AI condena las presiones de Rusia contra la madre de Navalni para que entierre a su hijo en un funeral privado
Ha resaltado que el motivo principal de estas amenazas es intentar ocultar "lo que le han hecho al cuerpo"
PLa gente sostiene retratos del fallecido líder de la oposición rusa Alexei Navalny durante una vigilia con velas en el centro de Zagreb el 23 de febrero de 2024. DAMIR SÉNCAR / AFP
La ONG Amnistía Internacional (AI) ha condenado este viernes las presiones de las autoridades rusas contra Liudmila Navalnaya, la madre del fallecido opositor ruso Alexei Navalni, a quien han amenazado con enterrar el cadáver en el territorio de la misma cárcel en la que murió si se niega a celebrar un funeral privado.
«Este es un intento flagrante de las autoridades rusas de causar más sufrimiento a una madre ya afligida al negarle la oportunidad de enterrar a su hijo con dignidad y de acuerdo con sus propios deseos con respecto a un funeral público o privado», ha indicado la secretaria general de AI, Agnès Callamard, en un comunicado.
En este sentido, ha resaltado que el motivo principal de estas amenazas es intentar ocultar «lo que le han hecho al cuerpo». «La muerte de Alexei Navalni la causaron las autoridades rusas. Tarde o temprano sabremos la verdad», ha sentenciado.
Según Callamard, al «tratar de ocultar las pruebas de sus crímenes», Moscú inflinge «malos tratos y sufrimiento adicional a la familia». Por ello, ha exigido a las autoridades rusas la entrega inmediata del cadáver y una «investigación independiente sobre la causa de la muerte».
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Funeral privado
«La cobardía del Kremlin es evidente. Esto no es más que una débil estratagema para impedir que los partidarios de Navalni ofrezcan su respeto y ejerzan su derecho a disentir pacíficamente contra un régimen que ha demostrado un tratamiento despiadado a las voces críticas», ha agregado.
El Servicio Penitenciario Federal del distrito autónomo ruso de Yamalia-Nenetsia anunció la muerte de Navalni tras «encontrarse mal durante un paseo». Moscú rechazó las críticas por su fallecimiento y pidió esperar a los resultados oficiales de la autopsia.
El activista de 47 años llevaba encarcelado desde su detención en enero de 2021 cuando regresó a Moscú desde Berlín, donde había estado recuperándose de un envenenamiento que tanto él como los gobiernos occidentales atribuyeron al servicio de seguridad del presidente ruso, Vladimir Putin.