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Monday 29 Apr 2024 | Actualizado a 15:18 PM

CHILE DICE QUE COLABORARÁ EN UNA SALIDA AL MAR

Posición. El canciller Alfredo Moreno señala que su país ‘no le debe nada a Bolivia’

Por La Razón

/ 1 de agosto de 2011 / 05:00

«Chile tiene la mejor voluntad de colaborar para que Bolivia tenga un mejor acceso al mar. Hay muchas cosas que podemos hacer juntos, pero no podemos llevar eso a equívoco, porque Chile no le debe nada a Bolivia», dijo Moreno en una entrevista con el diario chileno El Mercurio.

Añadió que «la base principal y sine qua non para avanzar en cualquier conversación es tener muy claro qué le pertenece a cada uno, cuáles son sus derechos y obligaciones, y eso está establecido en el Tratado de 1904», firmado tras la Guerra del Pacífico.

Señaló que esta posición fue expresada a Bolivia «claramente, en público y en privado», además en oportunidad de la reunión que sostuvieron, el jueves en Lima (Perú), el presidente de Chile, Sebastián Piñera, y el jefe de Estado boliviano Evo Morales.

Futuro. Según Moreno, «es fundamental crear confianza, contar con la voluntad de los gobiernos, las fuerzas políticas y los pueblos, pero para ello necesitamos hablar con claridad», lo que, aseguró, fue el tenor del encuentro entre Piñera y Morales la semana pasada.

La reunión de ambos mandatarios se constituyó en un primer acercamiento desde el 23 de marzo, cuando Morales anunció que Bolivia llevaría su demanda marítima a tribunales internacionales.

«Estamos iniciando un camino positivo y basado en principios claros, el respeto a los tratados. Fue una primera reunión después del 23 de marzo. Veremos cómo avanzamos», explicó Moreno.

Concluida la cita en la capital peruana se informó que ambos presidentes acordaron continuar el diálogo enmarcado en la agenda de 13 puntos, que incluye la demanda marítima boliviana. Piñera, no obstante, condicionó la retoma de las conversaciones a que Bolivia respete el Tratado de Paz y Amistad de 1904.

«La agenda de 13 puntos tiene plena vigencia y el mecanismo del diálogo bilateral entre los dos países es un dispositivo irrenunciable que se lo va a seguir desarrollando», dijo este domingo el ministro de la Presidencia, Carlos Romero, quien acompañó a Morales en su viaje a Lima.

Romero desmintió, además, algunas publicaciones que indicaban que la reunión con el Mandatario chileno no fue tan cordial.

Diálogo. Aclaró que la iniciativa del encuentro correspondió a Evo Morales «como una demostración objetiva de que el diálogo es la vía que priorizamos en nuestra relación con cualquiera de los Estados en el planeta, particularmente con Chile». Resaltó que en todo momento hubo «cordialidad, respeto, coincidencia en los temas comunes que se deben trabajar entre ambos países».

Moreno, por su parte, coincidió en que el encuentro fue «muy positivo, porque sirvió para reafirmar nuestra posición, aclarar situaciones, evitar equívocos y así hablar sobre posiciones claras».

En ese marco, dijo Romero, las cancillerías de ambos países seguirán trabajando en la agenda de 13 puntos establecida el 2006, aunque admitió que todavía no existe una fecha para una próxima reunión. Ésta deberá ser convocada por Chile, dado que fue ese país el que suspendió, unilateralmente, el último encuentro.

La agenda de 13 puntos era trabajada por los vicecancilleres de ambas naciones con un mecanismo de consultas dos veces al año. El canciller boliviano David Choquehuanca manifestó, el 26 de junio, que Bolivia estaba a la espera de «que pueda haber una comunicación (de Chile) para que este mecanismo funcione», tras aclarar que la próxima reunión se debe realizar en ese país.

Luego de que Bolivia anunció que recurriría a la Corte de La Haya para hacer valer su derecho a la reivindicación marítima, autoridades de ambos países expresaron una serie de afirmaciones que tensionó aún más la relación.

Por otro lado, el también chileno diario La Tercera publicó ayer una nota en sentido de que excancilleres de Bolivia le habrían hecho saber a Morales que no estaban de acuerdo con una demanda internacional.

Agenda de 13 puntos

Los presidentes de Bolivia, Evo Morales, y de Chile, Michelle Bachelet, acordaron en febrero del 2006 dialogar sobre una agenda de 13 puntos, en la que se incorporó la temática marítima y otros como el Silala.

