Comunidades mojeñas piden construir la vía
Los agricultores mojeños dicen que sus cultivos se echan a perder por la falta de una vía caminera. Un maestro se queja porque en época de lluvias se suspenden las clases
A una hora y media de la capital mojeña, El Retiro es un pueblo de unas 250 personas, 105 de ellos son niños, que por estos días se ilusionan con el camino que les permitiría llegar en una hora a San Ignacio de Moxos y en cuatro a Cochabamba.
«Ese 2003 don José Casti falleció porque no podíamos llevarlo a San Ignacio para que se cure y eso siempre nos pasa cuando se inunda este lugar», afirma con tristeza Leticia Ipamo, de 33 años, en El Retiro, a donde llegó ayer La Razón para saber qué opinan sus pobladores sobre la construcción de este camino que llevará adelante la empresa brasileña OAS.
Mientras la marcha de unos cientos de indígenas llegaba ayer a Fátima, a unos 40 kilómetros de Trinidad y a dos días de San Ignacio, los habitantes de El Retiro están convencidos de que la única manera de que el progreso llegue a ese poblado es la carretera. «¿Qué queremos?», «¡carretera!», respondía ayer un centenar de habitantes en el patio del colegio de El Retiro, mientras portaban la tricolor, la bandera del Beni y la enseña de los mojeños. «Nuestros cultivos de arroz y yuca se echan a perder porque no tenemos la carretera», apuntó por su lado Luis Salvatierra, otro vecino.
El maestro Ramón Nosa reveló que cuando llega la temporada de lluvias, los niños son los más afectados. «Las infecciones de piel y los problemas pulmonares atacan a nuestros pequeños y de nada sirve que tengamos una botica comunal», afirmó.
En estos tiempos, es imposible llegar a San Ignacio de Moxos y las clases en El Retiro se suspenden. La futura carretera pasará a unos 200 metros de esta comunidad que forma parte del tercer tramo entre Monte Grande y San Ignacio de Moxos.
Sobre la marcha indígena que se opone a que la carretera entre por el corazón del Territorio Indígena Parque Nacional Isiboro Sécure (TIPNIS), el poblador Salvatierra cree que otros intereses mueven esa protesta. En el mismo tono se expresó la «retireña» Leticia Ipamo. «Para mí esa marcha no es justa. Ellos no saben las carencias que nosotros vivimos a diario».
A unos 10 minutos de El Retiro está la comunidad de San Antonio de El Pallar, donde viven unas 46 familias que también están de acuerdo con la construcción de la vía. «Ivoo chene (queremos la carretera)», sostiene en su lengua materna la anciana Felipa Noé Moye, de 76 años, cuando se le pregunta sobre el proyecto. A su lado, su hijo Esteban Nosa cuenta que como agricultor sin la carretera no puede sacar a San Ignacio, la yuca, el arroz y el maíz que siembra.
Delfines, el atractivo en río Sénero
Mamíferos
En el cielo azul de Moxos con suerte se pueden ver volar parejas de parabas azules, pero en el río Sénero, a 45 minutos de San Ignacio, una familia de delfines rosados jugaba ayer al mediodía.
Taitetús
Mientras La Razón se dirigía ayer a El Retiro se topó en el camino con una familia de taitetús, unos mamíferos que incluso por unos segundos se dejaron captar por la cámara fotográfica.
La maquinaria empieza a llegar al Beni
El campamento donde se instalará la base de operaciones de ingenieros y trabajadores que construirán la ruta Monte Grande-San Ignacio aún no fue instalado, pero empezaron algunas labores primarias en el camino.
En una visita que La Razón hizo ayer por esa zona pudo ver una máquina excavadora y una mototrailla en un terreno de cuatro hectáreas donde estará el campamento. Mientras, dos tractores y unos cuatro topógrafos realizaban en el camino el estudio del terreno.
El grueso de la maquinaria está llegando a San Ignacio de Moxos, donde esperan que la Administradora Boliviana de Carreteras (ABC) les dé la autorización para comenzar a trabajar en los primeros 10 kilómetros desde San Ignacio de Moxos rumbo a El Retiro.
La futura carretera tendrá un ancho de 10 metros, será de dos carriles, cada uno de tres metros y medio, mientras que a los dos costados habrá un espacio de un metro y medio para estacionar. En OAS se mantienen al margen de la marcha y sus ejecutivos pidieron con respeto no referirse a la manifestación indígena que viene desde Trinidad. En tanto suceda eso, hacen votos para que se llegue a una solución. Los trabajos en esa zona deberían comenzar antes de octubre.