Icono del sitio La Razón

David Choquehuanca: El tejedor que hilvanó el ‘proceso de cambio’

El despacho del Canciller ha sufrido cambios, aunque para David Choquehuanca “el sistema” contra el que luchó sigue ahí. “Fue lo que heredamos”, dice, pero se plantea, una vez más, el reto de ser un “tejedor” para articular y preparar a nuevos líderes que hagan posible la transformación del Estado para el “vivir bien”.

“No quiero estar de espaldas al Presidente”, afirma para justificar la nueva ubicación de los muebles de la oficina. El escritorio del jefe de la diplomacia boliviana, ubicado en el tercer piso del histórico edificio de la Cancillería, estuvo por muchos años de espaldas a un gran ventanal que da a la plaza Murillo, el centro del poder político del país. Ahora, es posible ver el Palacio Quemado desde la nueva ubicación de la mesa de trabajo. Han pasado nueve años desde que se sentó por primera vez allí y Choquehuanca mira atrás para recordar el camino recorrido. “Me siento muy bien”, asegura.

Conoció a Evo Morales en 1984, durante un encuentro de jóvenes campesinos de las provincias de La Paz. “Era un invitado, pero los periodistas solo lo buscaban a él. En esos años ya se hablaba de él. Algo había, ¿no?”, recuerda hoy uno de los dos colaboradores que está junto al Presidente desde enero de 2006.

— ¿Cómo ha sido este viaje junto al presidente Morales?

— Nos organizamos a finales  de los 80 con Evo Morales para defender nuestros derechos desde nuestras organizaciones —afiliadas a la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia, (CSUTCB)—. Decidimos ser parte de las organizaciones matrices del movimiento campesino-indígena. Cuestionamos, en ese momento, que en el congreso (campesino) de 1988  nuestros dirigentes, Genaro Flores y Víctor Morales, discutiesen sobre quién robó más de los fondos Coraca (Corporación Agraria Campesina) y eso molestó a las bases. Llevamos a cabo un congreso extraordinario en Potosí y se expulsó a Genaro Flores y a otros dirigentes por la mala administración de los recursos que estaban destinados a construir el brazo económico de la CSUTCB; hasta ese momento no se habló de un brazo político ni de rupturas con el sistema.

(En el congreso de 1988 se aprobó el documento político Poder Popular basado en una verdadera Democracia. En ese encuentro, los dirigentes habían debatido, pero sin validar, la propuesta de los Ayllus Rojos, que planteó la lucha armada, y otra de la Federación Regional Única de Trabajadores del Altiplano Sur (FRUTCAS), sobre un espacio propio de formación política).

— ¿Cómo se proponían los documentos políticos. Ya se planteaba entonces la toma del poder?

— En 1988 empezamos a trabajar y se hizo otro congreso en Tarija, donde ya se hablaba de que teníamos que tener nuestro propio instrumento político y en los años 90, nos reunimos. Evo Morales, de Cochabamba; Félix Santos, de Potosí; Gareca, de Tarija; Juan de la Cruz; Felix Cárdenas, de Oruro,  otro dirigente Rocha, cercano a Evo Morales, y yo decidimos trabajar ya no para los partidos, sino para noso- tros. Antes solo los partidos presentaban documentos políticos, incluso en nuestros congresos. Nosotros en ese entonces no teníamos claras las cosas. Queríamos generar un movimiento.

— Pero ya había una lucha para ganar espacios de representación política en el país

— Sí claro. Pero desde el Congreso extraordinario de Potosí empezamos a trabajar en la campaña “500 años de resistencia”; yo viajé en 1985 a Cuba para participar de un curso de capacitación y desde 1989 ya había encuentros en Nicaragua, Ecuador, Bogotá. Esto hizo que los dirigentes sean invitados al exterior y cuando ese dirigente regresaba, ya no era el mismo, pues ya había ido a un evento internacional y ya tenía ese agregado. El presidente Morales fue a varios eventos internacionales y eso lo hizo crecer y a otros dirigentes también. No habíamos pensado en una organización política, pero sentíamos la necesidad de organizarnos. En esos encuentros decidimos construir un movimiento político. Dijimos: “Hasta aquí hemos resistido y después de 500 años ya no podemos seguir resistiendo, pues nos tienen que respetar”. Y en Bolivia creamos una comisión, siempre apoyada en la CSUTCB, y trabajamos.

En los 90 nos reunimos en una comunidad de Apaña. Ahí decidimos construir el instrumento político (que sería luego la base del actual Movimiento Al Socialismo-MAS). El Manifiesto de Apaña lo firmamos mi persona, el presidente Morales, Gareca, Félix Santos, Juan de la Cruz, Javier Poma, dirigente en ese entonces del radio urbano de La Paz, Félix Cárdenas. Invitamos a Víctor Hugo Cárdenas para que pueda ser él nuestro líder con Evo.

(Víctor Hugo Cárdenas, vinculado con el Movimiento Katarista de Liberación, fue parte de la construcción de la propuesta. No obstante, en 1993, Cárdenas decidió acompañar a Gonzalo Sánchez de Lozada como candidato a la Vicepresidencia en los comicios que finalmente ganó. “Teníamos un programa radial con Cancio Mamani en la Radio San Gabriel y comenzamos a hablar y los dirigentes decían: Muere el Víctor Hugo katarista y nace del Víctor Hugo cataclista”, recuerda Choquehuanca. De hecho, la decisión crea desazón entre los jóvenes dirigentes, especialmente en Evo Morales. El MNR y los actores del desaparecido sistema de partidos habían buscado a los dirigentes indígenas y campesinos tras las multitudinarias manifestaciones que se produjeron el 12 de octubre de 1992 con motivo de “los 500 años de resistencia”. El movimiento fue la cara opuesta de  las celebraciones que propició España por los 500 años “del descubrimiento de América” y que sembró las bases para las cumbres iberoamericanas).

