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Tuesday 16 Apr 2024 | Actualizado a 12:41 PM

Chile ayudó en la captura de Sanabria y Cáceres propuso a éste como jefe

Investigación. El general retirado es acusado de narcotráfico en Estados Unidos

Por La Razón

/ 4 de marzo de 2011 / 05:00

«No haber tenido ningún antecedente y aspirar a una estrella dorada para ser general (no lo hacía) una persona cualquiera. Por esa situación, yo lo asumo, como autoridad de esta cartera de Estado, de acuerdo al análisis de su perfil de formación que tuvo este policía, por cierto, yo recomendé al ministro de Gobierno (Sacha Llorenti) que se (lo) designara como encargado o jefe de esta unidad», declaró ayer a La Razón en una entrevista exclusiva.

Luego, con la cabeza inclinada, añadió que fue una lástima haber hecho esa propuesta porque «no se nos pasó por la mente, ni por chiste, que este mal uniformado habría estado implicado en el tráfico ilegal de drogas y ser cabecilla de una red de narco a nivel internacional».

Traición. La autoridad calificó al acto perpetrado por Sanabria como de «alta traición» pues «este mal uniformado» vendió su formación y su carrera policial. Más adelante, tras recordar que el general en retiro fue comandante durante dos años (2007-2008) de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Narcotráfico (FELCN), aseveró que «era un oficial formado por la DEA», ya que cuando dirigía la fuerza antidrogas, la DEA de EEUU todavía operaba en el país.

Sanabria, que dirigía el Cigein desde diciembre del año pasado, según Llorenti, fue detenido el jueves de la pasada semana en Panamá, junto a otro boliviano, Juan Foronda Azero, por el transporte de 144 kilos de droga. Tras la captura, ambos fueron enviados a Miami, EEUU. Se informó que el general en retiro boliviano se encargaba de garantizar el tránsito de la cocaína a Arica, Chile, y su posterior traslado a EEUU, vía Panamá.

En un operativo policial realizado el último sábado en Bolivia, otros tres policías fueron detenidos y presentados a la prensa por el Ministro de Gobierno, acusados de estar involucrados con Sanabria en tareas de narcotráfico.

La relación cercana de Sanabria con autoridades del Ministerio de Gobierno y de la lucha antidrogas fue criticada por asambleístas de la oposición, quienes incluso sugirieron la renuncia de Llorenti.

El presidente Evo Morales y Llorenti aseguraron que se castigará a los implicados, caiga quien caiga. Al referirse al trabajo desarrollado en el Cigein, el viceministro Cáceres también lamentó que este centro haya sido corrompido por el narcotráfico. «Son deficiencias de control y de mayor seguimiento», acotó la autoridad.

Cuando se le preguntó qué iba a pasar con esta unidad, Cáceres confirmó que ya estaba intervenida y que se estaba analizando si había que rediseñarla o, en su defecto, desecharla. Dijo que luego de terminar la fase de evaluación, el Gobierno dará a conocer el resultado de este análisis.

«Por una cuestión de responsabilidad con el pueblo boliviano y con la comunidad internacional, en estos momentos siguen procesando la información referida a este caso. Nuestras unidades de élite de la FELCN en estos momentos están trabajando. Queremos ver la verdadera capacidad y la eficiencia en la investigación de este caso. Terminada la indagación, esta cartera de Estado, la FELCN y el Ministerio de Gobierno informaremos al pueblo boliviano del alcance de esta organización de narcotráfico y cuál fue el grado de implicación o de responsabilidad de los demás miembros que constituían esta unidad», manifestó.

En la vista judicial que se le interpuso a Sanabria en EEUU el miércoles, el general en retiro se declaró inocente de las acusaciones de conspiración en narcotráfico y tráfico de drogas. El juez Garber le negó libertad bajo fianza y determinó que deberá permanecer en una cárcel federal de Miami hasta que se concluya el juicio en su contra.

Chile apoyó en la captura del general

Desde agosto del 2010, policías antidroga de Chile participaron en el operativo que concluyó con la captura del general (r) René Sanabria, de quien se dijo que otorgó protección a tres bandas de narcotráfico que operan en Bolivia, informó el diario El Mercurio.

El reportaje del matutino chileno, sustentado en declaraciones del vicepresidente de ese país, Rodrigo Hinzpeter, y de autoridades policiales, revela que la unidad especializada OS7 de Carabineros de Chile, que es parte del Departamento de Investigación Delictual y Drogas, «fue clave para la caída del zar antidrogas de Bolivia».

