Los rebeldes de Birmania buscan armas y unidad
Más de 1.300 civiles han muerto por las fuerzas de seguridad birmanas en los últimos meses, según la oenegé local Asociación de Asistencia a Prisioneros Políticos (AAPP)
La joven policía Nyein desertó después del golpe de Estado en Birmania y se entrena desde entonces con la guerrilla en una de las Fuerzas de Defensa del Pueblo, milicias ciudadanas que infligen habitualmente golpes al poderoso ejército birmano.
Antes del amanecer, la joven sale corriendo hacia las neblinosas colinas del estado de Kayah, en el este del país. Se abre paso por el barro y se detiene, con un palo de bambú a la espalda como si fuera un arma.
Como ella, un centenar de nuevos reclutas, estudiantes, funcionarios o vecinos de la zona se han integrado en uno de los campos de entrenamiento de las Fuerzas de Defensa de las Nacionalidades de Karenni (KNDF), el antiguo nombre de este estado.
Tras el golpe de Estado de febrero contra el gobierno civil de Aung San Suu Kyi, el ejército ordenó «disparar contra la gente», explica a AFP esta mujer de 24 años.
«Si, como policía, ya no puedo proteger a mi pueblo, mi deber es ponerme de su lado», argumenta.
Más de 1.300 civiles han muerto por las fuerzas de seguridad birmanas en los últimos meses, según la oenegé local Asociación de Asistencia a Prisioneros Políticos (AAPP). Un relator especial de Naciones Unidas habló de «probables crímenes contra la humanidad y crímenes de guerra».
En respuesta, las Fuerzas de Defensa del Pueblo (PDF) despliegan decenas de operaciones contra la junta militar, desde tiroteos a bombas artesanales.
Datos
Casi 400 carreteras y puentes han sido blanco de sus acciones desde febrero, según los medios oficiales, y decenas de antenas pertenecientes a un operador controlado por el ejército han sido destruidas.
«La rapidez con la que estos grupos se han movilizado, han conseguido armas y han desarrollado las tácticas y capacidades necesarias para tender regularmente emboscadas a las fuerzas del régimen es impactante», señala Richard Horsey, del gabinete de análisis International Crisis Group.
«Los militares parecen haber sido tomados por sorpresa y tienen problemas para desplegar respuestas tácticas eficaces», añade.
Entre ambos bandos se ha desencadenado una guerra de cifras.
La junta afirma haber perdido 75 soldados y 93 policías entre febrero y octubre. El gobierno clandestino de unidad nacional estima que 3.000 soldados birmanos murieron entre junio y noviembre en combates con las PDF.
(08/12/2021)