Nacional

Sunday 21 Apr 2024 | Actualizado a 21:02 PM

Las elecciones de diputados uninominales: gran desconocimiento e indecisión

/ 22 de agosto de 2014 / 23:39

A mediados de los años 90 se crearon los diputados uninominales con el objetivo de acercar a los diputados a sus electores, asumiendo que como serían elegidos directamente por una mayoría relativa en un territorio bien definido, tendrían mayor capacidad de representación e intermediación de los intereses de los ciudadanos que la habitan. En el último añose ha determinado que sean 63 diputados uninominales y la delimitación territorial de las circunscripciones ha sido modificada. La encuesta de IPSOS nos indica que solo un 10% de los ciudadanos tienen información sobre la circunscripción a la que pertenecen, quizás porque los cambios son muy recientes. Sin embargo, es aún más llamativo que el 44% de los encuestados no sepan aún por quien votar como diputado uninominal, cuando este porcentaje llega apenas al 17% en las intenciones de voto presidenciales. Históricamente siempre los votos válidos en las elecciones de diputados uninominales han sido bastante menores a las del voto para Presidente, pero ahora las dimensiones de la indecisión o el escaso interés en esta elección son significativamente más elevados.

Por el momento, el MAS es el partido con la mayor intención de voto uninominal (37%) seguido de UD con 11%, el PDC con 3%, el MSM con 3% y PVB con 1%, sin embargo el alto porcentaje de indecisión hace muy volátiles estas estimaciones, lo cual agrega incertidumbre a la distribución definitiva de escaños que se configurará por esta vía.

Comparte y opina:

DIVERSIDAD E INERCIA POLÍTICAS

Lo novedoso es la gran complejidad del voto. El llamado ‘voto cruzado’ ha sido muy elevado

/ 7 de abril de 2021 / 13:36

CARA Y SELLO

Foro de la Fundación Friedrich Ebert (FES): “Fin del ciclo electoral: ¿qué nos deja? ¿qué sigue?”

Con los comicios subnacionales termina un largo ciclo electoral que ha reconfigurado la distribución del poder y la representación política. Hay bastantes continuidades con relación a las tendencias observadas desde hace 15 años, pero también se perciben cambios importantes en los actores del sistema y una mayor inestabilidad en el apoyo de los votantes a las fuerzas que lo conforman.

En estos días, se ha estado discutiendo sobre quiénes serían los derrotados y vencedores de las elecciones municipales y departamentales. Las respuestas no son únicas y hasta pueden resultar contradictorias, pues dependen del criterio de evaluación que se use en cada caso.

Un primer equívoco consiste en comparar sin contexto las cifras de las elecciones nacionales con las obtenidas a nivel local, pues se trata de procesos con ofertas partidarias de diferente naturaleza y en las que importa mucho la personalidad de cientos de candidatos y su enraizamiento en la comunidad.  

Los oficialistas sostienen que el resultado habría sido positivo debido al 43% de votos agregados que consiguieron en la primera vuelta de los comicios para gobernadores, levemente por encima de lo que obtuvieron en 2015, el control de 7 de las 9 asambleas departamentales y el incremento del número de alcaldías en las que se impusieron: 240 de 335 (72%), 13 más que en 2015.

Por su parte, los opositores afirman que el MAS fue derrotado por el bajón en su votación municipal, de 39% en 2015 a 33% en este año, la probable pérdida de varias gobernaciones y la ratificación rotunda de su gran debilidad en las urbes más pobladas.

Hay que anotar las paradojas que produce la aplicación del sistema electoral de mayorías simples en alcaldías y de mayoría calificada en gobernaciones (victoria con el 50% más uno o con una gran diferencia): el MAS mejoró su voto para gobernadores, pero controlará menos gobernaciones al final del día, aunque obtendrá más alcaldías con menos votos que hace seis años debido a la fuerte división de sus contrincantes.

Complejidad del voto y renovación. En general, se ratifican tendencias ya vistas en 2010 y 2015: el masismo nunca ha logrado mantener sus votaciones nacionales y sus retrocesos siempre fueron grandes a nivel municipal, ratificando que existen problemas de fondo en ese partido para seleccionar candidatos locales y particularmente en entornos muy urbanizados. Con todo, siendo la única fuerza con presencia nacional, su capacidad para ganar la mayoría de las alcaldías y asambleas legislativas departamentales no tiene rival. Por su lado, las oposiciones se han fragmentado en liderazgos locales aislados y se percibe una cuasi desaparición de los referentes partidarios nacionales.

