El miedo empuja a los migrantes subsaharianos a partir de Túnez
Centenares de personas se manifestaron el sábado en la capital Túnez contra el discurso presidencial, tachado de ‘racista’.
Marfileños reunidos el 24 de febrero de 2023 en Túnez frente a la embajada de Costa de Marfil. Foto: AFP.
Constant llegó temprano a la embajada de Costa de Marfil en Túnez para pedir su repatriación; después de una ola de detenciones y de la diatriba del presidente tunecino, Kais Saied, contra los migrantes subsaharianos. «Queremos regresar a casa», dice, resignado.
Durante dos horas, decenas de taxis iban y venían de la misión diplomática; y transportaban a personas que llegaban con la esperanza de que el gobierno marfileño organice vuelos de regreso lo antes posible.
Tres jóvenes bajan de un coche conducido por una elegante tunecina. «Son empleadas de mi salón de belleza desde hace dos años. Las he acompañado para que se inscriban para salir de Túnez, donde ya no se sienten seguras»; explica a la AFP, pidiendo el anonimato.
Para Abubacar Dobe, director de la emisora Radio Libre Francophone -un medio comunitario africano-; «es evidente que hay una diferencia entre antes y después del discurso» del presidente Saied.
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Denuncia
El martes por la noche, el presidente tunecino anunció «medidas urgentes» contra la inmigración ilegal subsahariana en su país; denunciando la llegada de «hordas de clandestinos» y «una empresa criminal para cambiar la composición demográfica» de Túnez
Unas declaraciones que llevaron a la Unión Africana a expresar su condena, el viernes; y a invitar a sus Estados miembros a «abstenerse de todo discurso de odio de carácter racista que pueda perjudicar a las personas».
Centenares de personas se manifestaron el sábado en la capital Túnez contra el discurso presidencial, tachado de «racista»; y exigieron al jefe del Estado que pida perdón a la comunidad subsahariana.
«Cuando era solo el Partido Nacionalista Tunecino (abiertamente racista) o las redes sociales; la gente se decía que el Estado iba a protegerlos pero ahora se sienten abandonados», explica Dobe, señalando que él también ha sido blanco de amenazas telefónicas.