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‘Si me piden qué destacar de él, diría su consecuencia’

— Qué pena que tengamos que vernos para hablar de Simón Reyes…

— Ha sido un compañero de los más consecuentes. Si me preguntan qué hay que rescatar más de Simón, diría su consecuencia. ¿Algo más? Nada más su consecuencia. Fue uno de los dirigentes que enalteció al movimiento sindical boliviano. Yo encuentro solamente a tres compañeros del nivel de Simón; no hay un cuarto: Juan Lechín Oquendo, Víctor López Arias y Federico Escóbar Zapata.

— ¿Y Huracán Ramírez?

— No puedo ser comparado con los hombres que están por encima de la dimensión humana.

— ¿Cómo comenzó Simón Reyes a trabajar en las minas?

— Simón marchó a Potosí entre  1954 y 1955. Era lo que se llamaba “funcionario del Partido Comunista”. Como dice su contrato, su ocupación fue zapatero y, desde luego, el trabajar en Comibol era todo un privilegio. Decidió trabajar porque creyó ser mejor carrero que zapatero.

En muy poco tiempo descolló como líder sindical. Entre estos papeles (su file en la Empresa Minera Unificada de Potosí) está la primera comisión que recibió en 1959. Y esa carta es una autorización de viaje a La Paz, en su calidad de secretario general del Sindicato Central de Metalúrgicos (de Unificada). También fue delegado en el Congreso de Telamayu, en el que fue elegido secretario de Relaciones de la Federación de Trabajadores Mineros de Bolivia.
Simón llegó demasiado lejos. Para conocer la dimensión del hombre, es suficiente ver las fotografías del III Congreso del Partido Comunista de Cuba, con Fidel Castro y Rodney Arismendi…

— ¿Puede atribuírsele las luchas contra el Decreto 21060 y la Marcha por la Vida?

— Lamentablemente, no.

— De todos modos, estuvo…

— Ha estado y ésa es la mancha de vida sindical. El convenio que firmó (con el Gobierno) aceptó el destino de 13 mil trabajadores, pero él estuvo en una situación que ameritaba decisiones, y las tomó, equivocado o no. Después del congreso de Oruro, que tuvo resultados malos debido a la actuación de Filemón Escóbar, se planteó un ampliado al que los sindicatos llegaron con la consigna de la marcha.