La jefa de la División para Derechos Humanos del Servicio Europeo de Acción Exterior (EEAS), Luisa Ragher, ha mostrado ante el ministro sin cartera de Taiwán, Lo Ping Cheng, su rechazo a la pena de muerte y ha instado «aumentar esfuerzos» para abolirla.
Taiwán y la Unión Europea han mantenido este viernes unas consultas «abiertas y constructivas «en Bruselas, Bélgica. En la que han reiterado el compromiso de ambas partes para promover y proteger los Derechos Humanos; la democracia y el Estado de derecho, según un comunicado del EEAS.
«Las consultas han confirmado que la UE y Taiwán comparten valores y principios similares. Y un fuerte compromiso de cumplir con las normas internacionales de Derechos Humanos», reza el comunicado.
Además, han acordado «continuar los intercambios y la cooperación en materia de Derechos Humanos» tales como los derechos de los trabajadores migrantes y domésticos; las empresas y los Derechos Humanos, la igualdad de género y los derechos de las personas LGBTI.
La pena de muerte es el exponente máximo de pena cruel, inhumana y degradante. Amnistía Internacional se opone a la pena de muerte en todos los casos sin excepción, independientemente de quién sea la persona acusada; de la naturaleza o las circunstancias del delito, de su culpabilidad o inocencia y del método de ejecución.
A pesar de los esfuerzos pena de muerte Taiwán se sigue aplicando.
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