Informa que la captura de Sanabria en Panamá, el  jueves 24 de febrero, fue resultado de una acción combinada entre agentes encubiertos del OS7 y la agencia antidrogas estadounidense DEA, que a principios de agosto del 2010 informó a sus similares de Chile que, presuntamente, Sanabria era el líder de una red narco que en el último año había logrado enviar 13 contenedores con clorhidrato de cocaína hacia EEUU y Europa, a través del puerto de Arica.

«Sanabria actuaba protegiendo los envíos de droga de tres organizaciones de narcotraficantes de su país», señala El Mercurio.

Agrega que todo comenzó el 19 de agosto, cuando los agentes encubiertos del OS7 y un grupo de narcos bolivianos cerraron un trato en un lujoso hotel de Arica. Tras beber un par de botellas de whisky, los efectivos chilenos pactaron la compra de 144 kilos de cocaína de alta pureza que los bolivianos enviarían a esa ciudad en un contenedor. Éste sería despachado por mar a Miami, Estados Unidos, vía Panamá. Sin que los vendedores lo sospecharan, la transacción era el fruto de una operación antinarcóticos secreta que duró seis meses y se coordinó con la Fiscalía de Arica.

La Policía de Chile montó una operación para sustentar la línea investigativa planteada por la DEA y logró evidencia contra René Sanabria que fue enviada por el Ministerio Público de Chile a la Fiscalía de Miami. Ésta abrió una causa contra el general en retiro boliviano y emitió una orden de captura internacional.

Suman 38 los policías en prisión por drogas

El presidente Evo Morales informó este jueves que en su gestión ascienden a 38 los policías detenidos bajo el cargo de narcotráfico. Advirtió además que se juzgará a personas vinculadas con este delito así sean militares, policías o miembros de su partido.    

«Hasta ahora tenemos 38 policías, que estaban en servicio activo, encarcelados por narcotráfico. Caiga quien caiga en el narcotráfico, sea civil, militar, policía, militante del MAS, dirigente sindical o algún viceministro, ministro, tiene que ser juzgado en la justicia boliviana», sentenció Morales.

Condenó la actividad de su ex director antidroga, René Sanabria, quien fue detenido en Panamá el 25 de febrero por tráfico de cocaína y encarcelado en Miami, Estados Unidos.

«La Policía es cuestionada por algunos compatriotas. Lamento que se involucren en el narcotráfico. No es posible que desprestigien a la Policía, (pero) no por un detenido se va a generalizar a toda la institución», señaló el Mandatario.

Sobre el caso Sanabria, el ministro de Gobierno, Sacha Llorenti, será interpelado hoy por una comisión de la Asamblea Legislativa. La diputada opositora Norma Piérola (CN) denunció que las preguntas a la autoridad fueron desarrolladas por el oficialismo.

«El documento estaba antes que en la Asamblea (Legislativa) en la Vicepresidencia. Existen cinco preguntas formuladas por el MAS y no sé si puedan ayudar en la investigación», declaró Piérola.

Al respecto, la diputada que auspicia la petición, Rebeca Delgado (MAS), indicó que Llorenti debe explicar el rol de Sanabria en el Ministerio de Gobierno y la política antidroga que impulsa su despacho.

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Los medios en cuestión

Por La Razón

/ 14 de abril de 2024 / 00:20

El reciente estudio Delphi de la Fundación Friedrich Ebert (FES-Bolivia), realizado con líderes de todo el país, revela datos delicados respecto a los medios de comunicación y su desempeño. Además de una baja confianza, se percibe a los medios como promotores del conflicto y como actores políticos que informan en función a su agenda e intereses. La evaluación es crítica.

Hubo un tiempo en que los medios de comunicación y periodistas, en general, estaban en la cima de la confianza ciudadana. Junto con la Iglesia Católica, tenían muy alta legitimidad. Hoy es diferente: en la Delphi de la FES, solo el 7% tiene una confianza alta o muy alta en los medios. Para el 39% es regular. Y un mayoritario 54% confía poco o nada. Estos datos debieran preocuparnos. Si bien estamos mejor que otras entidades, la confianza es un bien preciado que los medios debemos recuperar y preservar.

En un contexto en que los medios digitales y las redes sociales tienden a desplazar a los medios de comunicación tradicionales como principal fuente de información, es necesario hacer un examen acerca de nuestro desempeño. ¿Cómo nos evalúan los líderes? Más de dos tercios, nada menos, sostienen que los medios informan en función a su propia agenda e intereses. Si sumamos el 13,5% que nos perciben como manipuladores, el saldo es muy negativo. Solo un marginal 7% cree que los medios informan con veracidad.

