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MICHEL PINARD: ‘Bolivia puede perder el beneficio del SPG+’

El embajador francés Michel Pinard es amable y sincero. Asegura que espera “con todo su corazón” que mejoren los intercambios políticos, económicos y comerciales entre su país y Bolivia. Está preocupado por la decisión del gobierno de Evo Morales de dejar la Convención sobre Estupefacientes de 1961, a la que denunció para facilitar la legalización del acullico de la hoja de coca, una estrategia diplomática que verá resultados en diciembre, cuando este mecanismo de las Naciones Unidas analice las “reservas” anunciadas por Bolivia para ser readmitido en éste. Más aún, Pinard advierte que la Unión Europea podría dejar al país al margen de los beneficios comerciales del SPG+ (Sistema de Preferencias Generalizadas Plus) si esta readmisión no se concreta, un beneficio que admite cero aranceles en Europa para productos intensivos en mano de obra.

— ¿Cuál es su evaluación de las relaciones entre Bolivia y Francia?

— El primer diplomático enviado a Bolivia vino en 1845, dos décadas después de la independencia. Son relaciones antiguas y amistosas, pero relaciones en las cuales queremos dar mayor sustancia, mayor contenido. Hay relaciones políticas inspiradas por una cierta simpatía por las evoluciones en las cuales Bolivia se orientó desde 2006, pero se necesitaría reforzar el intercambio político entre Bolivia y Francia. Hay temas sobre los cuales hay convergencias, hay otros temas sobre los cuales puede haber diferencias de sensibilidad, diferencias de preocupación. Vale la pena hablar de estos temas.

— ¿Hay confianza política?

— Es difícil estar de acuerdo en todo. Hay convergencias y hay unos temas sobre los cuales necesitamos seguir un diálogo. En el tema de la droga, por ejemplo. En el tema del medio ambiente, somos muy favorables para crear una organización mundial de ambiente. Una organización permitiría a Bolivia dar a conocer con mayor audiencia su visión del tema; en una organización internacional, la voz de Bolivia tendría el mismo peso que la voz de países que son de los mayores en el mundo. (…) pero vemos que es un tema sobre el cual Bolivia es cautelosa y tiene reservas. Es un ejemplo para ampliar un diálogo conjunto. En el sector político (hay) un buen ambiente, pero con dos o tres temas sensibles y de divergencia.

— ¿El tema de la lucha antidroga está en estas divergencias?

— El de las drogas es un tema sobre el cual tenemos una preocupación, no somos los únicos. Hemos notado los esfuerzos que hace el Gobierno boliviano para luchar, no contra la coca, sino contra la cocaína, que es otra cosa; lo sabemos. Contra los (cultivos) excedentes, creemos que Bolivia tal vez podría tomar medidas un poco más drásticas y emblemáticas para mostrar su compromiso en la lucha contra estos excedentes de coca, de los cuales, todos sabemos, todo se va para la producción de cocaína.

En la cooperación vamos bien, especialmente con el sector salud, con laboratorios y hospitales. Donde sí hay una cierta debilidad es en el sector comercial, los intercambios son muy bajos. Bolivia podría vender más a Francia, pero tendría que dar a conocer sus productos. Tuve la oportunidad de hablar de esto con los directivos de la Cámara de Comercio de Bolivia y yo les incité a buscar la forma de estar presentes en ciertos salones internacionales.  

— ¿El SPG+ no funciona?

— Funciona, pero el futuro del SPG está un poco incierto. La Unión Europea da este beneficio a países que cumplen con ciertos criterios, uno de esos criterios es lo de la droga. El hecho es que Bolivia se salga de la Convención de 1961. Si no se reintegra a ésta, eso le va a hacer perder el beneficio del SPG, si se queda fuera de la Convención del 61, porque el SPG se otorga pero a países que respetan ciertos criterios y en especial a aquellos que son parte de acuerdos internacionales dentro de los cuales figura la Convención del 61.

— ¿Qué puede vender Bolivia?

— Francia es después de Estados Unidos, pero con un territorio que hace la mitad de Bolivia, el segundo exportador mundial de productos agroalimenticios.

La agricultura pesa mucho en nuestro PIB (Producto Interno Bruto) y en la actividad económica general del país. Por eso el Salón de Agricultura, Ganadería y Alimentación en París es un acontecimiento mayor. Valdría la pena que Bolivia esté presente para dar a conocer los productos.

— La quinua, por ejemplo.

— ¡Claro!, que además importamos. Bolivia podría promocionar sus productos un poco más en Francia y aquí nosotros los franceses tenemos que atraer a Bolivia un mayor número de comerciantes que vengan  a presentar lo que pueden, para responder a las necesidades tanto para las administraciones bolivianas como de particulares.

— ¿Hay más obstáculos?

— Lo que frena este flujo, aparte de los problemas de conexión internacional, es la imagen de Bolivia en los sectores económicos. Hay una especie de neblina ahí y la imagen de Bolivia afuera no es muy clara, muy precisa. Hay incertidumbre jurídica.

— ¿La Ley de Inversiones?

— Hay una sola empresa francesa aquí, que invirtió en cantidades significativas, es la petrolera Total. Es la primera empresa que aceptó firmar los nuevos contratos gasíferos en 2006. Total tiene confianza en el futuro de Bolivia y está pensando en ampliar sus actividades con tal de que las reglas del juego estén bien claras, definidas y estables. Afuera muchas empresas miran hacia Bolivia pero con dudas.

La falta de una Ley de Inversiones clara, precisa y estable disuade a los inversionistas, los desanima y yo lo lamento mucho porque con una presencia mayor de inversionistas franceses en Bolivia podremos ampliar en forma significativa nuestros intercambios comerciales. Por eso, espero que a la mayor brevedad posible Bolivia adopte un marco jurídico eficiente, claro, estable y estoy seguro que vamos a ver a un mayor número de empresas francesas interesarse por su país, con beneficio para ambas partes .

Perfil

Nombre: Michel Pinard

Profesión: Diplomático de carrera

Cargo: Embajador de Francia en Bolivia desde marzo

Descubrió Bolivia a los 21 años, en 1975

“He vuelto a un país que ha progresado y eso me alegra”, dice el diplomático al recordar que llegó a Bolivia hace 37 años. Desde la ventana de una nave del Lloyd Aéreo Boliviano se dejó deslumbrar por el lago Titicaca. “Tengo grabadas esas imágenes en películas de ocho milímetros”. La segunda imagen que registró Pinard al bajar de El Alto: “Un gran letrero que decía ‘Banzer, orden, paz y trabajo’, era la época de la dictadura, una época muy difícil, y recuerdo esta ciudad encerrada ahí en esa cuenca con el Illimani al fondo, donde había dos edificios altos, la UMSA y el edificio Alameda. Era una ciudad donde Obrajes era como una campiña”.

Pero los recuerdos de esos años son más duros. “Bolivia era un país con mucha belleza, pero con mucha miseria”, asegura.

El embajador afirma que los franceses en Bolivia eran muy escasos en esos tiempos. Cree que el país debe hacer más esfuerzos para mostrarse, para atraer a más empresas y turistas. “La gente que viene llega porque fueron animados por los amigos que vinieron antes, es una campaña confidencial”.