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UE observa denuncia de Convención de Viena

Christian Leffler – El Director para las Américas del Servicio de Acción Exterior de la Unión Europea llegó al país para evaluar con el Gobierno las perspectivas de la cooperación europea. Hizo un espacio en su agenda para atender a este medio, justamente un día antes de reunirse con las autoridades bolivianas, y habló, entre otras cosas, sobre la protesta que presentó Bolivia al artículo 49 de la Convención de Viena de 1961, referido al tratamiento que se da a la hoja de coca.

— ¿Cuál el estado de la relación Bolivia-Unión Europea?
— Somos socios desde hace muchos años. Tenemos una cooperación bien estabilizada. Bolivia es el país en América Latina con el que tenemos la cooperación al desarrollo, el apoyo financiero, más grande del continente. En la actual programación de cooperación multianual, del 2007 al 2013, Bolivia se beneficia de más o menos 250 millones de euros (Bs 2.385.000.000)  y eso algo bastante importante. Esa es la cooperación programada para apoyar estrategias nacionales de desarrollo en varios sectores. Pero además hay también una especial en el ámbito de la seguridad alimentaria, de 120 millones de euros adicionales; entonces estamos hablando de más o menos 370 millones (Bs 3.529.800.000) de cooperación. Es una cooperación que se aplica en estrategias nacionales y prioridades nacionales, nosotros no estamos aquí para decirle al Gobierno o al pueblo boliviano qué hacer,.
— Justamente el Gobierno ha identificado el tema de la seguridad alimentaria como una prioridad. ¿Qué proyectos se encara con el apoyo de la UE?
— Tenemos un apoyo a la política sectorial de seguridad alimentaria que incluye unos 120 millones de euros, es decir más de 1.000 millones de bolivianos. Estos últimos años hemos podido apoyar al Ministerio de Desarrollo Rural en la producción de  semillas, en infraestructura, en todo lo que es apoyo a la seguridad alimentaria, enfocada sobre todo a las áreas más vulnerables.
— ¿Cómo ven en Europa el conflicto que existe en el país debido a la construcción de una carretera que pasa por un parque natural y a la que se oponen los indígenas?
— Intentamos comprender más esta evolución interna. Que haya un debate es normal y es bueno, ese es el discurso democrático en una sociedad, para clarificar y priorizar los proyectos nacionales. Es claro que aquí hay situaciones a clarificar y también para nosotros hay sectores sensibles, pero son principalmente cuestiones que hay que arreglar entre bolivianos. Nosotros trabajamos con las autoridades bolivianas para  mejorar la estructura de gobierno desde hace unos años, a fin de generar  la posibilidad de que todas las partes bolivianas contribuyan a la definición del proyecto nacional.
— Con motivo del Día Internacional de los Pueblos Indígenas, la Alta Representante de la UE, Catherine Ashton, dijo que se deben respetar convenios como el 169 de la Organización Internacional del Trabajo. ¿Esto se aplica para todos los casos?
— Sí, claro. Esta convención de la OIT, es algo que se aplica en Europa también y hay varios países de la UE que también tienen desafíos en ese sentido y  nosotros, como somos casi multilateralistas genéticos, estamos siempre a favor de soluciones y progresos a nivel multilateral. Cuando hay una convención que se ha negociado, que ha llegado para todos, para nosotros ese es el marco que debe ser el punto de referencia para los países y para la legislación nacional. Por eso trabajamos en muchos países de América Latina con los gobiernos, para ver cómo pueden traducirse en leyes nacionales y en prácticas nacionales las intenciones y disposiciones de esta convención de la OIT.
— ¿Y cómo se interpreta la consulta definida en esta convención? ¿Es vinculante?
— Debe haber consultas y estructuras de consulta para permitir a las poblaciones indígenas expresarse sobre todos los proyectos que puedan afectarles, y ese es el principio de base. Eso puede hacerse de varias maneras, pero la esencial es construir estructuras que permitan un diálogo, que permitan una consulta formal antes de la toma final de decisiones sobre proyectos que afectan a las poblaciones indígenas.
— En la línea que siguieron Perú y Colombia y ahora continúa Ecuador, Bolivia ha expresado su interés de concretar un acuerdo comercial con la UE. ¿En qué anda este proyecto?
— Ese es un tema a discutir con el Gobierno en el alto nivel. Nosotros hemos propuesto a todos los países del Pacto Andino, hace unos años, hacer una cuenta de asociación. En esa época no había consenso entre los miembros del Pacto Andino y por eso que avanzamos con Colombia y Perú con un acuerdo de libre comercio acompañado con otro acuerdo de diálogo y cooperación política. Es verdad que ahora estamos en discusiones avanzadas con Ecuador para ver si puede empezar también la negociación para hacer un acuerdo similar, vamos a ver, hemos discutido ya y con Bolivia continuamos. Ahora queremos comprender con más claridad lo que busca Bolivia, cómo podría integrarse en un contexto regional, de que sea un solo acuerdo o múltiples , pero para hacer también sinergias entre los acuerdos, ayudar en una cooperación más estrecha entre los países andinos.
— ¿Qué es lo que dificulta el avance de esta negociación?
