Icono del sitio La Razón

Los talibanes prohíben a las mujeres trabajar en oenegés en Afganistán

El gobierno talibán de Afganistán prohibió a oenegés emplear a mujeres por no respetar el código de vestimenta. Foto: Pulso.

El gobierno talibán de Afganistán prohibió a oenegés emplear a mujeres por no respetar el código de vestimenta. Foto: Pulso.

El gobierno talibán de Afganistán ordenó este sábado a las organizaciones no gubernamentales (oenegés) dejar de emplear a mujeres porque no estaban respetando el debido código de vestimenta. Fue el mismo argumento por el que hace cuatro días excluyó a las mujeres de las universidades del país.

«Ha habido graves quejas sobre el incumplimiento del uso del hiyab islámico y otras normas y reglamentos relacionados con el trabajo de las mujeres». Así dice una notificación enviada a todas las oenegés.

Un portavoz del ministerio de Economía confirmó que esa cartera envió la orden a las ONG.

«En caso de incumplimiento de la directiva (…) se cancelará la licencia de la organización que fue expedida por este ministerio», especifica la notificación.

Dos oenegés internacionales con las que habló AFP confirmaron que habían recibido el comunicado del ministerio.

«A partir del domingo suspendemos todas nuestras actividades». Así declaró, bajo anonimato, un alto funcionario de una organización internacional, que lleva a cabo acciones humanitarias en varias zonas remotas del país. «Pronto tendremos una reunión de las directivas de todas las ONG para decidir cómo manejar este tema», agregó.

También puede leer: El imán de Al Azhar afirma que prohibir a las mujeres asistir a las universidades va en contra de la sharia

Son decenas

Decenas de oenegés nacionales e internacionales trabajan en múltiples sectores en áreas remotas de Afganistán, y gran parte de su personal son mujeres.

Este anuncio se produce solo cuatro días después de que el gobierno talibán decidió prohibir indefinidamente a las mujeres afganas asistir a universidades públicas y privadas del país.

El ministro de Educación superior, Neda Mohammad Nadeem, explicó en una entrevista televisiva el motivo. Él dijo que tomó esta decisión porque las «estudiantes que iban a la universidad (…) no respetaron las instrucciones sobre el hiyab».

«El hiyab es obligatorio en el islam», insistió, refiriéndose a que las mujeres en Afganistán deben cubrirse la cara y todo el cuerpo. Según él, las niñas que estudiaban en una provincia lejana de su domicilio «no viajaban tampoco con un ‘mahram’, un acompañante masculino adulto».

Rara manifestación de hombres

El sábado unos 400 estudiantes de Kandahar, cuna del movimiento islamista fundamentalista, boicotearon un examen en solidaridad con las alumnas. Además realizaron una manifestación, dispersada por las fuerzas talibanas, que dispararon al aire, relató a AFP un profesor de la Universidad Mirwais Neeka.

Este nuevo ataque contra los derechos de las mujeres conmociona a muchas jóvenes afganas que ya habían sido excluidas de las escuelas secundarias. Además, ha provocado la condena internacional.

A pesar de sus promesas de ser más flexibles, los talibanes han vuelto a su rigurosa interpretación del islam, que marcó su primera etapa en el poder, entre 1996 y 2001.

Desde su regreso al poder en agosto de 2021, se han multiplicado las medidas en contra de las libertades, principalmente de las mujeres Y son quienes han sido excluidas progresivamente de la vida pública y de los centros educativos.

El 23 de marzo, los talibanes cerraron inesperadamente las escuelas secundarias apenas unas horas después de su esperada reapertura.

Varios miembros del poder dijeron que no había suficientes maestros ni dinero, pero también que las escuelas reabrirían una vez que se elaborara un programa de estudios islámicos.

Además de ser privadas de la educación, a las mujeres también se les prohíbe llevar a cabo trabajos gubernamentales o se les paga una miseria por quedarse en casa.

También tienen prohibido viajar sin estar acompañadas por un pariente varón y deben cubrirse con burka o hiyab al salir de sus casas.

En noviembre, los talibanes también les prohibieron entrar en parques, jardines, gimnasios y baños públicos.