La demanda marítima aparece en el punto seis. En junio del 2010, en La Paz, las comisiones bilaterales determinaron, «considerando los altos niveles de confianza, presentar en diciembre (de ese año en Santiago) propuestas concretas, factibles y útiles». La cita no se dio.

En cuanto al Silala, se llegó a un principio de acuerdo a través del cual el país vecino se compromete a pagar por el 50% del recurso natural hasta que un estudio establezca a quién pertenece el restante 50%.

Bolivia asegura que el Silala es un manantial que nace y muere en territorio nacional, mientras Chile sostiene que es un río de curso internacional. El acuerdo no avanzó porque se planteó debatir el pago de la deuda histórica por el uso de las aguas bolivianas. 

La agenda también incorpora el asunto del libre tránsito de productos; la integración física;  la complementación económica, lucha contra la pobreza; seguridad y defensa, educación y otros.

La comisión histórica irá a Chile en busca de información

La comisión de historiadores formada para coadyuvar en el trabajo de la demanda marítima ante tribunales internacionales, viajará a Chile para recabar información que fortalezca los argumentos históricos de la posición boliviana, informó el responsable de la comisión, Fernando Cajías.

«Queremos conocer la posición de Chile, estamos leyendo textos de Chile, como ellos también nos leen», afirmó, aunque explicó que aún no se fijó fecha para el viaje del equipo de académicos.

La comisión es parte de la Dirección de Estrategia Marítima (Diremar), creada para delinear la demanda jurídica contra Chile a fin de conseguir una salida soberana a las costas del Pacífico.

El exministro de Defensa Rubén Saavedra preside la Dirección, formada después de que el presidente Evo Morales anunciara, el 23 de marzo, recurrir a instancias internacionales ante la falta de una propuestas chilena para atender la demanda boliviana.

Saavedra informó, el 25 de julio, que se digitalizaron 3.300 documentos históricos, diplomático-jurídicos y periódicos de la época de la Guerra del Pacífico de1879, lo que —según Cajías— servirá para que Bolivia fundamente históricamente su demanda ante la Corte de La Haya.

Una vez que se anunció el giro en la política de retorno al mar, Morales convocó y se reunió con expresidentes, excancilleres, historiadores y exjefes militares para explicar la decisión tomada.

Cajías explicó que el trabajo que se le encomendó concluirá a fin de año. «La comisión está trabajando fundamentalmente en organizar y sistematizar la amplia información existente y dispersa sobre el tema del mar. De lo que se trata es unirla y sistematizarla», insistió.

Cajías tiene el apoyo de un equipo de nueve historiadores que reúnen información de la Cancillería, las bibliotecas de la Universidad Mayor de San Andrés y de la Asamblea y el Archivo Nacional.

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¿EJ en septiembre?

Por La Razón

/ 28 de abril de 2024 / 00:18

Renovadas acciones de amparo y medidas cautelares están paralizando nuevamente y dejan en incertidumbre las Elecciones Judiciales (EJ). Según lo establecido en la ley transitoria, este 5 de mayo debe concluir la fase de preselección de postulantes en la Asamblea Legislativa Plurinacional. Y el TSE anunció que la votación popular sería en septiembre. Hay duda sobre tales plazos.

Desde hace un año, el proceso electoral para renovar el Órgano Judicial y el Tribunal Constitucional está a la deriva. Según el mandato constitucional, las elecciones debieron realizarse en 2023. Pero políticos y operadores del sistema, en especial del TCP, se encargaron de frenar, congelar y a la postre postergar la elección. Como no se eligieron nuevas autoridades, los actuales magistrados (cuyo mandato ya se cumplió) decidieron autoprorrogarse. Fue como un guion escrito desde el principio para boicotear el proceso.

Como efecto de un bloqueo de caminos realizado en enero, finalmente la bancada oficialista en la Cámara de Diputados viabilizó las truncadas elecciones. Se aprobó entonces una ley de consenso que trazó la ruta, sus fases y los plazos tanto para la preselección a cargo de la ALP como para la votación bajo responsabilidad del TSE. Así, se publicó la convocatoria, se recibieron más de 700 postulaciones, se verificaron requisitos y se resolvieron las inhabilitaciones. Hasta ahí todo conforme a lo previsto.

