Isquia, emblema del drama de la construcción ilegal en Italia
Las construcciones ilegales en Italia, edificadas sin permiso, son un fenómeno frecuente en un país con buena parte de su territorio en riesgo, agravado por el cambio climático.

Una casa en el barrio alto de Casamicciola Terme, en Isquia, donde tuvo lugar la avalancha. Foto: AP.
Isquia, una turística isla del sur de Italia donde un deslizamiento de tierra sepultó a once personas hace una semana, es víctima de su belleza y clima. Pero, también de una urbanización masiva e ilegal, aseguran expertos y políticos.
Muchos habían predicho la tragedia ocurrida en Isquia, un paraíso de aguas termales y playas turquesa situado en el golfo de Nápoles, debido a la gestión irresponsable del territorio.
«Esto se ha convertido en una bomba de relojería», denunció la sección italiana de Fondo Mundial para la Protección de la Naturaleza (WWF) poco después del drama.
Para los defensores del medio ambiente, la construcción salvaje de casas sin permiso, es una de las mayores causas de la tragedia junto con el cambio climático. Es que muchas de ellas fueron instaladas en zonas de alto riesgo hidrogeológico.
«Es hipócrita llorar a las víctimas mientras se sigue construyendo donde no se debe», fustigó la oenegé.
La excesiva urbanización es uno de los factores que hacen que el terreno sea incapaz de absorber grandes cantidades de agua de lluvia. Así lo señaló incluso la mayor organización del sector agrícola, Coldiretti.
Del monte Epomeo, el más alto de la isla, llegó una avalancha de fango y agua que se abatió sobre esa localidad. De esta forma sepultó las casas construidas en la zona más alta junto con sus habitantes, entre ellos varios niños y un recién nacido.
Las construcciones ilegales en Italia, edificadas sin permiso, son un fenómeno frecuente en un país con buena parte de su territorio en riesgo, agravado por el cambio climático.
Alto riesgo hidrogeológico
«El triste y generalizado fenómeno de la construcción ilegal es una de las causas de los desastres, un tema que no se puede evitar más». Así lo admitió el ministro de Protección Civil y Políticas del Mar, Nello Musumeci.
«El 49% del territorio de Isquia está clasificado entre alto o muy alto riesgo de deslizamientos de tierra, con más de 13.000 personas viviendo en esas áreas». Reconoció por su parte, el ministro de Medio Ambiente, Gilberto Pichetto.
El problema de los deslizamientos, derrumbes y desprendimientos, incluso de un glaciar, afecta a toda la península. Ante ello, las autoridades estudian un programa imponente de prevención que contemple intervenciones estructurales para garantizar la seguridad de todo el territorio.
El 93,9% de los municipios italianos corren riesgo de deslizamientos de tierra, inundaciones o erosión costera. Así lo determina el último informe del Instituto Superior para la Protección e Investigación Ambiental (ISPRA).
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Amnistías
Ante la multiplicación de las construcciones anárquicas, la solución más aplicada en Italia han sido las amnistías. Pero es un trámite burocrático y complicado, cuya respuesta por parte de la administración pública tarda años en llegar.
Sólo en Isquia se presentaron unas 27.000 solicitudes de amnistía en los últimos años. Y cuando la justicia decide derribar un edificio ilegal, sus ocupantes suelen ingeniárselas para evitarlo, incluso recurriendo a niños, ancianos y hasta enfermos.
«La presencia de menores justifica que la destrucción sea aplazada», declar Aldo De Chiara, un fiscal de Nápoles jubilado y especializado en la lucha contra las construcciones ilegales.
Para algunos isleños y varios alcaldes locales, el deslizamiento no fue provocado por las construcciones, sino por falta de mantenimiento y una excesiva deforestación.
«Cuando hay un deslizamiento de tierra en el norte de Italia, se habla de cambio climático, cuando es en el sur, hablamos de construcción ilegal». Así lo afirmó a la AFP Sergio Piro, a cargo de un hotel en Casamicciola Terme.
«El tramo de montaña se desprendió porque no se hicieron obras preventivas, no se limpiaron los canales de drenaje», sostuvo.
«Escuché un gran ruido cuando el torrente de rocas y tierra arrasó las primeras casas», contó Piro, quien subrayó que el resto de la isla de Isquia sigue funcionando con normalidad.