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Wednesday 24 Apr 2024 | Actualizado a 08:25 AM

Identificados los restos del periodista británico Dom Phillips desaparecido en Brasil

Los restos de Phillips, de 57 años y colaborador del periódico The Guardian, estaban en un área señalada por el pescador Amarildo da Costa de Oliveira

El periodista británico Dom Phillips y el experto brasileño en la Amazonía brasileña Bruno Pereira

/ 17 de junio de 2022 / 23:43

La policía de Brasil anunció este viernes que se identificaron los restos del periodista británico Dom Phillips entre el «material» hallado en una remota zona de la Amazonía, donde uno de los sospechosos de su muerte dijo haberlo enterrado junto al cuerpo del experto brasileño Bruno Pereira.

«La confirmación se hizo con base en el examen de odontología forense combinado con antropología forense», indicó la autoridad en un comunicado.

La Policía Federal agregó que trabaja para establecer la «completa identificación» del material hallado en el lugar, donde se cree que también estaba sepultado el cuerpo de Pereira, un reconocido experto en pueblos indígenas, de 41 años.

Los restos de Phillips, de 57 años y colaborador del periódico The Guardian, estaban en un área señalada por el pescador Amarildo da Costa de Oliveira, conocido como ‘Pelado’, quien el martes confesó haber enterrado los cuerpos selva dentro, cerca de la ciudad de Atalaia do Norte.

Al día siguiente, ‘Pelado’, de 41 años y uno de los dos sospechosos capturados por el crimen, llevó a las autoridades hasta el lugar donde los sepultó. El otro detenido es su hermano Oseney.

La policía halló ahí los restos humanos y los trasladó en avión a Brasilia el jueves, donde un día después siguen bajo análisis, «para establecer las causas de las muertes, así como para indicar la dinámica del crimen y la ocultación de los cuerpos».

La Policía Federal anunció en un nuevo comunicado publicado la noche del viernes que busca a un tercer hombre, Jeferson da Silva Lima, de quien se desconoce su relación con el caso.

Versiones encontradas

Phillips y Pereira estaban en la Amazonía investigando para un libro sobre la conservación del medio ambiente.

Fueron vistos por última vez el 5 de junio, cuando se dirigían en barco a Atalaia do Norte. De ahí empezaron a retirarse este viernes buena parte de los militares, muchos de ellos fuertemente armados, desplegados para las labores de búsqueda, constataron periodistas de la AFP.

La ciudad está en el Valle de Javarí, que alberga una inmensa reserva indígena cerca de la frontera con Perú y conocida por su peligrosidad. Allí operan narcotraficantes, pescadores y mineros ilegales.

La policía dijo más temprano este viernes que sus investigaciones apuntan a que las bandas criminales que operan en la región no tienen relación con el doble asesinato.

«Los autores actuaron solos, sin que hubiera un autor intelectual u organización criminal detrás del crimen», afirmó en una nota.

Pero la Unión de Pueblos Indígenas del Valle de Javarí (Univaja), cuyos miembros participaron activamente en las búsquedas, refutó esa versión.

«No se trata solo de dos asesinos, sino de un grupo organizado que planificó en detalle el crimen», dijo Univaja en un boletín, explicando que las autoridades habían hecho caso omiso de numerosas denuncias sobre las actividades criminales en el territorio.

Temor entre indígenas

En abril, la organización envió un informe a las autoridades en el que explicaba que ‘Pelado’ estaba involucrado en actividades de pesca ilegal y ya había sido «acusado de ser el autor de ataques con armas de fuego en 2018 y 2019 contra una base de la Funai», la agencia gubernamental brasileña para asuntos indígenas.

Varios expertos creen que mucha de la pesca ilegal de especies amenazadas en el Valle del Javarí está bajo control de narcotraficantes, que utilizan la venta de pescado para blanquear el dinero de la droga.

Univaja se refiere a «una poderosa organización criminal que intentó a toda costa cubrir sus huellas durante la investigación» del doble asesinato, recordando que Bruno Pereira, trabajador de la Funai, ya había sido amenazado de muerte.

Tras la salida de las autoridades, una vez culminado el rescate de los cuerpos, la población teme por su seguridad luego de haber participado en las operaciones de búsqueda y denunciado actividades ilícitas, dijo a AFP el coordinador general de Univaja, Paulo Marubo.

«La Policía Federal quiere retirar el equipo y dejar a las otras personas, las que sirvieron de testigos, con sus vidas en riesgo. Nosotros vamos a seguir viviendo aquí, y el Estado no les va a proporcionar la menor seguridad», afirmó Marubo, quien dice haber recibido amenazas.

El caso de Phillips y Pereira suscitó una ola de solidaridad internacional y encendió nuevamente críticas contra el gobierno del ultraderechista Jair Bolsonaro, acusado de alentar las invasiones de tierras indígenas y de sacrificar la preservación de la Amazonía para su explotación económica.