Sin embargo, lo más novedoso ha sido la gran complejidad y diversidad del voto y la notable renovación de actores del poder territorial. El denominado “voto cruzado” ha sido muy elevado: el MAS tuvo, por ejemplo, casi medio millón de votos más en sus listas de candidatos para gobernadores con relación a lo que obtuvieron sus postulantes a alcaldes. Ese comportamiento ha producido fenómenos extraños, como el gran número de cochabambinos que optaron, al mismo tiempo, por Manfred Reyes Villa para alcalde y por Humberto Sánchez del MAS para gobernador. Algo similar pasó en la ciudad de El Alto, donde los electores de Eva Copa se dividieron, en la votación para gobernador, entre el Tata Quispe, Franklin Flores y el candidato de Jallala. O en la ciudad de Sucre, en la que muchos optaron por el candidato del MAS para el municipio, pero por Damián Condori para el gobierno departamental.

Estas combinaciones, algunas improbables, tienen mucho que ver con la aparición de fuerzas alternativas autónomas que surgen del seno del MAS. Mientras las derechas tradicionales, divididas, han mantenido mayormente sus posiciones y plazas fuertes, la ciudad de La Paz o el departamento de Santa Cruz, son esas nuevas organizaciones las que lograron triunfos emblemáticos frente a la maquinaria azul, en El Alto o en los departamentos de Chuquisaca, Beni y Pando.

Equilibrios y fuerzas alternativas. Muchos dicen que en estos comicios se habría buscado equilibrar el poder nacional masista, pero en varios lugares los electores han equilibrado también mayorías regionales. Es el caso de Santa Cruz, donde la victoria de Luis Fernando Camacho ha venido acompañada del triunfo de los azules en 28 de sus 56 municipios y de una numerosa bancada del MAS en la asamblea departamental.

Ha sido también una oportunidad para jubilar a un gran número de líderes y fuerzas que habían hegemonizado varios territorios por más de 15 años. Eso sucedió con Rubén Costas y Percy Fernández en Santa Cruz, con los herederos de Juan del Granado en La Paz o con la vieja elite adenista en Beni y Pando.

Estas postales de la contienda ilustran la lenta evolución del sistema de partidos boliviano hacia un escenario más pluralista y complejo, si se lo ve desde un lente optimista; pero que podría augurar también más desorden e ingobernabilidad, en el cual se mantiene la predominancia del MAS, con ciertas señales de agotamiento si no hay renovación y un campo político no-masista que se ha diversificado con la aparición de fuerzas que escapan a la polarización. Han sido los propios electores los que están definiendo estos nuevos equilibrios, obligando a los partidos a funcionar en contextos menos dicotómicos de lo que suponen sus elites dirigenciales.

Hay pues mucho por reflexionar. El mayor error sería hacerlo aplicando marcos analíticos caducos, pues el juego político se está diversificando. El MAS tiene el gran reto de manejar su diversidad interna con mayor inteligencia y enfrentar a fuerzas que se le parecen mucho y que pueden competirle el favor de los votantes nacional-populares. Los nuevos llegados al tablero tienen un potencial pero que debe ser aún confirmado y consolidado, sin que en el camino pierdan su identidad política. Y las oposiciones de derecha deberán resolver su fragmentación y la ausencia de un hilo común que no sea solo el rechazo del masismo.

(*) Armando Ortuño Y. es economista. Magíster en Econometría en la Universidad de Ginebra, Suiza. Fue investigador del Informe de Desarrollo Humano del PNUD.

Comparte y opina:

Las elecciones de diputados uninominales: gran desconocimiento e indecisión

/ 22 de agosto de 2014 / 23:39

A mediados de los años 90 se crearon los diputados uninominales con el objetivo de acercar a los diputados a sus electores, asumiendo que como serían elegidos directamente por una mayoría relativa en un territorio bien definido, tendrían mayor capacidad de representación e intermediación de los intereses de los ciudadanos que la habitan. En el último añose ha determinado que sean 63 diputados uninominales y la delimitación territorial de las circunscripciones ha sido modificada. La encuesta de IPSOS nos indica que solo un 10% de los ciudadanos tienen información sobre la circunscripción a la que pertenecen, quizás porque los cambios son muy recientes. Sin embargo, es aún más llamativo que el 44% de los encuestados no sepan aún por quien votar como diputado uninominal, cuando este porcentaje llega apenas al 17% en las intenciones de voto presidenciales. Históricamente siempre los votos válidos en las elecciones de diputados uninominales han sido bastante menores a las del voto para Presidente, pero ahora las dimensiones de la indecisión o el escaso interés en esta elección son significativamente más elevados.