En medio de la evaluación de méritos, incluida una prueba de conocimientos, varios postulantes inhabilitados por incumplir requisitos activaron demandas en la justicia para la reconsideración de sus casos. Todas esas acciones prosperaron dejando en suspenso el proceso de preselección de postulantes. Y el plazo corre. Luego de calificar los méritos, la Comisión Mixta de la Asamblea debe aprobar su informe, que será la base para la elección, por dos tercios, en sesión plenaria. Queda solo una semana.

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Es evidente que algunos actores políticos y operadores judiciales están empeñados en frenar sin fecha, nuevamente, las elecciones judiciales. Sería desastroso para la institucionalidad en el país en un contexto de alta desconfianza y de crisis. Por ello es sensato que la Comisión Mixta retome el proceso desde mañana. Tampoco sería una buena señal que se amplíen los plazos, ya que ello implica postergar la votación popular (quizás hasta octubre, lo que se superpone con las elecciones primarias).

Todos sabemos que las elecciones judiciales no solucionan la crisis del sistema de administración de justicia, pero al menos implican cumplir la Constitución y evitar que los autoprorrogados continúen degradando aún más el Estado de Derecho con sus decisiones a la carta. Por ello es fundamental que la ALP culmine pronto su trabajo de preselección con voluntad política y madurez democrática. Luego será el turno de la ciudadanía en las urnas. Y seguirá en agenda la cada vez más urgente reforma estructural del sistema.

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Un asunto oscuro

Según la presidenta ejecutiva de YLB, la acusación fue fruto de una investigación técnica realizada a lo largo de dos años

Por La Razón

/ 25 de abril de 2024 / 06:59

La todavía incipiente industria del litio en Bolivia no puede salir de las sombras. Al violento arresto del exministro de Minería y exresponsable de la planta en la región de Lípez en Potosí, Luis Alberto Echazú, se ha sumado, ayer, la muerte del exgerente ejecutivo de Yacimientos de Litio Bolivianos (YLB). El tema se ha politizado y, ahora, judicializado, pero del negocio no hay más que promesas.

Los contornos del caso, la actuación presuntamente arbitraria e irregular de la Fiscalía el lunes, según denuncia del abogado de Echazú, así como las declaraciones de jerarcas y portavoces del ala evista del MAS, hacen pensar en intereses políticos ligados a la sorda pelea por el poder en el partido gobernante antes que en aquellos ligados al efectivo despegue de la industria del litio en el país. El intercambio de acusaciones, con y sin fundamento, en nada ayuda a reactivar el proyecto.

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El tono y el contenido de una “carta abierta” firmada por el exgerente de YLB, Juan Carlos Montenegro, otro de los imputados, antes de morir (incluyendo una última línea en la que pide perdón a sus seres queridos por el “dolor” que les causará “esta mi decisión”), hace pensar en que detrás de la acusación hecha el jueves de la semana pasada por la actual gerente del proyecto y el procurador del Estado, además de la sorprendentemente rápida actuación del Ministerio Público, hay mucho más que la búsqueda de justicia o de castigo a la corrupción.

Según la presidenta ejecutiva de YLB, la acusación fue fruto de una investigación técnica realizada a lo largo de dos años, asunto del cual ni ella ni su antecesor habían dicho nada anteriormente. Al ser conducido a celdas policiales, el exministro, ahora en detención domiciliaria, afirmó que “el Gobierno quiere ocultar tres años y medio” de parálisis en el que debería ser el proyecto más importante del Estado Plurinacional en los últimos años.

Coincidiendo con la denuncia de YLB contra exfuncionarios de la institución, el mismo día, el Presidente del Estado acusó a “potencias mundiales” y un “país vecino” de pretender controlar los recursos naturales del país, especialmente el litio, bloqueando las exportaciones y excluyendo a Bolivia en procesos estratégicos de comunicación. A la luz de lo sucedido en los últimos años, es evidente que el principal obstáculo está en el Estado y no fuera de las fronteras.

Mientras Chile se abre a las inversiones de riesgo compartido y se propone recuperar el sitial de primer exportador de litio en el mundo en los próximos dos años, y el presidente de Argentina busca entregar las reservas de su país a las transnacionales del sector, Bolivia todavía no ha mostrado cuál es su estrategia de industrialización y comercialización del preciado mineral, al extremo que ni siquiera ha transparentado los acuerdos (no contratos) que tiene con empresas chinas y rusas. Así, es imposible tener optimismo en el futuro del litio.

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Ley ‘antihombres’

Los datos son innegables y terribles: la violencia contra las mujeres, lejos de disminuir, persiste e incluso aumenta.

