo período, según Cameron Hudson, del Centro África de Atlantic Council.

«Occidente probablemente vuelva a un manual estratégico que conoce: presionar donde sea posible, involucrarse donde haga falta y esperar a ver mejores alternativas», dijo Hudson a AFP.

Abiy llegó al poder después de varios años de protestas antigubernamentales contra la coalición encabezada por el TPLF y prometió romper con el pasado autoritario de Etiopía, así como celebrar las elecciones más democráticas que el país haya visto.

Este año, algunos partidos de oposición optaron por boicotear las elecciones. Se quejaban de que sus candidatos fueron detenidos y sus oficinas vandalizadas.

Además no hubo votación en Tigré, mientras que los comicios por otros 83 escaños parlamentarios se aplazaron por motivos de seguridad o logísticos.

La semana pasada se celebraron elecciones para 47 de esos escaños en tres regiones. Los resultados, que no alteran el balance de fuerzas en el parlamento, se conocerán en los próximos días.

(04/10/2021)