Una alta funcionaria de la ONU criticó el viernes al Consejo de Seguridad por no haber exigido responsabilidades a Corea del Norte por las múltiples pruebas de misiles que han infringido las sanciones, al afirmar que tal inacción ha permitido a Pyongyang seguir «sin restricciones».
«La falta de unidad y de acción en el Consejo de Seguridad hace poco para frenar la trayectoria negativa en la península coreana», dijo a los miembros del Consejo la subsecretaria general de la ONU para Asuntos Políticos y de Consolidación de la Paz, Rosemary DiCarlo.
«La RPDC [República Popular Democrática de Corea] no tiene límites, y otras partes se ven obligadas a centrarse en la disuasión militar», dijo, refiriéndose a Corea del Norte por las siglas de su nombre oficial completo.
«Como afirma la RPDC, es derecho de un Estado soberano lanzar un satélite y beneficiarse de las actividades espaciales. Sin embargo, las resoluciones del Consejo prohíben expresamente a la RPDC realizar cualquier lanzamiento con tecnología de misiles balísticos».
Sus comentarios se producen pocos días después de que fracasara el primer intento de Corea del Norte de poner en órbita un satélite espía militar, con su nuevo cohete Chollima-1 precipitándose al mar.
ONU deja tranquila a Corea del Norte
Dado que los misiles de largo alcance y los cohetes utilizados para lanzamientos espaciales comparten la misma tecnología, los analistas afirman que desarrollar la capacidad de poner un satélite en órbita proporcionaría a Pyongyang cobertura para probar misiles balísticos intercontinentales prohibidos.
A principios de esta semana, el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, condenó «enérgicamente» el lanzamiento militar norcoreano.
Aunque DiCarlo -otrora diplomática estadounidense- no señaló a ningún miembro en específico del Consejo de Seguridad, Estados Unidos volvió a señalar como culpables a Rusia y China.
La última vez que el Consejo mostró unidad sobre Corea del Norte fue en 2017.
Moscú y Pekín, a su vez, han culpado a Washington, al señalar las maniobras militares conjuntas de Estados Unidos con Corea del Sur como un punto de tensión en la situación de la península coreana.