En Sucre, reos usan los mesones como camas
El centro de detención San Roque fue construido para albergar a 80 personas, pero actualmente cobija a 450 reos,
El hacinamiento en el penal de San Roque de Sucre llega al extremo de que los mesones que en el día son utilizados para el desayuno y almuerzo de los reos, en la noche se convierten en camas improvisadas, donde descansa gran parte de los internos.
Esa realidad fue hecha conocer por la delegada del Defensor del Pueblo en Chuquisaca, Juana Maturano, quien presentó un informe sobre la situación en la que viven los internos de la penitenciaría de la capital, a la que calificó de “terrible” e “insostenible”.
Según el relato de Maturano, en las noches se siente con mayor dureza el hacinamiento. Detalló que los mesones y hasta los asientos son ocupados por colchonetas, en los mejores casos, y solo con frazadas, en algunos, para que los internos pasen la noche.
“Es impresionante, es indescriptible ingresar al penal de Sucre, a pesar de que se dice que San Roque es uno de los mejores (del país), pero el hacinamiento es insostenible y eso es lo que nos preocupa”, expresó Maturano.
Hacinamiento. El centro de detención, ubicado a cinco cuadras de la plaza central de Sucre, fue construido para albergar a 80 personas, pero actualmente cobija a 450 reos, de los que el 80% tiene detención preventiva y el resto, sentencia ejecutoriada.
Los internos cuentan con los servicios básicos como agua y energía eléctrica, pero no tienen la suficiente cantidad de baños y duchas. Maturano sostuvo que, en el día, los habitantes tienen que hacer filas para bañarse y cumplir con sus necesidades básicas.
La autoridad defensorial reveló que algunos internos que duermen en el comedor hacen sus necesidades en balde, mientras que otros se ven obligados a pedir paso a sus eventuales compañeros de cuarto para ir hasta los baños, pese a la molestia que generan.
Los internos de Sucre como del resto del país reciben Bs 6,60 como prediario que, según Maturano, apenas alcanza para un almuerzo. Los reos se organizaron para hacer una olla común y asegurar que todo el sector central pueda alimentarse. Con algunos donativos que reciben, cubren gastos para tomar té con un pan.
Según Maturano, la solución a este problema es la construcción de la nueva cárcel en la zona de Duraznillos, que ya tiene el diseño y el compromiso de financiamiento del Ministerio de Gobierno. Lamentó que la Alcaldía y la Gobernación no se hayan puesto de acuerdo en la cesión del terreno y en trámites para consolidar la obra.