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Tuesday 16 Apr 2024 | Actualizado a 04:31 AM

Carlos Mesa: ‘Chile asume un doble riesgo’

El portavoz presidencial para la demanda marítima boliviana, Carlos Mesa, advirtió que Chile asume un doble riesgo al anunciar que ese país impugnará la competencia del Tribunal Internacional de Justicia (CIJ) en el proceso interpuesto por Bolivia para obligar a Chile a negociar una salida soberana al Pacífico.

/ 10 de julio de 2014 / 09:00

El expresidente (2003-2005), ahora en su condición de portavoz de la demanda marítima, analiza la decisión de Chile de objetar la competencia de la Corte Internacional de Justicia (CIJ) con relación al proceso de Bolivia contra la nación trasandina. Carlos Mesa considera posible una reunión con la presidenta Michelle Bachelet. “Yo diría que esa posibilidad no hay que desconocerla, pero sin duda  el contexto de este momento  plantea una pregunta sobre los tiempos”, dice.

El portavoz presidencial para la demanda marítima boliviana, Carlos Mesa, advirtió que Chile asume un doble riesgo al anunciar que ese país impugnará la competencia del Tribunal Internacional de Justicia (CIJ) en el proceso interpuesto por Bolivia para obligar a Chile a negociar una salida soberana al Pacífico. La Razón abordó el tema con el exmandatario.

— ¿Cómo recibió el anuncio de la presidenta Bachelet?

— Con tranquilidad. Primero, era algo previsible, era una opción que había que considerar. En cierto sentido, Chile asume un doble riesgo, porque la excepción de incompetencia puede generarle un  primer no y eventualmente la derrota jurídica un segundo no. Y la razón de la tranquilidad tiene que ver con la base argumental jurídica que Bolivia tiene, es muy fuerte y está sustentada adecuadamente como para resistir esa excepción de incompetencia.

— ¿Es un minijuicio, como lo  redujo el canciller chileno, Heraldo Muñoz?

— Sí. En un análisis jurídico, se trata de un momento preliminar  o, como dicen ellos, una excepción preliminar de incompetencia  que obliga a la Corte a hacer un análisis no de fondo de la memoria planteada por Bolivia, sino una argumentación de Chile que establece dos posibilidades, porque  aquí estamos hablando de memoria, inevitablemente.  No conocemos el documento formal que Chile va a presentar a la Corte. Una posibilidad es que Chile le diga que ésta no tiene competencia para juzgar el caso. Una segunda es que Chile le diga a la Corte que no puede o no debe admitir la demanda, porque ésta no es consistente.

— ¿Éste es un tema de la Corte de La Haya o de lo que las partes requieran?

— Definitivamente, éste es un tema de la Corte de La Haya. Una cosa que tiene que quedar clara  es que la demanda planteada por Bolivia no termina en esta fase y no depende de las excepciones que plantee Chile, e incluso de las que pueda plantear Bolivia. Depende única y exclusivamente de una decisión de la Corte de La Haya que establezca su competencia y llevar adelante el proceso o no llevarlo.

— De más de 100 veces que se planteó incompetencia solo  cinco prosperaron. ¿Hay margen para la tranquilidad?

— Sí. La incompetencia es uno de esos elementos, pero hay más,  porque el criterio de que el proceso no debe ser admitido por falta de sustento, en más del 80% de los casos, la Corte le ha dicho “no” al país que lo ha planteado.

— ¿Qué señal llega de Chile, donde la Presidenta, nada menos, hace el anuncio? ¿Estarán preocupados?

— Sin ninguna duda. Se trata no solo de una decisión hecha por la Presidenta, sino que lo hace en cadena nacional, en un mensaje a todo un país. Esto dice, uno,    que el tema es de gran importancia para Chile, y dos, en el fondo, viene a ratificar la idea de que el planteamiento boliviano es lo suficientemente serio e importante como para preocupar gravemente al Gobierno de Chile. Chile hace una apuesta muy arriesgada en esa dirección, y yo diría que hay que tomar en consideración la fortísima presión de sectores de decisión y opinión fundamentales  de expresidentes, parlamentarios,  autoridades, empresarios y medios de comunicación sobre el Gobierno de Chile. Quizás, en condiciones de “normalidad”, la decisión y reacción de Chile hubiera sido acompañar esta argumentación en la contramemoria y no hacerlo ahora.

— ¿No hay en ambos lados de la cordillera un discurso pour la galler (para la tribuna)?