Por el momento, el MAS es el partido con la mayor intención de voto uninominal (37%) seguido de UD con 11%, el PDC con 3%, el MSM con 3% y PVB con 1%, sin embargo el alto porcentaje de indecisión hace muy volátiles estas estimaciones, lo cual agrega incertidumbre a la distribución definitiva de escaños que se configurará por esta vía.

Comparte y opina:

Los escenarios de distribución de escaños en el Senado

/ 22 de agosto de 2014 / 23:35

En las elecciones del 12 de octubre no solo se elegirá al Presidente y Vicepresidente del Estado, sino también a 36 senadores y 130 diputados de la Asamblea Legislativa Plurinacional, una de las grandes cuestiones pre-electorales tiene que ver con la nueva distribución de ese cuerpo y más específicamente sobre la capacidad del MAS de mantener su mayoría calificada de dos tercios.

Una vez obtenidos los resultados de la votación, la distribución de los cuatro escaños senatoriales por departamento se realiza mediante la aplicación de una formula proporcional, que se denomina de “divisores naturales”.De manera simplificada, esta repartición depende de dos factores: el número de votos que consigue cada uno de los partidos y el grado de fragmentación de esta votación. Hay un sesgo mayoritario en este método, pues si hay un partido que obtiene algo más del 65% de votos y el resto de la votación está muy dividida, puede adjudicarse los cuatro senadores del departamento.

En la elección legislativa de 2009, el logro de los dos tercios del MAS no solo se debió a su buen nivel de votación (64% a escala nacional) sino también a que en varios distritos (La Paz, Potosí y Oruro) ningún partidologro aglutinar la mayor parte del voto opositor, de manera que el MAS pudo adjudicarse los cuatro senadores con votaciones de alrededor del 70%.

¿Cuáles podrían ser los escenarios de composición del Senado en este año a la luz de los resultados de las encuestas? Hay que tomar siempre en cuenta el alto errormuestralde las intenciones de voto departamentales y hay que ser prudentes y no sacar conclusiones absolutas. En esta oportunidad, se ha trabajado con un promedio de los resultados de dos encuestas recientes de IPSOS, de julio y agosto, para atenuar en algo la variabilidad de los datos. Por otra parte, se ha preferido construir dos escenarios de distribución de escaños en el Senado. El primero, en el que se asume que los votos de los indecisos (17%) se reparten proporcionalmente según los porcentajes que la intención de voto nos indica para cada partido, esta opción tiende a favorecer al MAS que ha mostrado preferencias más consolidadas. En el segundo escenario, se ha supuesto, a partir de un análisis de las encuestas y delas tendencias históricas, que una proporción importante de los indecisos serían electores favorables a la oposición, por tanto se ha asumido que entre un 50% a 75% de estas personas votarían finalmente por algún candidatos opositor. Hay, en síntesis, un escenario más favorable al MAS y otro más positivo para la oposición.

Los resultados del ejercicio son interesantes: (i) en ambos escenarios aparece como poco probable que la oposición logre los 13 senadores que podrían impedir los dos tercios senatoriales del MAS, en el mejor escenario opositor lograrían 11, uno más que los que tienen en la actualidad, (ii) en el mejor escenario para el MAS, este partido ampliaría su mayoría de 26 a 29-30 senadores, (iii) en ambas opciones el MAS lograría tres senadores en Santa Cruz y Pando, (iv) si la oposición evita una gran fragmentación de voto no solo podría preservar sus senadores en Tarija y Chuquisaca, sino incluso podría aspirar a ganar representantes en Oruro, La Paz y Potosí, y (v) el mejor escenario opositor depende de su capacidad de movilizar a su electorado tradicional y de que estos votantes tiendan a concentrar su voto en una sola opción. No está demás recalcar que todas estas estimaciones no son oficiales, están sujetas a cambios diversos y son apenas ejercicios hipotéticos para estimular el debate acerca de los retos de las campañas electorales hasta el 12 de octubre.

Comparte y opina: