La sequía potencia las tensiones sobre la gestión del agua en España
Las reservas de agua españolas cayeron al 40,4% de su capacidad a principios de agosto, 20 puntos por debajo de la media
Vacas en un campo seco
Imagen: AFP
Asfixiada por una sequía histórica, y bajo la creciente amenaza de la desertificación, España se cuestiona cómo debe administrar sus recursos hídricos, que hasta ahora dedica en su mayoría a regar las tierras agrícolas.
Ante la falta de precipitaciones, «debemos ser extremadamente cuidadosos y responsables en lugar de mirar para otro lado», advirtió recientemente la ministra española de Transición Ecológica, Teresa Ribera, anticipando la llegada de «episodios de máxima tensión».
Como Francia o Italia, la península ibérica encadena olas de calor extremo este verano, tras un invierno muy seco.
Las reservas de agua españolas cayeron al 40,4% de su capacidad a principios de agosto, 20 puntos por debajo de la media para esta época en los últimos diez años.
Las autoridades han tenido que tomar medidas de urgencia para limitar el consumo de agua, en regiones como Cataluña (noreste) o Andalucía (sur), donde el nivel de las reservas no supera el 25% en la cuenca del Guadalquivir, que riega toda la región.
«La situación ahora es absolutamente dramática», tanto para el «agua superficial» como para «los acuíferos», señala Rosario Jiménez, profesora de Hidrología en la Universidad de Jaén, en Andalucía.
Una situación que es todavía más preocupante ya que deriva de un contexto general de cambio climático.
Al límite
En España, sin embargo, la falta de agua no es ninguna novedad. El país llegó a convertirse incluso en un modelo de adaptación ante las precipitaciones irregulares, gracias a sus transvases de agua entre cuencas hidrográficas y sus numerosos embalses, construidos para garantizar el abastecimiento de las ciudades y zonas agrícolas.
A lo largo del siglo XX, se construyeron 1.200 grandes presas, un récord europeo si se compara con la cantidad de habitantes.
España pasó de 900.000 a 3.400.000 hectáreas de regadío, según destaca el Ministerio de Transición Ecológica en su página web, donde afirma que «el sistema de gobernanza del agua de España es un ejemplo de éxito».
Pero para muchos expertos, esta estructura está mostrando ya sus límites. Los embalses «han servido», pero también «han favorecido la «sobreexplotación» del agua y un descenso de su calidad, al modificar el curso natural de los ríos y su regeneración, según Julio Barea, responsable de campaña para Greenpeace España.
Para el Consejo científico de la cuenca Ródano-Mediterráneo, organismo francés que reúne a especialistas de hidrología, «el modelo español» solo se sustenta «en la medida en que los recursos de agua estén suficientemente disponibles» para permitir que se llenen los embalses.
Y ahora «parece que estos límites físicos están cerca», según estima en un informe. «Las evoluciones climáticas ya en curso, y que perdurarán en las próximas décadas, acentuarán el riesgo de problemas, cuya gravedad también podrá deberse a las pocas posibilidades de adaptación» del modelo actual.
(08/08/2022)