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Friday 19 Apr 2024 | Actualizado a 12:54 PM

GOBIERNO BUSCA QUE LA IGLESIA PAGUE IMPUESTOS

Posición. También asume como suyas las propiedades que tiene la institución

Por La Razón

/ 28 de noviembre de 2010 / 05:00

El gobierno de Evo Morales modificará los convenios que suscribió con la Iglesia Católica para retirarle los beneficios de exención impositiva y ejercer control sobre el dinero que administra. Además, asumiría como suyas las propiedades que tiene la Iglesia en Bolivia.

La decisión del Gobierno fue informada por el viceministro de Descolonización, Félix Cárdenas, quien justificó la misma en el hecho de que la Constitución Política reconoce la independencia del Estado de la religión, por lo que ninguna iglesia puede tener privilegios frente al resto.

«No puede haber un mínimo de privilegio para la religión católica, eso conlleva a un proceso de revisión de los convenios que tiene el Estado boliviano con el Vaticano y también del Estado boliviano con la Iglesia Católica a nivel nacional. La Iglesia, en el movimiento de sus fondos, tendrá que pagar impuestos; nunca los pagó, y ese es uno de sus privilegios», anticipó la autoridad de Gobierno.

El último convenio marco bilateral fue firmado el 20 de agosto del 2009 en Santa Cruz. Donde el Gobierno se comprometió a «respetar el derecho propietario que tiene la Iglesia Católica en Bolivia sobre los bienes muebles e inmuebles de sus obras de educación, salud y obras sociales (Se entiende por obras de la Iglesia, entre otras: las obras educativas, propias o administradas por la Iglesia Católica que funcionan bajo el Régimen del Convenio».

Un informe oficial da cuenta de que el clero tiene 1.469 establecimientos educativos, 178 centros hospitalarios, 262 centros asistenciales y 250 hogares. Además cuenta con 1.600 parroquias, entre capillas y santuarios como Copacabana, Quillacollo y la Iglesia del Socavón. Este informe revela que por estas infraestructuras la orden católica no paga impuestos ni patentes por la actividad que realiza.

«¿Los templos son de propiedad de la Iglesia Católica o del Estado? Los centros educativos que tiene la Iglesia Católica ¿son de ellos o del Estado boliviano?, asumimos que es de propiedad del Estado boliviano, si (la Iglesia) no se considera una empresa privada con fines de lucro», consideró la autoridad de Gobierno.   

Cárdenas argumentó que «no sabemos cómo (la Iglesia) utiliza su dinero, un ejemplo, misas de bautizo o matrimonio, eso se regulará». De acuerdo con el tarifario de la Arquidiócesis de La Paz, una misa para matrimonio cuesta Bs 240; una de salud, Bs 150; un bautizo, Bs 45; una misa para preste, Bs 250 y una misa comunitaria, Bs 20.

Las entidades que administra la Conferencia Episcopal Boliviana (CEB) están liberadas del pago de  impuestos a la propiedad y de patentes por las actividades que realizan. Este beneficio está respaldado por  los concordatos suscritos entre el Vaticano y el Estado boliviano del 3 de agosto de 1993, que fueron ratificadas con la Ley 1644 del 11 de julio de 1995, promulgada en el gobierno de Gonzalo Sánchez de Lozada.

Los colegios Don Bosco, Domingo Savio, San Calixto, San Ignacio y Fe y Alegría, por ejemplo, estarían dentro de las exenciones impositivas, al igual que las 1.600 parroquias.  

La Universidad Católica Boliviana (UCB), con presencia en La Paz, Cochabamba, Santa Cruz y Tarija, también está exenta del pago de algunos tributos. Esta casa de estudios, por Ley 1545 del 21 de marzo de 1994, promulgada por Gonzalo Sánchez de Lozada, es reconocida como una universidad pública. El artículo ocho de la referida norma legal establece: «Por ser la Universidad Católica Boliviana San Pablo de interés social, de derecho público y de utilidad nacional, incorporada al desarrollo, se le reconocen las mismas liberalidades arancelarias impositivas que a las universidades públicas estatales».

