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Sin techo ni perspectivas, miles de palestinos de Gaza se agolpan en la frontera con Egipto

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Palestinos salen de Gaza por la frontera de Rafah con Egipto.

A Um Imad, de 70 años, le tomó tres días llegar a pie a Rafah, en el sur de la Franja de Gaza. En un laberinto de tiendas de campaña y productos a precios desorbitados, duerme a la intemperie, como miles de palestinos que huyen de los combates.

«No encontré refugio, no encontré una tienda de campaña, no encontré nada», cuenta la anciana desde esta ciudad costera, fronteriza con Egipto. 

A sus espaldas se forma una hilera de tiendas de campaña blancas. Algunas fueron colocadas a lo largo de un montículo de tierra arenosa, junto al cual se alzan verjas y alambres de espino.

La mayoría de los palestinos que malviven allí huyeron de Jan Yunis, unos 20 km más al norte y actual epicentro de las operaciones militares israelíes contra el movimiento islamista Hamás.

«Paso la noche en la calle, bajo una lluvia torrencial, sin encontrar refugio ni nada, y tengo conmigo a niños huérfanos que no tienen ni padre ni madre», cuenta angustiada Um Imad.

Cerca de ella, Abdalá Halas, de 24 años, vive la misma situación. «No sé dónde dormiremos», dice, con lágrimas en los ojos.

Según la ONU, 1,3 millones de personas están hacinadas en Rafah en «condiciones de desesperanza». En esta ciudad, las aguas residuales desembocan en calles llenas de basura.

Aunque ya pasaron más de tres meses desde el inicio de la guerra, las personas siguen llegando a pie, en carretas o amontonadas por decenas en la parte trasera de camionetas. Los vehículos funcionan con diésel ante la escasez de gasolina.

Los gazatíes huyen de una zona a otra en este pequeño territorio de 365 km2 y 2,4 millones de habitantes. Los combates empezaron en el norte, pero se extendieron al sur.

Palestinos

La guerra estalló el 7 de octubre, con la incursión de comandos islamistas en el sur de Israel, que provocaron la muerte de unas 1.140 personas, en su mayoría civiles, y secuestraron a cerca de 250, según un balance de la AFP realizado a partir de datos oficiales israelíes.

En respuesta, Israel lanzó una ofensiva aérea y terrestre en Gaza, que ha dejado hasta el momento 26.257 muertos, en su mayoría mujeres, niños y adolescentes, según el ministerio de Salud del territorio.

En Rafah, las calles están tan llenas que los vehículos avanzan a paso de tortuga. Decenas de vendedores ambulantes tratan de hacerse paso entre la multitud con sus mercancías bajo los brazos. 

Venden los pocos productos de primera necesidad que han entrado a Gaza, pero al doble del precio normal, sobre todo conservas, colchones, cobijas y tiendas de campaña. Un paquete de papas fritas cuesta ocho séqueles (unos dos dólares), ocho veces más que antes de la guerra.

Hind Ahmed espera junto a sus tres hijos que se pare un taxi o un carreta. Quiere ir a la tienda de campaña que instaló su marido.

«Nos quedamos en una escuela durante más de un mes con más de 50 personas, pero la situación se volvió catastrófica», cuenta. «Por eso decidimos ir a vivir una tienda de campaña, pese al frío», explica esta madre de 29 años.

«Lo que está ocurriendo no tiene sentido. ¡Que abran los puntos de paso para que nos podamos ir! Ya no queda nada en Gaza: no hay escuelas, ni educación ni productos de primera necesidad», dice desesperada.

Un hombre cruza la calle y la interrumpe enfadado: «No nos iremos de Gaza, los judíos vinieron aquí y son ellos los que deberían irse», espeta.

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