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Se inician negociaciones en Israel sobre reforma judicial que partió al país

Las protestas en Israel. Foto: AFP

El presidente de Israel, Isaac Herzog, abrió el martes una «reunión de diálogo» entre partidos oficialistas y opositores sobre la reforma de la justicia impulsada por el primer ministro conservador Benjamin Netanyahu, que escindió al país.

«Después de alrededor de una hora y media, el encuentro, que se desarrolló en un espíritu positivo, terminó». Así anunció el martes por la noche la oficina presidencial. «Mañana, el presidente Isaac Herzog continuará la serie de encuentros», agregó.

Este primera «reunión de diálogo» se produjo en la residencia de Herzog. Fue entre delegaciones de la coalición en el poder y las formaciones opositoras Yesh Atid y Partido de la Unidad Nacional, indicó el comunicado.

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Los dos principales dirigentes de esas formaciones opositoras centristas, Yair Lapid y Benny Gantz respectivamente, se habían dicho previamente dispuestos a entablar discusiones bajo la égida de Herzog.

Poco antes, el jefe del gobierno anunció que ponía en «pausa» su proyecto de reforma judicial. Esto ante la ola de protestas que desde enero sacuden a Israel y que en los últimos días paralizaron hospitales, aeropuertos y otros servicios.

«Cuando hay una posibilidad de impedir una guerra civil mediante el diálogo. Como primer ministro hago una pausa para el diálogo», declaró Netanyahu en un discurso televisado.

Estados Unidos, aliado tradicional de Israel, celebró la decisión, pero insistió en el abandono del proyecto.

«Al igual que muchos fuertes partidarios de Israel, estoy muy preocupado (…) No pueden seguir por este camino, y lo he dejado claro», dijo su presidente Joe Biden. Descartó invitar «en el corto plazo» a Netanyahu a la Casa Blanca.

Una «derrota aplastante»

El primer ministro expresó su voluntad de dar «una chance al diálogo» a fin de alcanzar un texto de mayor consenso en la sesión parlamentaria que se abrirá el 30 de abril.

Ese anuncio marcó un giro de su postura del jefe de gobierno, quien el domingo había destituido a su ministro de Defensa, Yoav Gallant, por abogar por esa misma decisión.

El Likud (derecha), partido de Netanyahu, confirmó su participación en el diálogo en la residencia de Herzog.

Los partidos opositores advirtieron que abandonarían «inmediatamente» la negociación si el gobierno enviaba al Parlamento una de las medidas más polémicas de la reforma, sobre la composición de la comisión que designa a los jueces.

Algunos analistas vieron ante todo en la iniciativa de Netanyahu una jugada para salir de apuros.

El primer ministro «supo cómo transformar, con palabras bonitas, una derrota aplastante en un empate», escribió Nahum Bernea, editorialista del diario Yediot Aharonot.

«Poco importa lo que diga o haga, me parece que no goza de mucha confianza. Ni siquiera entre los miles de manifestantes de derecha de ayer», agregó. Esto en referencia a la primera contramanifestación convocada el lunes en Jerusalén por los partidarios de la reforma.

El gobierno afirma que la reforma pretende reequilibrar los poderes, dando mayores atribuciones al Parlamento en detrimento de la Corte Suprema, a la que considera politizada.

Sus opositores sostienen en cambio que esa reforma compromete la independencia de la justicia y corre el riesgo de abrir la puerta a una vía autoritaria e iliberal.

Israel

La crisis reveló hondas divisiones en la tambaleante coalición de Netanyahu.

El ministro de Finanzas, Bezalel Smotrich, afirmó el lunes en Twitter que «no habrá vuelta atrás» con la reforma judicial.

Y el ministro de Seguridad Nacional, Itamar Ben-Gvir, llamó a sus seguidores a manifestarse a favor de las reformas.

El partido Poder Judío, de Ben-Gvir, reveló el lunes que la decisión de aplazar la legislación incluye un acuerdo de expandir su cartera, luego de que amenazara con renunciar si se paralizaba el proyecto.

El periodista político Yosi Verter publicó en el diario izquierdista Haaretz que la pausa fue «una victoria de los manifestantes, pero quien realmente doblegó y pisoteó (al primer ministro) es Itamar Ben-Gvir».

«Netanyahu salió de esta historia como una naranja exprimida», según Verter.

La crisis golpeó la imagen de la coalición ante la opinión pública israelí tres meses después de llegar al poder.

El Likud cayó siete puntos en una encuesta del canal 12, que vaticinó que el gobierno perdería su mayoría en el Parlamento de 120 escaños si se celebraran elecciones.