Las entidades bajo tuición de la Iglesia Católica cancelan el Impuesto al Valor Agregado (IVA) y el Impuesto a las Transacciones (ITE) por motivo de las facturas que emiten a sus clientes. Sin embargo, no pagan patentes por las actividades que realizan, ni impuestos municipales por la propiedad del bien inmueble. 

La Constitución Política del Estado, vigente desde febrero del 2007, declara que el Estado es independiente de la religión, mientras que la antigua Carta Magna de 1967 establecía en parte de su artículo 3, Religión Oficial, que «El Estado reconoce y sostiene la religión católica, apostólica y romana». 

El Gobierno empezará a controlar los ingresos de la institución eclesiástica vía los impuestos y patentes que deberá pagar por sus actividades. La diputada opositora Norma Piérola teme que la sociedad cambie su fe por una posición laica que impulsa el MAS. «Con la supuesta descolonización el Gobierno quiere dañar a instituciones que piensan diferente a ellos y por eso ataca a la Iglesia».

Por su parte, la jefa de bancada del MAS en Diputados, Emiliana Aiza, expresó que la Iglesia Católica debe pagar impuestos como lo hacen todos. «Acá se busca la igualdad de condiciones para todos», concluyó.  

Este medio intentó conocer la posición de la Iglesia sobre los anuncios de Cárdenas, pero sus autoridades hicieron conocer que no hablarían del tema. La jerarquía eclesiástica y el Gobierno mantienen una relación compleja. El último viernes, en la asamblea de obispos evangélicos en Cochabamba, se reveló una propuesta en la que el Gobierno pretendería fiscalizar los diezmos que ofrendan sus fieles. Los obispos evangélicos criticaron ésta eventual política que impulsa el Gobierno.

La Iglesia apoyó programas de tierra

Fuentes de la Iglesia Católica, informaron que la institución eclesiástica impulsó un programa de saneamiento de tierras. Por ejemplo, en Chuquisaca, el 2007, colaboró a 63 comunidades beneficiando a 3.000 familias. También la Pastoral del Beni saneó la propiedad agraria en 38 comunidades, alcanzando una superficie de 542.727 hectáreas. Asimismo en Chuquisaca, desarrolla los proyectos Kayamanta y Yanapasiña para apoyar a sectores vulnerables de la población.

Conflicto entre el gobierno y la iglesia

Educación y religión
El conflicto entre el Gobierno y la Iglesia Católica se remonta al 2006, cuando el entonces ministro de Educación Félix Patzi planteó eliminar la materia de religión de la malla curricular. Ese mismo año, el Congreso de Educación, sin la Iglesia Católica, declaró que la educación es laica y pluralista, lo cual motivó la protesta de los católicos.

Observan la Constituyente
En marzo de 2008, la Iglesia Católica publicó 69 observaciones al texto constitucional aprobado en Oruro. El 4 de mayo de ese mismo año, el cardenal Julio Terrazas votó en el referéndum por el estatuto autonómico de Santa Cruz. El Gobierno observó la actitud de la autoridad religiosa y le exigió no meterse en asuntos políticos. 

Visita de Morales al Vaticano

El presidente Evo Morales y el Papa Benedicto XVI se reunieron el 17 de mayo en la Santa Sede. En la cita, el Mandatario planteó al Papa acabar con el celibato en la Iglesia. El Sumo Pontífice le habría respondido que los asuntos de la Iglesia son de potestad de sus autoridades. En Bolivia, pidieron al clero no inmiscuirse en temas del Ejecutivo.

La Iglesia habla del Gobierno
Este año, la Asamblea de Obispos advirtió sobre la instauración de una democracia formal, el crecimiento del narcotráfico y la falta de empleo. El ministro de Gobierno, Sacha Llorenti, salió al frente del mensaje de los obispos y calificó a la Iglesia como «antidemocrática» y «machista». Los acusó también de reaccionarios.

