Venezuela y Guyana rebajan la tensión durante la cumbre anual de la Celac
Este viernes ambos dirigentes confirmaron ese acercamiento al intercambiarse regalos y estrecharse la mano.
El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro (centro), le da la mano al presidente de Guyana, Irfaan Ali (derecha), durante la Cumbre de la CELAC. MARCELO GARCÍA / Presidencia venezolana / AFP
Venezuela y Guyana escenificaron este viernes un acercamiento y una rebaja de sus tensiones fronterizas durante la octava cumbre anual de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), celebrada en la isla caribeña de San Vicente y las Granadinas.
«Queremos la paz, queremos prosperidad para nuestros vecinos y para todos en esta región», dijo el presidente guyanés, Irfaan Ali, en la audiencia plenaria del grupo. «Estoy dispuesto a hablar con el presidente (venezolano Nicolás) Maduro sobre cualquier aspecto que pueda contribuir a mejorar la relación entre nuestros dos países».
Los dos países se convirtieron en los protagonistas de la cumbre por la situación del Esequibo. Es un territorio rico en petróleo administrado por Guyana, pero que Venezuela reclama como suyo.
La situación hizo temer el estallido de un conflicto armado en diciembre, antes de que Maduro y Ali se comprometieran a no usar la fuerza ni aumentar la tensión; en un proceso en el que medió la Celac.
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Acercamiento
Este viernes ambos dirigentes confirmaron ese acercamiento al intercambiarse regalos y estrecharse la mano. Ali le entregó una botella de ron y una medalla de su país a Maduro, que agradeció el gesto con una caja llena de productos venezolanos.
El encuentro de la Celac contó con presidentes de izquierda como el brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, el colombiano Gustavo Petro y el cubano Miguel Díaz-Canel, así como del secretario general de la ONU, António Guterres.
Países gobernados por la derecha enviaron figuras de menor nivel, como Ecuador, representado por su embajadora en San Salvador.
«América Latina y el Caribe han demostrado que la unión por la paz es posible; y marca la diferencia», dijo Guterres en su discurso en la asamblea plenaria.
El secretario general alertó, sin embargo, sobre la violencia en Ecuador, enfrascado en una guerra contra los narcotraficantes, y en Haití.
Respecto al pequeño país caribeño, insistió en la necesidad de lograr una solución política y de brindarle apoyo financiero para detener su crisis actual.
Cumbre anual
La presidenta de Honduras, Xiomara Castro, se sumó al llamamiento a la paz en la región; aunque rechazó cualquier injerencia de potencias exteriores a los 33 Estados de la Celac.
«Hoy debemos ratificar nuestro compromiso de que nunca un pueblo de América Latina y el Caribe usará la violencia contra un país hermano», declaró Castro, que asume la presidencia ‘pro tempore’ del grupo regional creado en 2010.
«Las diferencias de los países de este bloque deben ser resueltas entre nosotros y nosotras mismos, sin intromisiones o presiones externas, con el diálogo como herramienta y pensando siempre en el bienestar regional y la autodeterminación de los pueblos», añadió la mandataria en una posible alusión a Estados Unidos.
El gigante norteamericano recibió críticas menos veladas de Petro, que calificó de «fracasada» la guerra contra las drogas emprendida desde Washington.
«Nosotros hemos vivido un genocidio de un millón de latinoamericanos en el último medio siglo», aseguró el mandatario. Culpó a Estados Unidos de basar su estrategia en la «represión» y no en «la prevención y la salud pública».
«El resultado no puede ser más dramático, más fracasado», añadió en Kingstown el presidente de Colombia, el país que produce y exporta más cocaína.
Antes de su intervención, Petro tuvo el respaldo de Guterres sobre sus negociaciones de paz con guerrillas como el ELN y dos grupos disidentes de las FARC que no dejaron las armas en 2016.
Gaza
Lula abordó, por su parte, el conflicto en Gaza. El presidente brasileño propuso una moción de la Celac para exigir «el fin inmediato» de la campaña militar israelí en el enclave; que calificó de «genocidio».
Más de 30.000 personas, la mayoría mujeres y niños, murieron a causa de las operaciones militares israelíes en Gaza desde el 7 de octubre, según Hamás, que gobierna en la Franja.
Ese día miembros del grupo islamista mataron a unas 1.160 personas en Israel; en su mayoría civiles, según cálculos realizados por AFP con base en datos oficiales israelíes.