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No es bueno plantear el término se desecha (al hablar del caso Charaña)

La entrevista fue solicitada luego de que se publicara el domingo en La Tercera, declaraciones del cónsul boliviano donde, entre otros aspectos, señala que «hoy, un entendimiento así (como el de Charaña) tendría mucha más legitimidad». Bolivia y Chile acordaron trabajar sobre la base de una agenda de 13 puntos, donde están temáticas como el mar y el diferendo sobre el Silala. El cónsul destacó el nivel de las relaciones.

— ¿Qué implica la afirmación suya al periódico La Tercera de que ahora un entendimiento como el de Charaña tendría mucha más legitimidad?
— Dije que no estamos todavía en un proceso de negociación así, que no se puede hablar todavía de soluciones específicas, y ahí surgió lo de Charaña. Expresé que lo de Charaña fracasó porque eran gobiernos ilegítimos, de dictadura. Bolivia no aceptó, ni aceptaría un canje territorial.
— Se estaría insinuando un acuerdo en el que se daría las aguas del Silala a cambio de territorio. ¿Qué de cierto hay?
— No, eso es  especulación. Lo que pasa es que el antecedente más próximo a esta entrevista fueron las entrevistas que La Tercera hizo al ex general del Ejército, Juan Emilio Cheyre, quien habló de que habría que replantear Charaña.  Hoy, un acuerdo para tener legitimidad y en gobiernos que tienen legitimidad, tanto en Bolivia como en Chile, tiene que ser lo más realista posible, factible, pero Bolivia no aceptaría una compensación territorial.
— Entonces, queda descartada repetir la figura de Charaña
— Ellos plantean, no de manera oficial, sino desde el punto de vista académico, que ésa sería una salida natural. Ahora, ¿qué nos sirve a los bolivianos del  antecedente de Charaña?, que es tal vez el único caso en toda la historia de la relación chileno-boliviana que Chile ofreció acceso soberano.
— Pero hoy, esa posibilidad no se daría, ¿o sí?
— Bueno, no se ha dicho todavía de una manera explícita, pero nos sirve como un buen antecedente para todo este proceso, sin embargo, no estamos aún en un proceso de negociación de tipo formal de manera que hay que ser cuidadoso.
— Para que quede claro; por lo menos por ahora se desecha la posibilidad que hubo en el diálogo de Charaña o se podría reeditar bajo los gobiernos de Morales y  Piñera.
— Es que no es bueno plantear el término se desecha. Hay que esperar el proceso y qué soluciones se van a plantear. Puede tener viabilidad si los tres países se ponen de acuerdo, por qué no. Bolivia tendría una salida por el norte de Arica que, realmente, siempre ha sido la salida natural. Puede ser viable si es que,  llegando a un proceso de negociación, se llega incluso a un acuerdo tripartito. Estamos en una etapa de integración, ya no estamos  en una etapa prebélica como era la de Charaña, que era una época en la que Chile temía que Argentina le haga una guerra, que a esa guerra se sume Perú o Bolivia, por eso Chile se armó, minó las fronteras. Ya no estamos en esa etapa.
— Qué es lo que se negociaría, ¿agua dulce por mar? Soy más específico, el Silala por una salida soberana al mar.
— El Silala ya tiene un preacuerdo y eso está sometido a mediciones técnicas que se tienen que hacer y lo que ha quedado en duda es el tema de la deuda histórica porque Bolivia la ha planteado y Chile no la ha considerado todavía. El tema del Silala  no tiene que unirse necesariamente al tema marítimo porque ese tema  tiene otra dinámica.
— Pero, permítame recordarle que Sebastián Piñera y algunos parlamentarios chilenos dijeron que la soberanía de ese país no se negocia.
— En este proceso tan delicado, a veces, hay terceros intereses que quieren hacernos pelear entre los países. Cuando Chile y Bolivia se acercan, por ejemplo, el Perú se pone susceptible; asimismo, cuando Perú y Bolivia se acercan, a veces, Chile se pone susceptible. Tenemos que dejar de lado eso, somos países que cuando solucionamos nuestros problemas ganan los pueblos. De nada vale pronunciarse sobre lo negativo que dice un Presidente o un diputado. El diputado, por ejemplo, no hace a la relación exterior. Lo que puede decir un Presidente hoy y mañana, puede cambiar en el momento de la negociación pues primero están los intereses de los pueblos.