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Las costas de Sudán en el centro de una batalla

Los puertos sudaneses, incluido Port Sudan actualmente bloqueado por manifestantes, así como varias islas en el Mar Rojo, despiertan el apetito comercial e intereses militares de muchos países, aseguran expertos.

Con una longitud de 714 km, que van desde Egipto en el norte, hasta Eritrea en el sur, la rica costa sudanesa –tanto en oro como en biodiversidad marina–, ha sido un foco de batallas de influencia y alianzas a lo largo de décadas.

Esto ocurría inclusive bajo el regimen del dictador Omar al Bashir, derrocado por una revuelta popular en 2019 tras 30 años de ejercer el poder.

«Los puertos sudaneses sobre el Mar Rojo se encuentran en una encrucijada comercial para muchos países como Chad, Etiopía y República Centroafricana», explica a la AFP Ahmed Mahjub, director de los muellesde Port Sudan, en el noreste y que cuenta con varias terminales.  

Desde hace un mes, el principal puerto de Sudán ha sido paralizado en gran parte por manifestantes que acusan a Jartum de no brindar al Este del país la representación que merece entre las nuevas autoridades del gobierno.  

En consecuencia, la mayoría de los buques han sido desviados hacia otros puertos de la región, sobre todo egipcios.

‘Rosario’ de islas’

Esta movilización es solamente el último capítulo de una larga puja por hacerse con el poder de las costas sudanesas sobre el Mar Rojo, teñidas por su manglares y corales.  

Otro puerto sobre la costa sudanesa, Suakin, floreciente a nivel comercial bajo el Imperio Otomano fue abandonado desde la construcción por parte de los británicos a comienzos del siglo XX de Port Sudan, a sólo 30 km hacia el norte.  

A finales de 2017, Bashir había firmado un contrato de arrendamiento por 99 años con el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, para que Ankara se encargara de restaurar Suakin, conocido sobre todo por sus suntuosos edificios en piedra caliza coralina construidos bajo el imperio del faraón Ramsés II y cuyos vestigios todavía son visibles.

Actualmente, se realizan las obras de renovación de los edificios históricos de la península, en tanto que las vinculadas a infraestructuras portuarias aún no han empezado, constataron periodistas de la AFP.

Este acuerdo entre Ankara y Jartum provocó la inquietud de los grandes rivales regionales sunitas de Turquía, Arabia Saudita y Egipto, ambos bordeados por el Mar Rojo y que temen que Ergodan extienda su influencia en esta región.

Sudán también cuenta con muchas islas que, de acuerdo a expertos, son «vitales para su seguridad nacional». «Pero se encuentran deshabitadas y, por lo tanto, pueden ser utilizadas para actividades ilegales, tales como el contrabando», advierte el especialista sobre el Mar Rojo Ahmed Abdelaziz.

Juntas, alcanzan una superficie de 23.100 km2, destaca Shaima Abdelsamí, también universitaria. Ésta es equivalente a la de Yibutí, país situado más al sur, que alberga bases militares francesas y estadounidenses, en particular.

Corredor clave

Con semejante superficie, estas islas podrían servir como puestos de observación o terreno adecuado para realizar maniobras militares, afirma Abdelsamí.

Y esto no se le ha escapado a nadie. Bajo la dictadura de Bashir, Irán desplegó barcos allí para disgusto de su archienemigo saudita.  

En 2017, el autócrata –entonces bajo sanciones impuestas por Estados Unidos–, también miró hacia Moscú. Entonces negoció con el presidente Vladimir Putin la construcción de una base naval en Port Sudan, capaz de albergar hasta unos 300 hombres, militares y civiles, e inclusive barcos a propulsión nuclear.  

El año pasado, tras la caída de Bashir, Rusia anunció que había alcanzado un acuerdo con Jartum, el cual preveía la construcción y gestión de esta base durante un periodo de 25 años.

Sin embargo, en junio pasado después de que Washington eliminara a Sudán de su lista de países que apoyan al terrorismo, éste indicó que «revisaría» el acuerdo con Rusia. 

Es que Estados Unidos también tiene su mirada puesta sobre el Mar Rojo. «Se trata de un corredor clave para las flotas estadounidenses», afirma Abdelsamí, puesto que «uniría a la Sexta Flota», con base en Italia, en el mar Mediterráneo, «con la Quinta Flota», ubicada en el Golfo, en Baréin.  

De ahí el motivo de «la carrera por el control de los puertos sudaneses», resume la especialista.

(20/10/2021)