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Reos y autoridades acuerdan que los niños mayores de 11 años deberán dejar la cárcel de San Pedro en siete días

Los niños mayores a 11 años deberán abandonar la cárcel de San Pedro de La Paz en un plazo de siete días, según un acuerdo firmado hoy por la mañana entre los privados de libertad y autoridades de la Defensoría del Pueblo, informó la delegada de esa institución en La Paz, Teófila Guarachi.

“Se está suscribiendo un acuerdo de manera voluntaria y consensuada con los privados de libertad, la Defensoría del Pueblo y seguridad de la cárcel de San Pedro, en la que se dice claramente que los niños mayores de 11 años, en un lapso de siete días, deberán abandonar este centro penitenciario de manera voluntaria”, declaró Guarachi a radio Fides.

La delegada de la Defensoría explicó que aquellos niños que tengan algún familiar en ese recinto irán a vivir con sus parientes, y que en el caso de los menores sin parientes próximos, éstos serán derivados a casas de acogida, por lo que Guarachi pidió la colaboración de las autoridades para conseguir mayores espacios que alberguen a los niños de San Pedro.

También detalló que en el caso de los niños cuya edad está comprendida entre los seis y once años, una comisión evaluará caso por caso, para que “en una futura evaluación se determine de forma consensuada y paulatina entre padres de familia, la Defensoría del Pueblo y las defensorías de la niñez (la salida de los menores)”.

La Ley de Ejecución Penal y Supervisión N° 2298 establece que en las cárceles del país sólo deben permanecer niños que tengan hasta seis años de edad, recordó el miércoles la ministra de Justicia, Cecilia Ayllón. Según datos de Régimen Penitenciario, en los 18 penales de Bolivia hay 2.104 menores de edad, de los que sólo 1.197 (57%) se adecuan a lo que dice la normativa.

De esa cantidad, 236 niños están en la cárcel de San Pedro de La Paz, de los que 138 son infantes que tienen menos de seis años. Llanos afirmó que el cuerpo desnudo de algunos de los menores es aprovechado y utilizado por algunos internos no sólo para el manoseo, sino también para la masturbación o, lo que es peor, para el abuso sexual.