— No ha sido el caso de Bolivia. Nos hemos mantenido en una acción de naturaleza histórica por la importancia para nuestro país, pero luego vino una sobrerreacción de Chile, que era esperable en el caso del presidente Sebastián Piñera, pero que realmente sorprende en el caso de la mandataria Bachelet. Ahí, quien está llevando adelante la campaña, de policía malo, es el ministro de Relaciones Exteriores, Heraldo Muñoz, quien ha planteado las cosas de manera agresiva.

Perfil

Nombre: Carlos D. Mesa Gisbert

Nació: 12-08-1953, La Paz

Profesión: Periodista

Cargo: Delegado para la demanda marítima

Periodista

Historiador, Carlos Mesa es periodista, y uno de sus programas más conocidos fue De cerca, en el que entrevistó a la mayoría de los líderes políticos y presidentes de los últimos tiempos en el país. Fue presidente de la República entre 2003 y 2005.

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Solo números

El equipo de ministros de Evo Morales es uno de los más estables en la historia del país. En su tercer mandato, Evo podrá ser el presidente de más continuidad en el poder.

/ 22 de enero de 2015 / 21:17

El presidente Evo Morales asume este 22 de enero, por tercera vez, la presidencia del Estado Plurinacional. En el camino ha roto récords y en este periodo de cinco años que comienza, siempre y cuando no ocurra nada raro, pulverizará todos los récords en cuanto a la permanencia en el sillón de la  presidencia de la nación.

El Presidente podría mirar una fecha: el 19 de octubre de 2015, momento en el que superará el registro de Andrés de Santa Cruz, quien estuvo nueve años, ocho meses y 24 días en el cargo de forma continua, aunque lejos aún de los 12 años, seis meses y 22 días que Víctor Paz Estenssoro estuvo, en forma discontinua, como presidente de Bolivia. Esta anotación podría, sin embargo, ser superada, el 14 de agosto de 2018, con el presidente Morales y lo colocaría en la cima de la lista de presidentes de Bolivia que han gobernado por más tiempo.

Otro nombre que caerá un peldaño será el de Hugo Banzer, el 24 de diciembre de 2016, momento en que Morales pase al segundo lugar detrás de Paz Estenssoro. Lo interesante en esta numerología y fechas es que precisamente este 22 de enero de 2015, el presidente Morales supera a otro presidente: Ismael Montes Gamboa, quien estuvo durante mucho tiempo en el cuarto puesto de permanencia en la presidencia, aunque en dos periodos discontinuos.

Los Ministros. Uno de los elementos más interesantes para quienes manejan estadística es el de la estabilidad del gabinete, aunque poco mencionada entre la gente. El conjunto de ministros que acompaña a Evo Morales debe ser uno de los más estables de la historia turbulenta de nuestro país, acostumbrado a esperar crisis de gabinete cada 6 de agosto o cada fin de año o, como en este caso, cada 22 de enero. Nada de esto ha ocurrido en los últimos años. Salvo un par de sustituciones obligadas por elecciones o un hecho aislado, el Presidente decidió dar continuidad al trabajo de los ministros, incluso contra viento y marea, como en el caso del actual Ministro de Salud.

El anuncio de un ajuste en el gabinete, realizado por el propio Jefe del Estado, seguramente producto de pedidos de los mismos ministros, cansados o enfermos; algún ineficiente o, por ahí, el pedido de algunos sectores o movimientos sociales. De todas formas, la estabilidad de los gabinetes muestra que el Presidente quiere dar continuidad al trabajo que ha desarrollado en el Ejecutivo.

Volviendo a las cifras; dos de sus ministros, David Choquehuanca Céspedes y Luis Arce Catacora, lo han acompañado desde su primer día en el Palacio de Gobierno y han roto récords de permanencia en sus cargos, excepción hecha de Rafael Bustillos, ocho veces ministro de Estado con 3.796 días en el cargo y Miguel María de Aguirre, seis veces ministro con 3.291 días. Los ministros mencionados de Morales, hasta este 22 de enero de 2015, tienen 3.287 días en sus puestos. Es decir que si el Presidente los ratifica, el 23 de enero, ambos serán “subcampeones” de permanencia, superando a Miguel Aguirre.

El Gobierno ha dicho también que las cifras de la economía son históricas:

  1. Al 28 de diciembre de 2014, en moneda nacional, los depósitos sumaron 13.784 millones de dólares y los créditos 13.015 millones de dólares, de acuerdo con la ASFI.
  2. La inflación acumulada en 2014 cierra en 5,19%, según el INE, donde el Índice de Precios al Consumidor (IPC) en diciembre fue de 0,84%.
  3. Bolivia exportó $us 12.062 millones de enero a noviembre, 6,31% más que en 2013. El mayor ingreso fue de $us 6.100 millones por la venta de gas natural a Brasil y Argentina.
  4. El Banco Central aumentó el circulante por más de Bs 2.200 millones. Es decir, que la economía boliviana está mejor que nunca.