Evo critica elección del Papa
El presidente Evo Morales cuestionó el mecanismo de elección del Papa y cuestionó la democracia empleada en el Vaticano. Afirmó que la designación del Sumo Pontífice es «a puertas cerradas… No creo que nos induzcan a practicar esa clase de democracia, la democracia es transparente y no a puertas cerradas».

Solari denuncia narcotráfico

El arzobispo de Cochabamba, Tito Solari, reveló que jóvenes de secundaria del Chapare están vinculados con el tráfico de drogas y que por la noche se escucha el sobrevuelo de avionetas en la zona. El Gobierno rechazó las denuncias y consideró que el prelado asume una actitud política. El presidente lo identificó como el vocero de EEUU.

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Un vecino conflictivo

El gobierno de Milei podría estar buscando consolidar su base política mediante el nacionalismo y el anti-izquierdismo

Por La Razón

/ 18 de abril de 2024 / 07:06

Días atrás, la ministra de Seguridad de Argentina, Patricia Bullrich, informó que había decidido reforzar la seguridad en la frontera con Bolivia debido a la supuesta presencia de cientos de militares iraníes en el país. La respuesta de la Cancillería boliviana fue tan rápida como mesurada, en evidente contraste con el tono que está adoptando el gobierno de Javier Milei.

Desde el inicio, la presidencia de Javier Milei ha sido notable no solo por sus políticas internas de shock, sino también por su manejo de las relaciones internacionales, especialmente con países latinoamericanos de gobiernos considerados izquierdistas. Sus controversiales interacciones con líderes regionales han generado un amplio debate sobre las estrategias diplomáticas y sus implicaciones tanto a nivel regional como doméstico.

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Primero, el intercambio de insultos con el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, provocó una rápida escalada de tensiones que afortunadamente no pasaron a más. Milei respondió a las críticas de López Obrador, quien había tildado a Milei de “facho conservador”, con términos igualmente duros, exacerbando las fricciones bilaterales. Este tipo de diplomacia de confrontación no solo socava las relaciones tradicionalmente cordiales entre Argentina y México, sino que también plantea preguntas sobre la estabilidad regional.

Por otra parte, las relaciones con Colombia se tensaron significativamente después de que Milei llamara al presidente Gustavo Petro «comunista asesino». Esta declaración provocó una pronta respuesta diplomática de Colombia, incluyendo el llamado de su embajador en Buenos Aires, lo cual subraya la seriedad del conflicto y el impacto en las relaciones diplomáticas; por ahora las relaciones entre ambos países están normalizándose y los respectivos embajadores han regresado a sus funciones.

Asimismo, la afirmación de la ministra Bullrich sobre la presunta presencia de militares iraníes en Bolivia añadió más leña al fuego, mostrando una tendencia hacia declaraciones provocativas que pueden tener serias repercusiones diplomáticas y de seguridad. Algo similar había ocurrido poco antes, cuando el presidente Milei afirmó que el gobierno de Chile iba a llevar a ese país a la pobreza por adoptar políticas socialistas. En ambos casos la respuesta fue pronta, mesurada y contundente.

En el frente interno, estas controversias internacionales parecen servir como una cortina de humo para desviar la atención de los problemas económicos graves que enfrenta Argentina, como la inflación y el estancamiento económico. Al centrarse en conflictos externos, el gobierno de Milei podría estar buscando consolidar su base política mediante el nacionalismo y el anti-izquierdismo, mientras posterga o minimiza la discusión sobre la necesidad de reformas económicas internas profundas.

Es posible que las tácticas de confrontación de Milei tengan un atractivo político inmediato entre ciertos sectores en Argentina que le son afines, pero los riesgos asociados a alienar a países vecinos y potenciales socios comerciales son altos, especialmente en el mediano y largo plazos, cuando el polémico mandatario ya no esté en funciones.