La baja confianza en los medios y la percepción de que informan más pensando en ellos mismos que en la sociedad, quizás se explican, entre otros factores, porque varios operadores mediáticos están polarizados y alientan la polarización. Lo vimos como tragedia en la crisis de 2019, cuando algunos medios y periodistas avalaron y hasta justificaron las masacres. Ello se reafirma en la Delphi: 86% de los líderes consultados sostienen que los medios promueven enfrentamientos y conflictos en el país.

Por si fuera poco, en estas percepciones reveladoras de la situación del campo mediático en Bolivia, casi nueve de cada 10 participantes en el estudio de la FES están de acuerdo con la afirmación de que los medios actúan como si fuesen actores políticos. Es tremendo. Para los liderazgos, la esencia de los medios se está perdiendo. En su balance, varios medios y periodistas están más cerca de la acción política que de la labor informativa. Eso, por supuesto, va en desmedro del periodismo.

Los estudios de percepción cualitativa y de opinión pública expresan tendencias generales en momentos determinados. Son útiles para la reflexión y el análisis. Y contribuyen a la autocrítica. Pero hay diferencias. Más allá de las percepciones aquí descritas, es meritorio el trabajo de medios que persisten en el empeño de cuidar y cultivar cada día los derechos a la comunicación e información. Como diario nos situamos en ese camino reafirmando nuestro compromiso con el libre ejercicio del oficio periodístico.

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Un impasse inédito

El camino hacia la resolución de este conflicto debe estar pavimentado con el respeto a las leyes internacionales

Por La Razón

/ 11 de abril de 2024 / 06:33

Aunque se afirma que no es la primera vez que ocurre en la historia reciente, lo sucedido en Quito la noche del viernes al sábado, cuando la Policía irrumpió en la Embajada de México ante Ecuador, representa mucho más que un escándalo diplomático y ha puesto al país andino en un impasse del cual será muy difícil salir, mucho más debido a la hasta ahora arrogante posición de su gobierno.

El conflicto diplomático entre México y Ecuador, cuyo antecedente inmediato fue la declaración de persona no grata a la embajadora mexicana, que luego dio paso al secuestro y encarcelamiento del exvicepresidente Jorge Glas, que acababa de recibir el estatus de refugiado político (pese a haber sido condenado por delitos comunes años atrás), ha escalado hasta alcanzar los estrados de la Corte Internacional de Justicia (CIJ), donde México ha presentado una demanda buscando justicia y el respeto a las normas internacionales.

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La decisión de México de acudir a la CIJ y la convocatoria a sesiones extraordinarias de la Organización de Estados Americanos (OEA) los días martes y miércoles reflejan la gravedad de la situación y la necesidad de un marco de acción que respete los principios fundamentales de la diplomacia y el derecho internacional. Estos foros ofrecen una oportunidad invaluable para abordar el conflicto de manera constructiva, poniendo en primer plano la necesidad de soluciones pacíficas y el diálogo basado en el respeto mutuo, razón por la cual la demanda ecuatoriana de revisar los tratados internacionales es poco prudente.

En estas circunstancias, la comunidad internacional, así como los organismos regionales y multilaterales, deben actuar como mediadores para facilitar una resolución que respete las normas internacionales y promueva la estabilidad regional. Según expertos en la materia, la mediación debe enfocarse en la reconciliación y buscar una solución que permita a ambas partes superar el impasse, manteniendo la integridad de los tratados internacionales como guía.

Este conflicto sirve para poner en relieve la importancia de adherirse a los principios del derecho internacional no solo como un fin en sí mismo, sino como un medio para asegurar la paz, la seguridad y el respeto entre las naciones. La resolución de este caso podría sentar un precedente importante para el manejo de futuras disputas diplomáticas y reafirmar el valor de las convenciones internacionales como pilares de las relaciones entre Estados.

El camino hacia la resolución de este conflicto debe estar pavimentado con el respeto a las leyes internacionales y el compromiso con el diálogo y la negociación. Es imperativo que México y Ecuador, con el apoyo de la comunidad internacional y organismos como la OEA, encuentren una salida basada en el entendimiento mutuo y el respeto a los tratados que han guiado las relaciones diplomáticas durante décadas. Este enfoque no solo resolverá el impasse actual de manera justa, sino que también fortalecerá el sistema internacional basado en reglas, crucial para la coexistencia pacífica entre naciones.