Pero hay cosas que van más allá de fechas y días al mando; índices de precios al consumidor, porcentajes de pobreza, millones de dólares en depósitos, reservas y percepciones de apoyo a Evo Morales. Bolivia enfrenta este año temas globales como la tendencia a la baja del precio internacional del petróleo y el de los minerales, y no es todo: hubo un déficit fiscal luego de muchos años y alcanzó al 1,8%. Cayó la exportación de quinua boliviana a Estados Unidos, mientras Perú duplicó sus ventas. El crecimiento del valor de las exportaciones de gas natural de Bolivia se vio frenado en los últimos dos meses luego de casi cinco años de continuo aumento y pese a la cada vez mayor producción del energético.

En temas de electricidad, un segundo apagón en Santa Cruz develó la falta de inversión en este tipo de equipos.

La situación de la Empresa Nacional de Textiles (Enatex) es una muestra más de la falta de inversiones para desarrollar el sector tras la desaparición del ATPDEA (a Estados Unidos) incluso de los mercados del Alba, centralizados por Venezuela. El Gobierno ha suspendido la tercera emisión de bonos soberanos. La oferta se paralizó por la caída del crudo, el alza de tasas y la fortaleza del dólar.

En este contexto, el propio presidente Morales alertó a su equipo ministerial con el fin de prepararse para tiempos difíciles. La declaración oficial es el resultado del primer coletazo de la crisis internacional de los precios de las materias primas, mientras los “opinadores”, como diría el ministro Arce, dicen que el país continúa elevando el endeudamiento tanto interno como externo.

Como se observa, hay cosas interesantes y preocupantes detrás de los números y solo hay que recordar lo que decía Winston Churchill: “Solo me fío de las estadísticas que he manipulado”.

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1904: el diario del lunes

El Tratado de 1904 fue  la única salida. Chile colocó a Bolivia en un callejón sin salida y con la amenaza militar le obligó   a firmar el acuerdo. Sin embargo, el Congreso  boliviano, en sesiones reservadas, no votó el tratado por unanimidad. Es más, ni siquiera lo hizo con los dos tercios que tenía el republicanismo.

/ 19 de octubre de 2014 / 04:00

Los periodistas argentinos han bautizado como “diario del lunes” al análisis que se hace del deporte, especialmente en el fútbol, cuando las cosas han pasado y se conoce el resultado, se han repetido las  jugadas una y mil veces, y con esa ventaja, tener la comodidad de ensayar la crítica a los protagonistas, especialmente a los árbitros.

Este 20 de octubre se recordarán los 110 años de la firma del Tratado de Paz y Amistad suscrito entre Bolivia y Chile, y que privó a nuestro país de una salida al mar y que no volvió a mostrar ni paz ni amistad entre las dos naciones. Era según este Tratado, el cumplimiento al artículo octavo del Pacto de Tregua del 4 de Abril de 1884, firmado entre Emilio Bello Codesido, Ministro de Relaciones Exteriores de Chile, y Alberto Gutiérrez, Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario de Bolivia en Chile.

Los chilenos argumentan que este Tratado fue firmado 24 años después de concluida  la guerra y sin presiones. Falso.  El departamento del Litoral estaba ocupado por  tropas chilenas y los gobiernos de ese país habían trasladado miles de  sus ciudadanos a los puertos bolivianos y a Chuquicamata.

Pero la firma de este Tratado no está al margen de la política y de la ideología. Quienes  se encontraban en  ejercicio del gobierno en 1904 eran los liberales. El liberalismo tiene que ver en política con los conceptos  básicos de un sistema filosófico, económico y político que promueve las libertades civiles y se opone a cualquier forma de despotismo, apelando a los principios republicanos; y en lo económico es el pensamiento que destaca la libertad de actuación de la iniciativa privada.

Bajo estos conceptos, se asegura que la responsabilidad histórica de los gobiernos liberales que actuaron en este tema es muy grande. Que la mentalidad empresarial mezquina, sin un concepto mínimo de responsabilidad histórica de largo plazo, marcó una de las decisiones más desastrosas de política internacional boliviana, cuyas consecuencias vivieron todos los gobiernos posteriores que intentaron una negociación con Chile para reivindicar el territorio usurpado.

