Israel dinamitó las casas de los desplazados del sur de Líbano
En las imágenes grabadas con un dron, se puede ver cómo explosiones simultáneas sacuden a varios edificios.
Varias viviendas fueron dinamitadas
Imagen: AFP
Ali Murad, un profesor de derecho que huyó de su casa en la aldea de Aitaroun, en el sur de Líbano, se enteró por un video de un amigo que su hogar fue dinamitado por soldados de Israel.
«Un amigo me envió el video y me dijo que tuviera cuidado para que mi padre no lo viera», cuenta el jurista, de 43 años, a AFP.
El padre de Murad tenía su clínica en el edificio ahora en ruinas. Pero al conocer la noticia, este pediatra y comunista de 83 años ‘se mantuvo muy firme’, añade su hijo.
Vivía en el lugar junto a su esposa, su hija y su nieta desde los años 2000, cuando finalizó la ocupación de Israel del sur del Líbano, que duró 22 años.
En las imágenes grabadas con un dron, se puede ver cómo explosiones simultáneas sacuden a varios edificios. La casa de Murad, situada a ‘menos de un kilómetro’ de la frontera, desapareció en una nube de humo gris.
Desde hace un año, la zona es escenario de disparos transfronterizos constantes entre Israel y el movimiento libanés Hezbolá, aliado de Hamás en Gaza.
Pero desde finales de septiembre, estos tiroteos se convirtieron en guerra abierta, por lo que Murad y su familia decidieron huir.
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‘Huérfanos de su tierra’
Murad solo conoció a su pueblo tras el final de la ocupación israelí, cuando tenía 20 años. Y ahora teme que sus dos hijos conozcan el mismo destino.
«Tal vez tenga miedo de verles vivir como huérfanos lejos de su tierra, como yo viví», reconoce este profesor de la Universidad árabe de Beirut.
Su regreso es «un derecho, una obligación, por la memoria de mis antepasados y el futuro de mis hijos», añade.
Según la agencia de noticias libanesa ANI, las tropas de Israel dinamitaron edificios en al menos siete pueblos fronterizos en octubre, incluido Odaisseh.
Las redes sociales libanesas se llenaron después de imágenes en las que se ve a un periodista de la cadena israelí N12 pulsando el detonador para provocar una explosión, en un reportaje junto a militares.
La familia Baalbaki solía reunirse en Odaisseh, en una casa de piedra blanca concebida por el difunto pintor Abdel Hamis Baalbaki.
Su hijo Lubnan, de 43 años, comenzó a comprar imágenes satelitales cuando empezó la guerra. El objetivo era poder monitorear la casa y su jardín, donde se encontraba el mausoleo de sus padres.
El hogar fue dinamitado a finales de octubre, confirma este jefe de orquesta de la filarmónica de Líbano. Lo que busca saber ahora es si el mausoleo sigue en pie. Es como si mis padres «murieran una segunda vez», dice.
La casa albergaba una biblioteca de más de 2.000 libros y unas 20 obras de arte originales, entre ellas cuadros de su padre.
‘Crimen de guerra’ en Líbano
La Comisión Nacional de Derechos Humanos de Líbano dijo que «la actual campaña de destrucción llevada a cabo por el ejército israelí en el sur de Líbano es un crimen de guerra».
Entre octubre de 2023 y octubre de 2024, «se destruyeron de forma gratuita y sistemática lugares en al menos ocho aldeas libanesas», afirmó la comisión, basándose en imágenes satelitales y videos compartidos en redes sociales por soldados israelíes.
En su página web, la ONG libanesa Legal Agenda estudia el ejemplo de Mhaibib.
Las operaciones israelíes destruyeron «la mayor parte del pueblo (…), incluidos 92 edificios, casas e infraestructuras civiles», señaló.
«No se puede dinamitar un pueblo entero porque sea un objetivo militar», afirmó Hussein Chaabane, un periodista de investigación que pertenece al grupo
El derecho internacional «prohíbe atacar objetivos civiles», insiste.