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Los medios en cuestión

Por La Razón

/ 14 de abril de 2024 / 00:20

El reciente estudio Delphi de la Fundación Friedrich Ebert (FES-Bolivia), realizado con líderes de todo el país, revela datos delicados respecto a los medios de comunicación y su desempeño. Además de una baja confianza, se percibe a los medios como promotores del conflicto y como actores políticos que informan en función a su agenda e intereses. La evaluación es crítica.

Hubo un tiempo en que los medios de comunicación y periodistas, en general, estaban en la cima de la confianza ciudadana. Junto con la Iglesia Católica, tenían muy alta legitimidad. Hoy es diferente: en la Delphi de la FES, solo el 7% tiene una confianza alta o muy alta en los medios. Para el 39% es regular. Y un mayoritario 54% confía poco o nada. Estos datos debieran preocuparnos. Si bien estamos mejor que otras entidades, la confianza es un bien preciado que los medios debemos recuperar y preservar.

En un contexto en que los medios digitales y las redes sociales tienden a desplazar a los medios de comunicación tradicionales como principal fuente de información, es necesario hacer un examen acerca de nuestro desempeño. ¿Cómo nos evalúan los líderes? Más de dos tercios, nada menos, sostienen que los medios informan en función a su propia agenda e intereses. Si sumamos el 13,5% que nos perciben como manipuladores, el saldo es muy negativo. Solo un marginal 7% cree que los medios informan con veracidad.

La baja confianza en los medios y la percepción de que informan más pensando en ellos mismos que en la sociedad, quizás se explican, entre otros factores, porque varios operadores mediáticos están polarizados y alientan la polarización. Lo vimos como tragedia en la crisis de 2019, cuando algunos medios y periodistas avalaron y hasta justificaron las masacres. Ello se reafirma en la Delphi: 86% de los líderes consultados sostienen que los medios promueven enfrentamientos y conflictos en el país.

Por si fuera poco, en estas percepciones reveladoras de la situación del campo mediático en Bolivia, casi nueve de cada 10 participantes en el estudio de la FES están de acuerdo con la afirmación de que los medios actúan como si fuesen actores políticos. Es tremendo. Para los liderazgos, la esencia de los medios se está perdiendo. En su balance, varios medios y periodistas están más cerca de la acción política que de la labor informativa. Eso, por supuesto, va en desmedro del periodismo.

Los estudios de percepción cualitativa y de opinión pública expresan tendencias generales en momentos determinados. Son útiles para la reflexión y el análisis. Y contribuyen a la autocrítica. Pero hay diferencias. Más allá de las percepciones aquí descritas, es meritorio el trabajo de medios que persisten en el empeño de cuidar y cultivar cada día los derechos a la comunicación e información. Como diario nos situamos en ese camino reafirmando nuestro compromiso con el libre ejercicio del oficio periodístico.

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Un impasse inédito

El camino hacia la resolución de este conflicto debe estar pavimentado con el respeto a las leyes internacionales

Por La Razón

/ 11 de abril de 2024 / 06:33

Aunque se afirma que no es la primera vez que ocurre en la historia reciente, lo sucedido en Quito la noche del viernes al sábado, cuando la Policía irrumpió en la Embajada de México ante Ecuador, representa mucho más que un escándalo diplomático y ha puesto al país andino en un impasse del cual será muy difícil salir, mucho más debido a la hasta ahora arrogante posición de su gobierno.

El conflicto diplomático entre México y Ecuador, cuyo antecedente inmediato fue la declaración de persona no grata a la embajadora mexicana, que luego dio paso al secuestro y encarcelamiento del exvicepresidente Jorge Glas, que acababa de recibir el estatus de refugiado político (pese a haber sido condenado por delitos comunes años atrás), ha escalado hasta alcanzar los estrados de la Corte Internacional de Justicia (CIJ), donde México ha presentado una demanda buscando justicia y el respeto a las normas internacionales.