Pero ese es el “diario del lunes”. No hay duda de que los gobiernos tienen responsabilidad en sus actos  y la del Tratado de 1904 debe considerar a dos gobiernos: José Manuel  Pando e Ismael  Montes. El negociador confidencial de Pando fue Félix Avelino Aramayo, que en 1902 se reunió con el presidente de Chile Germán Riesco para proponer una cesión de soberanía a cambio de una compensación importante. En este contexto, hay que recordar quién era Aramayo: el despegue de la minería boliviana durante el siglo XIX está directamente vinculado con su nombre, pues una de sus grandes obsesiones personales fue, precisamente, su modernización. Dicen sus biógrafos que Aramayo fue un visionario, pues pudo prever con claridad las enormes ventajas económicas de la explotación de las minas de estaño, por lo que impulsó su unión por ferrocarril con los puertos del Pacífico y mientras sus detractores aseguran que desde su óptica empresarial, el Tratado lo favorecía, sus panegiristas dicen que se opuso a la firma de este documento con Chile.

La negociación se reanudó en 1904 con el embajador de Ismael Montes, Alberto Gutiérrez, cuya decisión por lograr un acuerdo era tan definitiva como exagerada. En esas circunstancias, para Chile no fue difícil obtener el acuerdo que le era aún más favorable a sus intereses que la propuesta boliviana de 1902. Adicionalmente y, a pesar de la oposición del ministro de Relaciones Exteriores, Claudio Pinilla, Gutiérrez  firmó un acta secreta en la que Bolivia se comprometía a apoyar a Chile para que se quedase a perpetuidad con los puertos de Tacna y Arica a cambio de un abstracto apoyo chileno en eventuales conflictos limítrofes de Bolivia. Afortunadamente, esta acta nunca se puso a consideración del Congreso boliviano.

El Tratado de 1904 fue en ese momento la única salida. Chile colocó a Bolivia en un callejón sin salida y con la amenaza militar obligó a los bolivianos a firmar el acuerdo. Sin embargo, el Congreso boliviano, en sesiones reservadas, no votó el Tratado por unanimidad. Es más, ni siquiera lo hizo con los dos tercios que ostentaba en ese entonces el republicanismo.

En este caso los nombres de quienes votaron en contra y a favor son imprescindibles: en el Senado solo cinco votaron a favor del Tratado: Enrique Collazos, Flavio López, José Félix Camacho, José Carrasco y Macario Pinilla. En contra: Daniel Salamanca, Eduardo Delgadillo, Guillermo Cainzo, José María Camacho, Miguel Ramírez, Pastor Sainz, Pablo E. Roca, Pedro Ignacio Cortés, Primo Arrieta y Tomás O’Connor D’Arlach. En cambio en la Cámara de Diputados, 37 aprobaron y 20 rechazaron el Tratado que a la postre es el que Chile actualmente insiste con falacias, que Bolivia quiere su revisión.

Muchas preguntas se han hecho desde entonces, especialmente desde el punto de vista político. ¿Se podía haber hecho otra cosa? ¿Los gobiernos liberales actuaron en torno a los intereses de Bolivia o pensaron en sus propios intereses?  Las respuestas se han acomodado en su tiempo: la prensa de la época, manejada por el poder económico, habla de la paz y la amistad entre dos pueblos.

El monumental libro del Centenario de la República, editado bajo la presidencia de Bautista Saavedra en 1925  y con más de 1.200 páginas, le dedica al Tratado dos líneas sin referirse a lo específico: “En virtud de los tratados con el Brasil y con Chile, se construyeron los ferrocarriles Madera-Mamoré y el de Arica a La Paz”, destacando que el de Ismael Montes “…fue uno de los más fecundos en iniciativas y progresos reales”.

Pero los partidos con tendencia izquierdista han criticado la actitud de los congresistas y autoridades del poder ejecutivo de la época. Aseguran que la actuación de los congresistas del momento, los dos tercios del Congreso, la personalidad de los líderes como Pando y Montes, pero sobre todo  la idea de que los liberales pensaron más en su propio bie-nestar que en el de la nación, nos lleva otra vez a la lectura del “diario del lunes” que ha tenido el común denominador de criticar desde la política lo que  fue y aún es,  un tema muy delicado del ámbito internacional.

Es, en todo caso, un tema superado en la actualidad. Todos, con algunos matices, han apoyado la iniciativa del gobierno de Evo Morales de hacer las cosas como se las está haciendo. Las voces que aseguran que un triunfo boliviano será el de Evo Morales y que un eventual fracaso tendrá en Carlos Mesa y Eduardo Rodríguez los chivos expiatorios, es solo la mirada miope de un momento histórico, por ahí, el más firme y sereno de los últimos 110 años, más allá del circunstancial gobierno del MAS.

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Carlos Mesa: ‘Chile asume un doble riesgo’

El portavoz presidencial para la demanda marítima boliviana, Carlos Mesa, advirtió que Chile asume un doble riesgo al anunciar que ese país impugnará la competencia del Tribunal Internacional de Justicia (CIJ) en el proceso interpuesto por Bolivia para obligar a Chile a negociar una salida soberana al Pacífico.

/ 10 de julio de 2014 / 09:00

El expresidente (2003-2005), ahora en su condición de portavoz de la demanda marítima, analiza la decisión de Chile de objetar la competencia de la Corte Internacional de Justicia (CIJ) con relación al proceso de Bolivia contra la nación trasandina. Carlos Mesa considera posible una reunión con la presidenta Michelle Bachelet. “Yo diría que esa posibilidad no hay que desconocerla, pero sin duda  el contexto de este momento  plantea una pregunta sobre los tiempos”, dice.

El portavoz presidencial para la demanda marítima boliviana, Carlos Mesa, advirtió que Chile asume un doble riesgo al anunciar que ese país impugnará la competencia del Tribunal Internacional de Justicia (CIJ) en el proceso interpuesto por Bolivia para obligar a Chile a negociar una salida soberana al Pacífico. La Razón abordó el tema con el exmandatario.

— ¿Cómo recibió el anuncio de la presidenta Bachelet?

— Con tranquilidad. Primero, era algo previsible, era una opción que había que considerar. En cierto sentido, Chile asume un doble riesgo, porque la excepción de incompetencia puede generarle un  primer no y eventualmente la derrota jurídica un segundo no. Y la razón de la tranquilidad tiene que ver con la base argumental jurídica que Bolivia tiene, es muy fuerte y está sustentada adecuadamente como para resistir esa excepción de incompetencia.

— ¿Es un minijuicio, como lo  redujo el canciller chileno, Heraldo Muñoz?

— Sí. En un análisis jurídico, se trata de un momento preliminar  o, como dicen ellos, una excepción preliminar de incompetencia  que obliga a la Corte a hacer un análisis no de fondo de la memoria planteada por Bolivia, sino una argumentación de Chile que establece dos posibilidades, porque  aquí estamos hablando de memoria, inevitablemente.  No conocemos el documento formal que Chile va a presentar a la Corte. Una posibilidad es que Chile le diga que ésta no tiene competencia para juzgar el caso. Una segunda es que Chile le diga a la Corte que no puede o no debe admitir la demanda, porque ésta no es consistente.

— ¿Éste es un tema de la Corte de La Haya o de lo que las partes requieran?

— Definitivamente, éste es un tema de la Corte de La Haya. Una cosa que tiene que quedar clara  es que la demanda planteada por Bolivia no termina en esta fase y no depende de las excepciones que plantee Chile, e incluso de las que pueda plantear Bolivia. Depende única y exclusivamente de una decisión de la Corte de La Haya que establezca su competencia y llevar adelante el proceso o no llevarlo.

— De más de 100 veces que se planteó incompetencia solo  cinco prosperaron. ¿Hay margen para la tranquilidad?

— Sí. La incompetencia es uno de esos elementos, pero hay más,  porque el criterio de que el proceso no debe ser admitido por falta de sustento, en más del 80% de los casos, la Corte le ha dicho “no” al país que lo ha planteado.

— ¿Qué señal llega de Chile, donde la Presidenta, nada menos, hace el anuncio? ¿Estarán preocupados?

— Sin ninguna duda. Se trata no solo de una decisión hecha por la Presidenta, sino que lo hace en cadena nacional, en un mensaje a todo un país. Esto dice, uno,    que el tema es de gran importancia para Chile, y dos, en el fondo, viene a ratificar la idea de que el planteamiento boliviano es lo suficientemente serio e importante como para preocupar gravemente al Gobierno de Chile. Chile hace una apuesta muy arriesgada en esa dirección, y yo diría que hay que tomar en consideración la fortísima presión de sectores de decisión y opinión fundamentales  de expresidentes, parlamentarios,  autoridades, empresarios y medios de comunicación sobre el Gobierno de Chile. Quizás, en condiciones de “normalidad”, la decisión y reacción de Chile hubiera sido acompañar esta argumentación en la contramemoria y no hacerlo ahora.

— ¿No hay en ambos lados de la cordillera un discurso pour la galler (para la tribuna)?

— No ha sido el caso de Bolivia. Nos hemos mantenido en una acción de naturaleza histórica por la importancia para nuestro país, pero luego vino una sobrerreacción de Chile, que era esperable en el caso del presidente Sebastián Piñera, pero que realmente sorprende en el caso de la mandataria Bachelet. Ahí, quien está llevando adelante la campaña, de policía malo, es el ministro de Relaciones Exteriores, Heraldo Muñoz, quien ha planteado las cosas de manera agresiva.

