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Compartimos las metas del Gobierno en la lucha contra la pobreza en el país

— En Sudamérica, Bolivia es el único país que recibe cooperación danesa. ¿Cuál es el enfoque de esa presencia?

— Entre los países socios de Dinamarca, Bolivia es el que tiene el ingreso per cápita más alto, pero creemos que aún hay cosas que hacer con Bolivia.
Aquí hay un proceso de cambio institucional, hay desafíos en el desarrollo de capacidades de las instituciones, las personas y leyes… Desarrollar mecanismos para llevar las políticas del Gobierno al campo, gastar bien los recursos en educación, salud, sector productivo, medioambiente, ahora que existe gran cantidad de recursos en las cuentas públicas.

El aporte en términos de recursos va a bajar en los próximos años. Tenemos de Bs 700 millones para ese periodo, algo menos que en los cinco años anteriores.

Entonces, es importante el fortalecimiento institucional, el apoyo a esas reformas, que son difíciles de realizar porque involucran a instituciones fuertes. Cambiar esas estructuras es una decisión difícil, pero necesaria.

— La cooperación viene entonces con un enfoque de apuntalar mecanismos, ya no tanto de transferencia económica…

— No se puede decir que no hay necesidades económicas, vamos a seguir invirtiendo en el tema agropecuario, con el Ministerio de Desarrollo Plural, para dar asistencia técnica a campesinos.

Pero es importante que el Gobierno y las gobernaciones apoyen los mecanismos que ya existen para ayudar a los campesinos.
Así facilitamos una inversión mayor que el monto de nuestros fondos en zonas de Potosí, Chuquisaca, Oruro y La Paz.

— ¿Cuál es su impresión sobre las transformaciones sociales e institucionales en el país?

— La sociedad boliviana ha tenido muchas desigualdades. Hoy hay cambios estructurales: sectores de esta sociedad que antes no tenían acceso a servicios, ahora los tienen, y eso crece en mayor proporción que en la élite económica.

El que los movimientos sociales exijan algo del Gobierno, es muestra de una sociedad civil fuerte, lo que es bueno para la democracia, muestra que está viva.

El país crece a un ritmo del 5% en los últimos años. Es un buen crecimiento que podría ser mejor,  hay una oportunidad para crecer más con mayor inversión privada, como ocurre en otras naciones.

Se debe dar una mayor seguridad jurídica a los inversionistas nacionales y a los extranjeros.

El Gobierno tiene una política económica muy estable, no gasta más de lo que ingresa. Es un cambio con respecto a los anteriores, que tiene que ver con el auge de los precios internacionales de las materias primas, pero también con las políticas que implementa.

— ¿Cómo ha sido su relación con el Estado boliviano?

— Tenemos buenas relaciones con el Gobierno, hablamos francamente de todos los asuntos que vemos necesario tratar.
Compartimos los objetivos del Gobierno sobre la lucha contra la pobreza, la formación de derechos humanos para todos. Estamos también preocupados con los desafíos de la Justicia, pero vemos la importancia de apoyarla de manera constructiva y bajo la relación que tenemos con el Ejecutivo y las instituciones.

La visión del Ministerio de Exteriores de Dinamarca es tratar con una sociedad civil plural y un sistema político plural en el que haya diferentes oportunidades.

— Dinamarca es uno de los pocos países que cumple con el compromiso internacional de asignar más del 0,7% de su PIB a la cooperación externa, ¿cuáles son las razones de esta política de Estado solidaria?

— Dinamarca siempre ha estado pendiente del mundo. Nos importa que las relaciones entre naciones se rijan por normas y convenios. Además, hemos desarrollado una sociedad bastante igualitaria. Esas son las principales razones para que tengamos un compromiso de cooperación.

Cuando entré a trabajar en la cooperación danesa, en 1986, ya estaba en pie este porcentaje del 0,7% del PIB para ayuda externa. Hasta el año 2000 mantuvimos un nivel del 1% y hoy estamos en 0,8%. Nuestra política de cooperación ha sido aprobada por todos los partidos, somos una sociedad con mucho consenso.