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La decisión de México de acudir a la CIJ y la convocatoria a sesiones extraordinarias de la Organización de Estados Americanos (OEA) los días martes y miércoles reflejan la gravedad de la situación y la necesidad de un marco de acción que respete los principios fundamentales de la diplomacia y el derecho internacional. Estos foros ofrecen una oportunidad invaluable para abordar el conflicto de manera constructiva, poniendo en primer plano la necesidad de soluciones pacíficas y el diálogo basado en el respeto mutuo, razón por la cual la demanda ecuatoriana de revisar los tratados internacionales es poco prudente.

En estas circunstancias, la comunidad internacional, así como los organismos regionales y multilaterales, deben actuar como mediadores para facilitar una resolución que respete las normas internacionales y promueva la estabilidad regional. Según expertos en la materia, la mediación debe enfocarse en la reconciliación y buscar una solución que permita a ambas partes superar el impasse, manteniendo la integridad de los tratados internacionales como guía.

Este conflicto sirve para poner en relieve la importancia de adherirse a los principios del derecho internacional no solo como un fin en sí mismo, sino como un medio para asegurar la paz, la seguridad y el respeto entre las naciones. La resolución de este caso podría sentar un precedente importante para el manejo de futuras disputas diplomáticas y reafirmar el valor de las convenciones internacionales como pilares de las relaciones entre Estados.

El camino hacia la resolución de este conflicto debe estar pavimentado con el respeto a las leyes internacionales y el compromiso con el diálogo y la negociación. Es imperativo que México y Ecuador, con el apoyo de la comunidad internacional y organismos como la OEA, encuentren una salida basada en el entendimiento mutuo y el respeto a los tratados que han guiado las relaciones diplomáticas durante décadas. Este enfoque no solo resolverá el impasse actual de manera justa, sino que también fortalecerá el sistema internacional basado en reglas, crucial para la coexistencia pacífica entre naciones.

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Cuidar al TSE

Por La Razón

/ 7 de abril de 2024 / 04:10

La designación, por parte del presidente Arce, de un nuevo vocal del TSE, reactivó el debate político sobre la institucionalidad electoral, la narrativa anticipada de “fraude” y el papel de las autoridades. Es un capítulo más de la disputa interna en el MAS-IPSP y en la oposición. Es fundamental asegurar la integridad y fortaleza del TSE de cara al próximo ciclo electoral.

 La Constitución establece que el TSE está compuesto por siete vocales: seis elegidos por la ALP y uno designado por el presidente del Estado. En abril de 2021, el presidente Arce designó a la vocal Dina Chuquimia tras la renuncia de Salvador Romero, quien había sido designado por la presidenta de facto Áñez. El pasado jueves, de manera intempestiva, Arce nombró a Gustavo Ávila como nuevo vocal del TSE en reemplazo de Chuquimia. El hecho generó recelo político y una polémica inconducente.

La atribución presidencial para designar a un nuevo vocal electoral está clara, salvo que no puede destituir a un vocal en ejercicio como si fuese, por ejemplo, un ministro de su gabinete. En este caso, la designación de Ávila debió estar precedida por la renuncia de la hoy exvocal Chuquimia o el cumplimiento de su mandato (seis años). No ocurrió así. Y no es la primera vez. En junio de 2021, el presidente Arce destituyó por decreto y sustituyó a seis vocales departamentales designados por Áñez.

Más allá de la legalidad en cuestión, el problema es que se daña la autonomía de la institucionalidad electoral. Y eso es crítico como señal, peor todavía cuando nos acercamos a unas elecciones generales complejas y muy marcadas por la división en el partido oficialista y la fragmentación opositora. Del otro lado, es deplorable la forma ligera e irresponsable, en este caso desde la facción evista y Comunidad Ciudadana, en que se lanzan sospechas de “fraude” y se descalifica por anticipado a las personas.