Perfil

Nombre: Carlos D. Mesa Gisbert

Nació: 12-08-1953, La Paz

Profesión: Periodista

Cargo: Delegado para la demanda marítima

Periodista

Historiador, Carlos Mesa es periodista, y uno de sus programas más conocidos fue De cerca, en el que entrevistó a la mayoría de los líderes políticos y presidentes de los últimos tiempos en el país. Fue presidente de la República entre 2003 y 2005.

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Vuelo FAB 001, Aeroparque

En 2009, en el aeropuerto de El Alto, cuando el avión presidencial levantaba vuelo y “carreteando” a mitad de pista sufrió el apagón de uno de sus motores. En 2010 fueron dos veces las que el antiguo avión sufrió percances, en los aeropuertos de El Alto y de Santa Cruz.

/ 29 de junio de 2014 / 04:04

Agosto de 2008. El diálogo entre el piloto y el copiloto de la aeronave era  casi de rutina, pero con la meticulosidad que exige un vuelo. Este vuelo, cualquier vuelo. Cuando el piloto obtuvo la señal de tierra que todo estaba en orden, comenzó el diálogo con el copiloto.

Piloto: Freno de estacionamiento…

Copiloto: Sin seguro…

— Acelerador: ralentí…

— Elevador trim: …ajustado para despegue…

— Flaps: …5…

— Instrumentos de vuelo: …comprobados…

— Instrumentos del motor: …comprobados…

— Datos de despegue: …comprobados…

— Luces: …encendidas.

Concluido este check list la voz del piloto esta vez se dirigió a la torre de control. “Torre La Paz este es el presidencial 001, estamos listos para el despegue”. La torre respondió de inmediato: “Copiado 001, temperatura 10 grados, CAVOC, notifique en el aire”.

Luego, la voz del piloto se escuchó dentro del avión: “Señor Presidente estamos listos”. Los motores del Sabrelinner, adquirido en 1976 durante el gobierno dictatorial de Hugo Banzer comenzaron a rugir. A pesar de los 32 años (en ese momento) del avión, la Fuerza Aérea se encargó de mantenerlo en perfectas condiciones y salvo algunos incidentes, el avión se mantuvo al servicio de varios presidentes, con la vieja máxima de aviación de que no hay aviones viejos si se hace un buen mantenimiento.

De esos incidentes se destaca el percance sufrido por Carlos Mesa cuando volvía de Monterrey cuando una ventana de la cabina de mando se rajó, por lo que el avión aterrizó de emergencia en Panamá y Mesa tuvo que volver en un avión que puso a su disposición la presidenta Mireya Farfán. Posteriormente en 2007, en un vuelo  de Cochabamba a La Paz, en medio de una pequeña tormenta, un rayo impactó al avión lo que ocasionó el apagón de luces y motores. Sin embargo, los expertos aseguran que eso no es grave; la estructura de caja metálica del avión hace que la descarga de un rayo sobre él no sea peligrosa: posee unos descargadores de electricidad estática por los que sale el rayo, sin dañar su estructura.

En 2009 en el aeropuerto de El Alto, cuando el avión levantaba vuelo y “carreteando” a mitad de pista, sufrió el apagón de uno de sus motores. En 2010 fueron dos veces las que el antiguo avión presidencial sufrió percances, en los aeropuertos de El Alto y de Santa Cruz, cuando los pilotos tuvieron que agotar el combustible en vuelo debido a que no salían los trenes de aterrizaje. Falsa alarma.

Pero ese agosto de 2008 iba a ser distinto. Dentro del avión Evo Morales, David Choquehuanca y otro ministro y la seguridad volaban a Argentina para asistir a una reunión en Buenos Aires con el presidente Néstor Kirchner. Pasados los 10.000 pies, se supone que el avión debía presurizar la cabina porque durante un viaje en avión, la presión del aire dentro la aeronave desciende y los pasajeros se exponen a niveles de oxígeno inferiores a los normales. Pero, algo pasó o alguien se olvidó del encendido de un pequeño interruptor en el tablero del piloto que permite esa operación en forma automática. Las consecuencias fueron inmediatas.

Puede ser de muy mal gusto relacionar incidentes con muertes, pero no está de más recordar que en la historia 12 presidentes en ejercicio perdieron la vida en accidentes aéreos.