Por La Razón

/ 21 de abril de 2024 / 00:27

La penosa declaración del presidente del Senado, Andrónico Rodríguez, en sentido de que la Ley 348 es una ley “antihombres” (sic), puso en agenda la cuestión irresuelta de la violencia contra las mujeres. Rodríguez recibió fuertes críticas, pero también adhesiones. Lo preocupante es que fomenta a grupos antiderechos y pone en riesgo una norma que protege a las mujeres.

 La ley integral para garantizar a las mujeres una vida libre de violencia (Ley 348) fue promulgada por el presidente Morales en marzo de 2013. Su objeto es establecer mecanismos, medidas y políticas integrales de prevención, atención, protección y reparación a las mujeres en situación de violencia, así como la persecución y sanción a los agresores. Se trata de una ley avanzada, resultado de muchos años de lucha de las mujeres por sus derechos en una sociedad patriarcal y machista como la boliviana.

En 11 años de vigencia, la Ley 348 permitió el registro de centenas de miles de denuncias de violencia contra mujeres en el país. Según datos del Observatorio de Género de la Coordinadora de la Mujer, el año pasado hubo casi 52.000 denuncias. Los casos de violencia familiar o doméstica, que son la mayoría, se incrementaron en 193% entre 2013 y 2023. Cada día, en promedio, hay 142 denuncias de violencia contra mujeres, 30 agresiones sexuales, 104 embarazos de niñas y adolescentes. En 2023 se registraron 81 feminicidios.

Los datos son innegables y terribles: la violencia contra las mujeres, lejos de disminuir, persiste e incluso aumenta. Por ello son deplorables afirmaciones tan ligeras como que la Ley 348 es una “ley antihombres” o, peor, que “la violencia no tiene género”. Si bien existen acusaciones falsas contra hombres, e incluso detenciones arbitrarias presumiendo culpabilidad, ello no atenúa ni menos niega la abrumadora evidencia de que las mujeres son las victimas sistemáticas de actos de violencia en todas sus formas.

En su capítulo de derechos fundamentales, la Constitución señala con claridad que “todas las personas, en particular las mujeres, tienen derecho a no sufrir violencia física, sexual y psicológica”. Y establece que el Estado tiene la obligación de adoptar las medidas necesarias para prevenir, eliminar y sancionar la violencia de género.

Con ese mandato constitucional, la Ley 348 define mecanismos para proteger a las mujeres. Y traza la ruta para la denuncia, persecución y sanción penal de los agresores.

Es evidente que se requiere una reforma normativa y hay valiosas propuestas para el efecto. Pero sobre todo fallan los operadores del sistema judicial. Claro que debe evitarse que haya hombres inocentes en prisión, pero sobre todo que los feminicidas y violentos estén libres. Las polémicas palabras del presidente del Senado tendrían que servir para debatir el tema, mejorar la ley, garantizar en serio para las mujeres una vida libre de violencia y frenar las muy peligrosas campañas antiderechos.

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Un vecino conflictivo

El gobierno de Milei podría estar buscando consolidar su base política mediante el nacionalismo y el anti-izquierdismo

Por La Razón

/ 18 de abril de 2024 / 07:06

Días atrás, la ministra de Seguridad de Argentina, Patricia Bullrich, informó que había decidido reforzar la seguridad en la frontera con Bolivia debido a la supuesta presencia de cientos de militares iraníes en el país. La respuesta de la Cancillería boliviana fue tan rápida como mesurada, en evidente contraste con el tono que está adoptando el gobierno de Javier Milei.

Desde el inicio, la presidencia de Javier Milei ha sido notable no solo por sus políticas internas de shock, sino también por su manejo de las relaciones internacionales, especialmente con países latinoamericanos de gobiernos considerados izquierdistas. Sus controversiales interacciones con líderes regionales han generado un amplio debate sobre las estrategias diplomáticas y sus implicaciones tanto a nivel regional como doméstico.

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Primero, el intercambio de insultos con el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, provocó una rápida escalada de tensiones que afortunadamente no pasaron a más. Milei respondió a las críticas de López Obrador, quien había tildado a Milei de “facho conservador”, con términos igualmente duros, exacerbando las fricciones bilaterales. Este tipo de diplomacia de confrontación no solo socava las relaciones tradicionalmente cordiales entre Argentina y México, sino que también plantea preguntas sobre la estabilidad regional.