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Cuidar al TSE

Por La Razón

/ 7 de abril de 2024 / 04:10

La designación, por parte del presidente Arce, de un nuevo vocal del TSE, reactivó el debate político sobre la institucionalidad electoral, la narrativa anticipada de “fraude” y el papel de las autoridades. Es un capítulo más de la disputa interna en el MAS-IPSP y en la oposición. Es fundamental asegurar la integridad y fortaleza del TSE de cara al próximo ciclo electoral.

 La Constitución establece que el TSE está compuesto por siete vocales: seis elegidos por la ALP y uno designado por el presidente del Estado. En abril de 2021, el presidente Arce designó a la vocal Dina Chuquimia tras la renuncia de Salvador Romero, quien había sido designado por la presidenta de facto Áñez. El pasado jueves, de manera intempestiva, Arce nombró a Gustavo Ávila como nuevo vocal del TSE en reemplazo de Chuquimia. El hecho generó recelo político y una polémica inconducente.

La atribución presidencial para designar a un nuevo vocal electoral está clara, salvo que no puede destituir a un vocal en ejercicio como si fuese, por ejemplo, un ministro de su gabinete. En este caso, la designación de Ávila debió estar precedida por la renuncia de la hoy exvocal Chuquimia o el cumplimiento de su mandato (seis años). No ocurrió así. Y no es la primera vez. En junio de 2021, el presidente Arce destituyó por decreto y sustituyó a seis vocales departamentales designados por Áñez.

Más allá de la legalidad en cuestión, el problema es que se daña la autonomía de la institucionalidad electoral. Y eso es crítico como señal, peor todavía cuando nos acercamos a unas elecciones generales complejas y muy marcadas por la división en el partido oficialista y la fragmentación opositora. Del otro lado, es deplorable la forma ligera e irresponsable, en este caso desde la facción evista y Comunidad Ciudadana, en que se lanzan sospechas de “fraude” y se descalifica por anticipado a las personas.

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Sin esperar un día de su mandato como autoridad, se etiquetó al vocal Ávila como “operador” (de la “proscripción” del MAS, del “fraude”, de la inhabilitación de Evo). Se descalifica así a un profesional de amplia experiencia y trayectoria en materia electoral, que desempeñó varios cargos en el Tribunal Electoral de Tarija hasta ocupar su presidencia, y que hoy puede ser un valioso integrante del TSE y reforzar su Sala Plena. Esas denigraciones precoces también dañan, y mucho, al organismo electoral.

En un contexto marcado por la polarización, una elevada desconfianza en las instituciones e incertidumbre sobre el próximo ciclo electoral, empezando por las elecciones primarias, es fundamental que todos los actores relevantes, en especial los políticos, asuman con altura la necesidad de cuidar y fortalecer al TSE. La integridad y autonomía del árbitro, así como el respeto a la voluntad ciudadana expresada en las urnas, son imprescindibles para garantizar la integridad de las elecciones y preservar la democracia.  

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Liderazgos autoritarios

Es poco probable que la clase política vaya a recuperar su vocación por el debate y la competencia democrática

Por La Razón

/ 4 de abril de 2024 / 06:13

El tema no es nuevo ni se limita a Bolivia: los valores democráticos se depauperan con cada día que pasa y en la mayoría de los casos son los propios líderes políticos quienes propician este estado de cosas. Solo esta semana hubo dos ejemplos: un expresidente propuso cumplir la ley que él mismo promulgó y otro, también expresidente, pidió a sus diputados renunciar a su cargo.

En el primer caso, se trata de la aparentemente insalvable ruptura del Movimiento Al Socialismo (MAS), partido que ahora afronta un ultimátum del Tribunal Supremo Electoral (TSE) para renovar su directiva en un congreso orgánico, que todavía no se sabe si podrá realizarse, pues hay dos convocatorias con fechas y sedes diferentes. Difícil saber cómo responderá el Órgano Electoral a la disyuntiva, que podría profundizar no solo la ruptura del partido gobernante, sino aumentar la polarización en la sociedad.

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En el afán de salvar la situación, el jefe del partido, el expresidente Evo Morales, retó al actual Presidente del Estado a competir por la candidatura en una elección primaria. Es un cambio en lo decidido en el frustrado congreso de Lauca Ñ, el año pasado, donde se dijo que el exmandatario es “el único” candidato del partido, desconociendo la Ley 1096, de partidos políticos, y su reglamento específico sobre elecciones primarias; pero también una muestra de una vocación de uso instrumental de la norma.