Desde el primero, aquel agosto de 1940 cuando el presidente José Félix Estigarribia del Paraguay murió en un accidente aéreo, hasta el último, cuando en abril de 2010 Lech Kaczynski, presidente de Polonia, murió al estrellarse su avión, pasando obviamente por ese abril de 1969 cuando el presidente boliviano René Barrientos Ortuño murió cuando su helicóptero se estrelló en Arque, Cochabamba. Es trágico recordar también que en abril de 1994 los presidentes de Ruanda y de Burundi murieron cuando el avión que los transportaba fue derribado, lo que dio comienzo a uno de los peores genocidios de la historia con 800.000 muertos.

Pero la lista es importante: Ramón Magsaysay, presidente de Filipinas; Abdul Salam Arif, presidente de Iraq; Jaime Roldós Aguilera, presidente de Ecuador; Ómar Torrijos, presidente de Panamá; Samora Machel, presidente de Mozambique; Muhammad Zia-ul-Haq, presidente de Pakistán; Boris Trajkovski, presidente de Macedonia. Podría estar en la lista, pero no como presidente Dag Hammarskjöld, que murió en un accidente de aviación siendo el secretario general de Naciones Unidas. 

En todos o casi todos los casos ha surgido la teoría de la conspiración, es decir, presidentes que fueron víctimas de un acto terrorista y donde nunca faltaron argumentos para sustentarla, aunque en la mayoría de estos casos, con excepciones claro, las investigaciones condujeron a fallas mecánicas o fallas humanas, a excepción del avión Falcon de los presidentes de Ruanda y Burundi donde se informó de un atentado con misiles en el aeropuerto de Kigali en Ruanda.

Lo que pasó al avión presidencial boliviano durante muchos años fue más parte del anecdotario que efectivo. El Sabre no tenía buena prensa. Su  autonomía de vuelo apenas llega a tres horas y dos horas y media cuando se trata de VIP (personajes importantes en la jerga). Pequeño, sin baño, pero eficaz en su momento, el expresidente Gonzalo Sánchez de Lozada durante su primer mandato optó por alquilar su propia aeronave aduciendo  medidas de seguridad y falta de confianza en el avión presidencial. 

Pero, volviendo a agosto de 2008, el primero en sentir algo de somnolencia  fue el canciller Choquehuanca. Testigos del hecho aseguran que tanto el presidente Morales como el canciller y la delegación perdieron el conocimiento. Alguna alarma debió activarse dentro de la cabina de los pilotos porque ellos usaron las máscaras de oxígeno de forma inmediata y lograron retornar a El Alto sin mayor consecuencia, mientras los pasajeros recobraban el conocimiento. El informe posterior de lo que sucedió dice que hubo una despresurización de la cabina de los pasajeros lo que generalmente provoca mareos, dolor en el oído en la parte frontal de la cara o en los senos nasales, por la diferencia que hay entre la presión del interior y el exterior del oído, pero que en este caso hizo desmayar a los ocupantes del FAB 001.

El 2 de julio de 2010 arribó al aeropuerto El Alto de La Paz, Bolivia, el nuevo Falcon 900 EX reemplazando al antiguo Rockwell Sabreliner. Este avión francés ya tiene su historia. El Gobierno boliviano consideró que Evo Morales fue “secuestrado” en Europa. El Presidente fue retenido en Viena después de que el avión presidencial fuera obligado a aterrizar, ya que Francia, Italia y Portugal habían impedido que la nave sobrevolara su espacio aéreo, porque pensaban que Eduard Snowden viajaba con él.

En todo caso, para tranquilidad de todos, el presidente Morales que viaja mucho, de acuerdo con la estadística, está mucho más seguro en el avión presidencial que estando fuera de él.

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El ‘país tranca’

Hacer un trámite en una repar-tición del   Estado es catalogado como una tortura por el grueso de la población; no obstante, del ‘país tranca’ relatado por Baptista Gumucio en 1976 al que rige en 2012, se han agilizado papeleos, como los que involucran a los carnets de identidad, las licencias de conducir y los pasaportes.

/ 30 de diciembre de 2012 / 04:02

En qué estaría pensando Max Weber cuando dijo que: “…la burocracia es la organización eficiente por excelencia. Para lograr esa eficiencia, la burocracia necesita describir anticipadamente y con detalles la manera que deberán hacerse las cosas.” En todo caso, si estaba pensando en algo, seguramente no sabía que Bolivia existía.     O no le interesaba su existencia, que al final es lo mismo.

En el libro que coordinó Mariano Baptista Gumucio: El país tranca,  editado en 1976, se habla de la burocracia boliviana con conceptos absolutamente contrapuestos a los descritos por el alemán Weber, considerado uno de los fundadores del estudio de la administración pública.