Por otra parte, las relaciones con Colombia se tensaron significativamente después de que Milei llamara al presidente Gustavo Petro «comunista asesino». Esta declaración provocó una pronta respuesta diplomática de Colombia, incluyendo el llamado de su embajador en Buenos Aires, lo cual subraya la seriedad del conflicto y el impacto en las relaciones diplomáticas; por ahora las relaciones entre ambos países están normalizándose y los respectivos embajadores han regresado a sus funciones.

Asimismo, la afirmación de la ministra Bullrich sobre la presunta presencia de militares iraníes en Bolivia añadió más leña al fuego, mostrando una tendencia hacia declaraciones provocativas que pueden tener serias repercusiones diplomáticas y de seguridad. Algo similar había ocurrido poco antes, cuando el presidente Milei afirmó que el gobierno de Chile iba a llevar a ese país a la pobreza por adoptar políticas socialistas. En ambos casos la respuesta fue pronta, mesurada y contundente.

En el frente interno, estas controversias internacionales parecen servir como una cortina de humo para desviar la atención de los problemas económicos graves que enfrenta Argentina, como la inflación y el estancamiento económico. Al centrarse en conflictos externos, el gobierno de Milei podría estar buscando consolidar su base política mediante el nacionalismo y el anti-izquierdismo, mientras posterga o minimiza la discusión sobre la necesidad de reformas económicas internas profundas.

Es posible que las tácticas de confrontación de Milei tengan un atractivo político inmediato entre ciertos sectores en Argentina que le son afines, pero los riesgos asociados a alienar a países vecinos y potenciales socios comerciales son altos, especialmente en el mediano y largo plazos, cuando el polémico mandatario ya no esté en funciones.

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Los medios en cuestión

Por La Razón

/ 14 de abril de 2024 / 00:20

El reciente estudio Delphi de la Fundación Friedrich Ebert (FES-Bolivia), realizado con líderes de todo el país, revela datos delicados respecto a los medios de comunicación y su desempeño. Además de una baja confianza, se percibe a los medios como promotores del conflicto y como actores políticos que informan en función a su agenda e intereses. La evaluación es crítica.

Hubo un tiempo en que los medios de comunicación y periodistas, en general, estaban en la cima de la confianza ciudadana. Junto con la Iglesia Católica, tenían muy alta legitimidad. Hoy es diferente: en la Delphi de la FES, solo el 7% tiene una confianza alta o muy alta en los medios. Para el 39% es regular. Y un mayoritario 54% confía poco o nada. Estos datos debieran preocuparnos. Si bien estamos mejor que otras entidades, la confianza es un bien preciado que los medios debemos recuperar y preservar.

En un contexto en que los medios digitales y las redes sociales tienden a desplazar a los medios de comunicación tradicionales como principal fuente de información, es necesario hacer un examen acerca de nuestro desempeño. ¿Cómo nos evalúan los líderes? Más de dos tercios, nada menos, sostienen que los medios informan en función a su propia agenda e intereses. Si sumamos el 13,5% que nos perciben como manipuladores, el saldo es muy negativo. Solo un marginal 7% cree que los medios informan con veracidad.

La baja confianza en los medios y la percepción de que informan más pensando en ellos mismos que en la sociedad, quizás se explican, entre otros factores, porque varios operadores mediáticos están polarizados y alientan la polarización. Lo vimos como tragedia en la crisis de 2019, cuando algunos medios y periodistas avalaron y hasta justificaron las masacres. Ello se reafirma en la Delphi: 86% de los líderes consultados sostienen que los medios promueven enfrentamientos y conflictos en el país.

Por si fuera poco, en estas percepciones reveladoras de la situación del campo mediático en Bolivia, casi nueve de cada 10 participantes en el estudio de la FES están de acuerdo con la afirmación de que los medios actúan como si fuesen actores políticos. Es tremendo. Para los liderazgos, la esencia de los medios se está perdiendo. En su balance, varios medios y periodistas están más cerca de la acción política que de la labor informativa. Eso, por supuesto, va en desmedro del periodismo.

Los estudios de percepción cualitativa y de opinión pública expresan tendencias generales en momentos determinados. Son útiles para la reflexión y el análisis. Y contribuyen a la autocrítica. Pero hay diferencias. Más allá de las percepciones aquí descritas, es meritorio el trabajo de medios que persisten en el empeño de cuidar y cultivar cada día los derechos a la comunicación e información. Como diario nos situamos en ese camino reafirmando nuestro compromiso con el libre ejercicio del oficio periodístico.

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