— En parte una cuestión de recursos, recursos humanos y otros para hacer el trabajo. También debemos identificar muy precisamente cuáles son los intereses de parte del otro, cuál será la estructura. Claro que en el caso de Bolivia, como país en desarrollo, con un nivel ahora no muy alto en comparación con otros países de la región, la UE ya le ha otorgado ventajas, posibilidades de exportar a Europa, por ejemplo, en condiciones muy ventajosas. Entonces hay que ver cuáles son las ventajas, además de un acuerdo.
— En un anterior informe sobre la situación del Sistema de Preferencias Generalizadas (SPG) con la UE se identificó que Bolivia aprovechaba escasamente este sistema. ¿La situación ha mejorado?
— Bolivia está utilizando el sistema de preferencias y se queda en ese sistema de preferencias. Hay el sistema general y hay el SPG y también el SPG Plus y de eso también Bolivia se beneficia, se beneficia de sus ventajas demás, pero eso está vinculado con acciones de los países beneficiarios en ámbitos multilaterales y en el contexto de varias convenciones multilaterales. Y la salida de Bolivia de la Convención de la ONU  de 1961 sobre la lucha contra las drogas puede ser un problema. Trabajamos con los ministerios bolivianos para resolver esta cuestión a fin de que Bolivia pueda continuar beneficiándose, como hoy, de todos los privilegios comerciales con la UE.
— ¿Cuándo se decide  la renovación del acceso a estas preferencias especiales? ¿Hay una fecha definida?
— No. La renovación del sistema general es un proceso muy largo. La Comisión Europea ha hecho esa propuesta a los estados miembros y ahora está en discusión, en negociación, en el Consejo de Ministros y en el Parlamento Europeo. Esto es un trabajo que va a continuar una buena parte del 2012, sino todo el 2012, pero por lo que es el SPG general no tengo duda de que Bolivia se queda en el sistema de preferencias, es más una cuestión de focalización del sistema de reestructuración, ambas dimensiones del programa, pero claro que en comparación de otros países del continente americano, Bolivia es uno de los primeros para entrar en el sistema de preferencias (general).
— Pero en este caso la gestión del Gobierno en la Convención de Viena ha generado al menos alguna susceptibilidad en los miembros de la UE…
— Sí
— Y eso probablemente pudiera influir, decía usted, en el momento en que se decida en  qué términos accede Bolivia a las preferencias plus…
— Es posible.
— Y en materia de lucha contra las drogas ¿cómo reciben esas informaciones sobre estructuras jerárquicas de la Policía boliviana comprometidas con esa actividad?
— Para nosotros el abuso de las drogas, el narcotráfico y la criminalidad que se crea alrededor es una de las más grandes amenazas a las sociedades de este continente. Lo vemos muy claro en países como Guatemala, El Salvador y México, esa lucha armada entre las autoridades y los narcotraficantes, pero aquí hasta ahora no hay esa situación tan grave, aunque hay indicadores de una degradación de esta situación en ciertas zonas fronterizas del país. En el caso de los militares o policías que son acusados de tráfico, eso puede pasar en muchos países, pero puede ser también un indicador, eso es principalmente para las autoridades bolivianas, para hacer una investigación muy profunda, muy precisa y objetiva. Pero lo que queda claro en esto es que tenemos que estar juntos para cortar ese fenómeno del narcotráfico, ese fenómeno de producción ilegal de cocaína, que es distinto al uso tradicional de la coca. Por eso es importante para nosotros que el Gobierno de Bolivia, cuando salga y se reintegre a la convención de la ONU sea muy preciso sobre esta distinción entre el uso tradicional y el tráfico ilegal, entre el cultivo legal y la producción ilegal.
— Ahora Europa es uno de los principales mercados de la droga que sale de Bolivia…
— Hemos visto en varios países de América, de Asia, que la lucha casi militar de represión tiene efectos, pero el narcotráfico siempre vuelve, siempre crece de nuevo. Entonces lo más eficaz es atacar los problemas económicos, sociales y a veces culturales.

Perfil

Nombre: Christian Leffler
Nació: 1955
Profesión: Ciencias Políticas y RREE
Cargo: Director de la UE

Un diplomático sueco de amplia experiencia

El actual Director para las Américas del Servicio de Acción Exterior de la  Unión Europea (UE) nació en Göteborg y trabajó para el Servicio de Asuntos Exteriores Sueco en 1980. Se convirtió en el primer sueco «Antici», responsable bajo la Representación Permanente para la coordinación política del trabajo en el Consejo de Ministros. Entró a formar parte de la Comisión Europea en 1996, donde ocupó el puesto de «Antici» y Jefe de Unidad en el Secretariado General responsable de la coordinación de las relaciones con el Consejo de Ministros. En 1999 fue Subdirector de la Oficina Privada de Chris Patten, Comisario Europeo de Relaciones Exteriores. Entre el 2002 y 2007 fue Director responsable del Oriente Medio y el Sur del Mediterráneo en la Dirección General para RREE de la Comisión Europea. Después trabajó como Jefe de Gabinete para Margot Wallström, vicepresidenta de la Comisión para Relaciones Institucionales y Comunicación. El 2010 fue Subdirector General de la DG para el Desarrollo y las relaciones con los países de África, Caribe y el Pacífico.