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Sin esperar un día de su mandato como autoridad, se etiquetó al vocal Ávila como “operador” (de la “proscripción” del MAS, del “fraude”, de la inhabilitación de Evo). Se descalifica así a un profesional de amplia experiencia y trayectoria en materia electoral, que desempeñó varios cargos en el Tribunal Electoral de Tarija hasta ocupar su presidencia, y que hoy puede ser un valioso integrante del TSE y reforzar su Sala Plena. Esas denigraciones precoces también dañan, y mucho, al organismo electoral.

En un contexto marcado por la polarización, una elevada desconfianza en las instituciones e incertidumbre sobre el próximo ciclo electoral, empezando por las elecciones primarias, es fundamental que todos los actores relevantes, en especial los políticos, asuman con altura la necesidad de cuidar y fortalecer al TSE. La integridad y autonomía del árbitro, así como el respeto a la voluntad ciudadana expresada en las urnas, son imprescindibles para garantizar la integridad de las elecciones y preservar la democracia.  

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Liderazgos autoritarios

Es poco probable que la clase política vaya a recuperar su vocación por el debate y la competencia democrática

Por La Razón

/ 4 de abril de 2024 / 06:13

El tema no es nuevo ni se limita a Bolivia: los valores democráticos se depauperan con cada día que pasa y en la mayoría de los casos son los propios líderes políticos quienes propician este estado de cosas. Solo esta semana hubo dos ejemplos: un expresidente propuso cumplir la ley que él mismo promulgó y otro, también expresidente, pidió a sus diputados renunciar a su cargo.

En el primer caso, se trata de la aparentemente insalvable ruptura del Movimiento Al Socialismo (MAS), partido que ahora afronta un ultimátum del Tribunal Supremo Electoral (TSE) para renovar su directiva en un congreso orgánico, que todavía no se sabe si podrá realizarse, pues hay dos convocatorias con fechas y sedes diferentes. Difícil saber cómo responderá el Órgano Electoral a la disyuntiva, que podría profundizar no solo la ruptura del partido gobernante, sino aumentar la polarización en la sociedad.

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En el afán de salvar la situación, el jefe del partido, el expresidente Evo Morales, retó al actual Presidente del Estado a competir por la candidatura en una elección primaria. Es un cambio en lo decidido en el frustrado congreso de Lauca Ñ, el año pasado, donde se dijo que el exmandatario es “el único” candidato del partido, desconociendo la Ley 1096, de partidos políticos, y su reglamento específico sobre elecciones primarias; pero también una muestra de una vocación de uso instrumental de la norma.

Si tal actitud no es suficiente muestra, las oficiosas declaraciones de los áulicos del expresidente, prometiendo baños de sangre u ofrendar sus vidas, por la “libertad”, la “democracia”, y “por supuesto, por nuestro líder”, como dijo un senador hábil para el victimismo y la desinformación, muestra el poco aprecio por el juego limpio.

En el segundo caso, se vio al también expresidente Carlos Mesa pidiendo a sus legisladores electos renunciar a su silla en la Asamblea Legislativa si no se avienen a seguir sus instrucciones. No hace falta ser un gran intelectual para saber que la democracia implica gestionar el disenso, tarea propia de un buen líder. Un mensaje que instruye obedecer ciegamente al jefe o largarse, habla mal del liderazgo.

Además, como ya se ha dicho, no son solo jefes políticos quienes muestran poco aprecio por los valores democráticos. Al anuncio hecho por el exalcalde Juan del Granado de “rearticular” al Movimiento Sin Miedo, la respuesta de una de las vocales del TSE no fue celebrar la diversidad de partidos o el retorno de una organización política que en algún momento gozó de gran relevancia, sino recordarle a la exautoridad que carece de personería jurídica, como si no fuese posible hacer el debido trámite para recuperarla.

Es poco probable que la clase política vaya a recuperar su vocación por el debate y la competencia democrática. Toca a la sociedad reflexionar profundamente sobre su futuro inmediato y decidir si quiere exaltados discursos ideológicos que enmascaran comportamientos autoritarios, o si prefiere líderes comprometidos con el bien común. Tarea nada fácil, por cierto.

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