Si tal actitud no es suficiente muestra, las oficiosas declaraciones de los áulicos del expresidente, prometiendo baños de sangre u ofrendar sus vidas, por la “libertad”, la “democracia”, y “por supuesto, por nuestro líder”, como dijo un senador hábil para el victimismo y la desinformación, muestra el poco aprecio por el juego limpio.

En el segundo caso, se vio al también expresidente Carlos Mesa pidiendo a sus legisladores electos renunciar a su silla en la Asamblea Legislativa si no se avienen a seguir sus instrucciones. No hace falta ser un gran intelectual para saber que la democracia implica gestionar el disenso, tarea propia de un buen líder. Un mensaje que instruye obedecer ciegamente al jefe o largarse, habla mal del liderazgo.

Además, como ya se ha dicho, no son solo jefes políticos quienes muestran poco aprecio por los valores democráticos. Al anuncio hecho por el exalcalde Juan del Granado de “rearticular” al Movimiento Sin Miedo, la respuesta de una de las vocales del TSE no fue celebrar la diversidad de partidos o el retorno de una organización política que en algún momento gozó de gran relevancia, sino recordarle a la exautoridad que carece de personería jurídica, como si no fuese posible hacer el debido trámite para recuperarla.

Es poco probable que la clase política vaya a recuperar su vocación por el debate y la competencia democrática. Toca a la sociedad reflexionar profundamente sobre su futuro inmediato y decidir si quiere exaltados discursos ideológicos que enmascaran comportamientos autoritarios, o si prefiere líderes comprometidos con el bien común. Tarea nada fácil, por cierto.

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29 años, dos trincheras

Por La Razón

/ 31 de marzo de 2024 / 00:23

El MAS-IPSP, que es la organización política más grande de nuestra historia democrática, acaba de cumplir 29 años desde su fundación como partido-instrumento político. Llega a su aniversario dividido en dos facciones, hoy irreconciliables. Lo hace con festejo separado: uno arcista, otro evista. Llega con ultimátum para renovar su directiva en un congreso ordinario.

Desde su fundación en 1995 como MAS-IPSP (el antecedente formal es el MAS-Unzaguista de 1987), el partido azul cobalto, negro y blanco ha tenido un ascenso vertiginoso a cargos de gobierno y de representación. Su líder histórico, Evo Morales, fue diputado uninominal en las elecciones de 1997, con la sigla Izquierda Unida, y ya como MAS-IPSP fue segundo en votación en los comicios de 2002. Apenas tres años después, en 2005, ganó la elección presidencial con una inédita mayoría absoluta de votos.

Así, desde la transición a la democracia y luego del período conocido como democracia pactada (1985-2003), el MAS-IPSP ha estado en el centro del espacio público-político en el país. Y desde 2006 a la fecha, con el paréntesis de un año del régimen inconstitucional de Áñez, ha ocupado el Órgano Ejecutivo del nivel central del Estado, con amplias y sucesivas victorias electorales y mayorías parlamentarias. La presencia del masismo, pues, es protagónica en y desde el campo plurinacional popular.

Hoy la situación es diferente. Si bien el MAS-IPSP continúa siendo la fuerza política con mayor presencia territorial en Bolivia, su fractura genera un horizonte incierto.

No se trata solo de la división interna en la estructura partidaria, sino también en su núcleo constitutivo que son las organizaciones sociales. Así, es probable que su músculo con fractura, pese la fragmentación opositora, no le alcance para ganar una nueva elección. La disputa por la candidatura presidencial pasará factura.

¿Cuándo se desportilló el partido- instrumento político? Hay quienes dicen que ya en el proceso constituyente hubo retrocesos. Otros identifican como hito crítico el conflicto en torno a la carretera por el TIPNIS. Sin duda un punto de quiebre fue el referéndum constitucional de 2016, en especial la decisión de no respetar el resultado. Y es innegable que la coyuntura crítica de 2019, que derivó en el derrocamiento del presidente Morales, marca un momento de derrota. Ha sido un declive paulatino.

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Al cumplir 29 años, el rumbo del MASIPSP está marcado por la crisis interna y la incertidumbre. Luego del deterioro incremental de la relación entre Evo y Lucho, ambos en afán de reelección, hoy las dos facciones no logran ponerse de acuerdo ni siquiera para convocar un congreso ordinario a fin de renovar su directiva. Hay plazo perentorio del TSE para el efecto. Parece más difícil todavía que definan su binomio presidencial en primarias. Es guerra de trincheras: unos en San Francisco, otros en Yapacaní.

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