En una declaración leída ayer por el encargado de Negocios de la Embajada de EEUU en el país, Larry Memmott, la legación afirmó que “no hay ninguna prueba” de una “conducta inapropiada” que su agencia de cooperación Usaid hubiera tenido en Bolivia.
En la declaración, la embajada estadounidense remarca que la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid, por sus siglas en inglés) apoyaba el Plan Nacional de Desarrollo (PND) y que sus actividades estaban “plenamente coordinadas” con los ministerios y reparticiones nacionales correspondientes. Este medio buscó la opinión al respecto del ministro de la Presidencia, Juan Ramón Quintana, pero hasta el cierre de la presente edición no se la pudo obtener.
El 5 de mayo, Quintana acusó a Usaid de “injerencia política” e identificó tres momentos históricos de dicha intromisión: la legitimación de las dictaduras militares (décadas de los 60-70), la instauración de la política neoliberal (1982-2005), y la intención de desestabilizar, desde 2006, al gobierno del presidente Evo Morales.
Inapropiado. En su declaración, la Embajada de Estados Unidos rechaza que su ayuda haya incurrido en una “conducta inapropiada”: “Rechazamos expresamente cualquier sugerencia de que hubo conducta inapropiada, no hay ninguna prueba o razón para creer que hubo otras motivaciones que no fueran el desarrollo y beneficio de Bolivia. La ayuda brindada por Estados Unidos siempre ha sido un acto de solidaridad y amistad entre el pueblo estadounidense y el pueblo boliviano”, indica el documento.
El 1 de mayo reciente, el presidente Evo Morales anunció la expulsión de Usaid del país. Lo hizo poco después de que el secretario de Estado de EEUU, Jhon Kerry, en una declaración ante el Senado norteamericano dijera que Latinoamérica aún es el “patio trasero” del país del norte. Aún se debate el sentido que el diplomático quiso dar a dicha expresión.
A tiempo de lamentar la decisión del Gobierno boliviano de “poner fin a esta cooperación”, la embajada estadounidense afirma que Usaid “benefició a millones de bolivianos en el transcurso de las últimas cinco décadas”.
Con respecto a la denuncia (efectuada por el ministro Quintana) de que gran parte de la ayuda de Usaid se fue en “gastos administrativos” a manos de empresas y ONG también norteamericanas, la declaración responde que “la gran mayoría de los empleados de Usaid, sus socios y contratistas han sido siempre ciudadanos bolivianos”. La declaración finaliza lamentando “profundamente el dolor y el desconcierto que causa esta decisión (la expulsión)”.