En el documento dirigido por el “mago” existen referencias a la burocracia boliviana que seguramente fueron ideadas por Franz Kafka, de  quien Carlos Mesa dijo que si hubiese vivido en Bolivia, sería considerado un autor costumbrista. El texto, una colección de críticas basadas en experiencias personales, tiene artículos de firmas consagradas como Wálter Montenegro, Augusto Céspedes y Paulovich, amén del propio Baptista Gumucio.

La descripción que hace Baptista del ejercicio de recoger un simple sobre, de lo que fue AADAA o Almacenes Aduaneros, que era lo mismo, tiene casi el mismo argumento, analógicamente, claro, de la transformación de un hombre en una cucaracha en el relato desesperadamente lento pero magistral que hace la pluma de Kafka en La metamorfosis.

A tal punto llegó la burocracia boliviana que el gobierno dictatorial de Hugo Banzer determinó una sui géneris “visa de reingreso” a los bolivianos que, habiendo salido del país, debían regresar a su patria. La determinación que se usó para mantener  fuera de Bolivia a los “extremistas” fue usada luego para crear una frondosa como inútil burocracia. Hacer un trámite en cualquier repartición del Estado se convirtió a lo largo del tiempo en una tortura que con suerte concluía con las decenas de firmas, inspecciones, pagos respaldados por simples recibos, vistas y en todo caso: días, semanas, meses o años después de haber iniciado cualquier trámite.

Con semejante carga prejuiciosa, en octubre de este año tomé valor y obligado por las circunstancias decidí destinar un mínimo de cuatro días para renovar mi licencia de conducir y mi pasaporte. Un buen libro serviría de pasatiempo mientras —pensaba— iba a esperar en las largas filas  de la burocracia estatal.

En horas de la tarde de ese octubre ingresé a las oficinas de Tránsito y tuve la suerte de no encontrar fila alguna. Tras el pago de algunos valores, me enviaron al Banco Unión para otro pago. Cuando volví 15 minutos más tarde, sólo esperé 10 minutos para una revisión del oculista  y la entrega de algunos documentos para dirigirme, posteriormente, a las nuevas oficinas del Servicio General de Identificación Personal (Segip) en la calle México de la sede del gobierno.

Una vez allí, tras la entrega de los documentos, mi apellido que alguien llama, una foto, algunos datos y cinco minutos más tarde, cuando apenas había logrado leer una página de mi libro, me entregaron mi licencia de conducir. En ese momento atribuí a la suerte el hecho de que me la proveyeran en 45 minutos; por eso tuve tiempo de ir a las oficinas de Migración, pensando que el Segip estaba administrado por gente nueva, pero que Migración sería otra cosa.

Para no abundar en detalles, basta con señalar que entre recabar un par de documentos, ir al Banco Unión nuevamente para pagar los valores, la entrega de los documentos, la foto, las huellas, la firma y, finalmente, la entrega de mi pasaporte, pasó, con suerte, una hora. Cuando relato esta parte de la historia del “país tranca” a mis amigos, éstos suelen atribuir mi “suerte” a mi posición de periodista y cierta condescendencia que tiene la burocracia con el gremio. No es así. No en este gobierno y mucho menos conmigo. Nadie, como debe ser, mostró un minuto de consideración con el periodista de El pentágono, de radio Fides y columnista de La Razón. Todos fuimos absolutamente iguales ante la ley o por lo menos eso es  lo que observé en los minutos que me tocó estar ante la burocracia.

¿Qué es lo que ha cambiado en Bolivia entre El país tranca que relataba Mariano Baptista y éste de 2012? No mucho seguramente. Pero entre las cosas positivas, hay que reconocer, se han agilizado algunos trámites. Aún falta mucho; sin embargo, desde que Antonio Costas se hizo cargo de Identificación y las licencias de conducir, algo ha cambiado. No es sólo eso. Migración sigue dependiendo del Ministerio de Gobierno y las cosas se han acelerado. Por ahí, a alguien se le ocurre que Costas, o alguien con su misma capacidad, se haga cargo de otras reparticiones como Derechos Reales, por ejemplo.

Mientras tanto, por ahora ha quedado en el recuerdo la ¿anécdota?.. que contaba el Chueco Céspedes en el libro referido líneas arriba: Una niña de 11 años que viajaba a Lima había cumplido con todos los requisitos para emprender la partida: pasaje, pasaporte, visa, certificado de sanidad, autorización de Coname, vacunas y un largo etcétera. Pobre. Se tuvo que quedar porque sus padres no sacaron la solvencia tributaria que exigía la burocracia de la época. La pequeña, obviamente, no era ni de lejos una sospechosa de estafar al fisco. Fue en ese momento una de las víctimas de la burocracia boliviana que no leyó a Weber.  

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