Estados Unidos pidió este viernes «justicia» por los asesinatos y protección a los defensores del medio ambiente.

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Intensa búsqueda de desaparecidos en Petrópolis por temporal que dejó más de 100 muertos

Unos 500 bomberos, con la ayuda de cientos de voluntarios, perros, máquinas excavadoras, camiones, botes y una decena de aeronaves se emplean en las tareas de rescate.

/ 17 de febrero de 2022 / 17:08

Rescatistas y voluntarios buscaban este jueves desesperadamente a los desaparecidos bajo la lama causada por las lluvias torrenciales que ya dejaron al menos 110 muertos en la ciudad brasileña de Petrópolis, mientras el tiempo se agota y hay riesgo de nuevos deslizamientos y precipitaciones.

Los vecinos seguían rebuscando entre el lodo a los desaparecidos por los ríos correntosos que el martes arrastraron todo al pasar y dejaron un reguero de destrucción en esa antigua ciudad imperial en una zona serrana al norte de Rio de Janeiro que registra sus peores lluvias en 90 años.

En Alto da Serra, uno de los barrios más afectados por el furioso temporal, la actividad era frenética.

«Desgraciadamente va a ser difícil encontrar a alguien con vida. Como está todo, es prácticamente imposible, pero por lo menos (hay que) entregar los cuerpos para que la familia pueda enterrarlos y hallar sosiego», explicó a la AFP Luciano Gonçalves, un voluntario de 26 años, cubierto de barro, mientras con una pala y una azada en las manos rebuscaba entre la lama.

Otro vecino, Anderson Mota Barreiros, de 37 años, escarbaba apresuradamente en busca de su hermana, entre lamentos por la falta de ayuda.

Según las autoridades, unos 500 bomberos, con la ayuda de cientos de voluntarios, perros, máquinas excavadoras, camiones, botes y una decena de aeronaves se emplean en las tareas de rescate.

Otros que perdieron a sus familiares en los casi 300 deslizamientos permanecían sentados delante de sus casas con la mirada perdida entre tanta destrucción.

Cifras de desaparecidos

Por ahora hay 110 muertos confirmados y 24 rescatados, mientras que las cifras de desaparecidos bajo la lama son confusas, debido a los pocos cuerpos identificados, que por ahora es de 33.

La Policía Civil afirma que hasta este jueves hubo «134 registros de desaparición». El Ministerio Público dijo a la AFP que en su servicio de localización de personas siguen registrados 35.

Hasta ahora, unas 700 personas desplazadas fueron trasladas a refugios improvisados, la gran mayoría en escuelas públicas.

Tras su viaje a Rusia y Hungría, el presidente Jair Bolsonaro visitará el viernes por la mañana la zona afectada de esta ciudad turística, donde los familiares ya están empezando a enterrar a sus muertos.

«Más lluvias fuertes» La situación amenaza con empeorar en las próximas horas.

El gobierno brasileño alertó el miércoles de un riesgo «muy alto» de nuevos deslizamientos de tierra en esa zona, debido a la previsión de más lluvias para los próximos días que podrán causar nuevas «inundaciones».

Defensa Civil advirtió también el jueves de que «hay previsión de lluvias fuertes para la tarde y la noche», lo que puede complicar todavía más las tareas de rescate.

Según los expertos, la tragedia es consecuencia de una combinación de factores, entre estos una lluvia en seis horas superior a la media histórica de todo febrero, la topografía de la región y la existencia de grandes barriadas de casas precarias, muchas de ellas construidas de manera ilegal, en las escarpadas zonas de riesgo.

Un azote para los pobres

El gobernador de Rio de Janeiro, Claudio Castro, dijo que «la peor lluvia desde 1932» unió una «tragedia histórica» y «un déficit que realmente existe» en infraestructura y vivienda.

Para Estael Sias, meteoróloga de la agencia Metsul, los platos rotos de esta combinación de desastres climáticos y urbanismo sin control los pagan los más pobres.

«Los que terminan teniendo que vivir en estas regiones de riesgo son los más vulnerables, los que están más expuestos a este tipo de situaciones. Y eso sin contar que estamos viviendo una crisis económica producto de la pandemia que lo empeoró todo, porque la cantidad de personas que salieron de áreas que no estaban en riesgo para instalarse en áreas de riesgo sin duda aumentó», explicó.

Brasil ha vivido en los tres últimos meses episodios de intensas lluvias, especialmente en los estados de Bahia (nordeste) y de Minas Gerais (sudeste), que han dejado decenas de muertos y causado destrozos en centenares de municipios.

Los científicos sostienen que, debido al cambio climático, los fenómenos meteorológicos extremos serán cada vez más recurrentes.

En enero de 2011 más de 900 personas murieron en la región serrana del estado de Rio por las fuertes lluvias que causaron fuertes destrozos en varias ciudades, entre ellas Petrópolis.

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