En la frontera de EEUU, cuánto más alto es el muro, mayor el saldo humanitario
El muro, que en su mayor parte es una reja de barrotes muy gruesos, bordea el país al sur a través de colinas y dunas, adentrándose incluso a las aguas del Pacífico

El muro fronterizo en San Diego, California
Imagen: AFP
Fracturas expuestas, órganos perforados y un aborto involuntario: el doctor Jay Doucet ha visto la gravedad de sus pacientes aumentar a la par de la altura del muro fronterizo de Estados Unidos, con miles de migrantes que arriesgan su vida para evadir el bloqueo impuesto por el llamado Título 42.
«Tú y yo no saltaríamos una pared de 9,1 metros, pero ellos sí, es desespero», comenta Doucet, jefe de traumatología del Hospital de la Universidad de California, San Diego, quien ha visto aumentar el número de heridos y muertos a la par de la altura del muro fronterizo.
Un estudio de Doucet y varios colegas publicado en abril contabiliza 67 pacientes en San Diego entre 2016 y 2018 vinculados al muro. Pero desde 2019, cuando varios tramos fueron elevados de 5,4 a 9,1 metros por órdenes del expresidente Donald Trump, han sido internados 375, y 16 han fallecido.
‘No podíamos volver’
«Tenemos evidencia empírica clara de que estos muros más altos no detienen ni desvían los flujos migratorios, pero sí ocasionan más heridos y de mayor gravedad», dice Carlos González Gutiérrez, cónsul de México en San Diego, quien ha acompañado la hospitalización de cientos de mexicanos en la ciudad californiana.
El muro, que en su mayor parte es una reja de barrotes muy gruesos, imposibles de sujetar con las manos, bordea el país al sur a través de colinas y dunas, adentrándose incluso a las aguas del Pacífico en la playa Imperial.
Si de lejos es imponente, de cerca parece inabordable.
«Yo no sé cómo subí, todo fue muy rápido, cuando vi, ya estaba del otro lado», contó M., una inmigrante que dejó Colombia junto a su familia que estaba bajo amenazas. Su hija, sin embargo, se fracturó el tobillo y permaneció varias semanas hospitalizada.
En busca de asilo, la familia no acudió ante las autoridades por temor a que su caso fuese descartado bajo el Título 42, la política sanitaria que Estados Unidos implementó en la frontera durante la pandemia basándose en una ley de 1893, y que permite la expulsión inmediata de cualquier persona sin visa, incluso de quienes buscan asilo. El muro la asustó, pero no la detuvo: «No podíamos volver».
«Durante la pandemia, muchos migrantes en busca de asilo se desesperan al no tener formas de presentarse de forma legal. Esto los lleva a seguir rutas peligrosas a través del desierto, de las montañas o del océano», dice Pedro Ríos, de la ONG Comité de Servicio de los Amigos de Estados Unidos.
Washington anunció que anularía la medida el 23 de mayo, pero con la oposición de varios gobernadores, la justicia tiene la palabra final.
«El título 42 ha generado un enorme sufrimiento humano», explica Aaron Reichlin-Melnick, asesor político principal del Concejo Estadounidense para Migración, una organización sin fines de lucro. «2021 y 2022 serán los años más mortales para la gente cruzando en la frontera».
Las autoridades registraron 557 muertes en la frontera suroeste de Estados Unidos en 2021, más del doble de los 283 decesos en 2018, antes del Título 42 y de la elevación del muro.
«Los números continúan aumentando», dice el doctor Doucet, que ahora tiene siete pacientes vinculados al muro, uno en condición crítica con varias fracturas y lesiones en el colon y en los pulmones.
(20/05/2022)