— ¿Cómo fueron esas marchas por los 500 años?

— Ya teníamos nuestro Manifesto de Apaña que decía ya no trabajar para los partidos, trabajar para nosotros mismos y recuperar nuestra identidad. Dijimos: Somos personas, somos jaqi. Hemos movilizado 70.000 hombres y mujeres. Los de la CSUTCB, que estaba en manos del MBL (Movimiento Bolivia Libre) del que era dirigente Paulino Guarachi, no querían convocar y nosotros (las bases) nos hemos impuesto. Esta campaña ha significado un proceso de interpelarnos a nosotros mismos. Era un despertar de conciencia, de valorar nuestra identidad. Hemos rodeado la plaza Murillo y la gente se ha asustado y uno de los actores fundamentales fue el presidente Morales y Víctor Hugo Cárdenas era nuestro ideólogo. Hubo una acumulación de fuerza política. ¿Quién capitaliza eso?

(En la página A7 de la edición de La Razón del 13 de octubre de 1992 se lee una crónica de la marcha. Los campesinos y el mismo Guarachi rodearon la plaza Murillo asegurando que estaban cerca del poder. Otro grupo fue a la cárcel de San Pedro para declarar a los activistas detenidos del Ejército Guerrillero Túpac Katari-EGTK como “presos políticos”. Era un punto de inflexión. Los campesinos habían decidido construir un instrumento político propio. Pero apenas al nacer, el proyecto fue golpeado por “la traición” de Cárdenas. Choquehuanca trabajaba en la ONG Nina desde donde volvió a reanimar a sus hermanos, a conectar y tejer con la mirada en las elecciones generales de 1997. Buscaban el voto antes que las armas, ésa era la ruta).

— ¿Fue en 1997 cuando se eligen los primeros diputados del movimiento campesino?

— Nos prestamos la sigla de la Izquierda Unida (IU), luego de la ruptura de los engaños del Eje-Pachacuti de Ramiro Barrenechea. Pero en 1997 ganamos nuestros primeros diputados (uninominales): Evo Morales, Román Loayza, Félix Sánchez, Néstor Guzmán. Cuatro y puro cochabambinos, y no sabíamos cómo íbamos a festejar. La mujer de Félix Sánchez llegó y exclamó: “Ahora qué vamos a hacer”. No tenía dónde llegar y yo le respondí: “Ven a mi casa”. Cocinamos; tenía buena relación con los maestros rurales de La Paz y ellos nos facilitaron el local para que hagamos nuestra fiesta. Mi compañera trabajaba en el colegio Marcelo Quiroga Santa Cruz, donde tenían un conjunto de zampoñas. Le dije:  “Tienes que traer tu conjunto”. Leonilda Zurita llevó chicha de Cochabamba y Silvia Lazarte, la comida. Nos organizamos, dimos algunas cuotitas, porque no teníamos nada. Salieron los compañeros del Congreso, fue emocionante ese 6 de agosto. Nos farreamos hasta no poder (ríe). Luego trabajamos en la unidad con Felipe Quispe y Evo Morales, pero esa ya es otra historia.

— ¿Fue asesor de Morales?

— Sí. Incluso figuro en las planillas del Congreso como asesor. De Román Loayza era su asesor, porque él era cuarto secretario de la Cámara de Diputados y ellos confiaban en mí.

— ¿Pensó en ser Canciller?

— En uno de esos viajes (que se coordinaban desde la ONG Nina con presencia en 120 países) viajamos entre 1997 y 1998 a Libia; lo hicimos por Malta, en barco. Porque había castigo, un bloqueo aéreo. Nos recibió el Canciller. Ya era diputado Evo Morales; le hicieron seguimiento desde afuera y yo no sé por qué. Charlamos informalmente y le dijo a Evo: “Vas a llegar a ser Presidente. Tienes que estar organizando desde ahora cómo va a ser tu gobierno”. Y el anfitrión agregó: “Tienes que saber quién va a ser tu Canciller, desde ahora” y el Presidente le respondió: “Ya tengo”. “¿Y quién va a ser?”, le contestó. “Él va a ser”, le dijo Evo y me señaló a mí.

Organizaba viajes a los foros sociales de los dirigentes. Estaba en eso. El 23 de enero de 2006 (tras la victoria de 2005) yo tenía pasajes para irme al Foro Social de las Américas, en Caracas. “¿Quién puede ser, quién puede ser?”, me comentaba, porque más antes ya me habían propuesto que sea senador, y yo respondía: “Paso”. Entonces me pedía: “Busca a uno”. No me imaginaba ser Canciller, ni quería. Tenía que viajar el 23. Y el último día me propuso y acepté. El domingo hice mi declaración jurada. El Contralor vino a las 18.00.  Asumimos como una responsabilidad histórica, estamos viviendo un proceso histórico. Me siento bien.

Ahora, si el Presidente toma la decisión de que lo colabore desde otros espacios, de todo corazón lo hago desde cualquier espacio. Si el Presidente decide que lo siga apoyando desde aquí, igual lo hago. Aunque quisiera apoyarle desde los movimientos sociales. Tengo otras capacidades, yo soy un organizador, un tejedor para la formación, para generar un tipo de pensamiento nuevo, un comportamiento diferente.

— ¿Cómo se han superado las crisis. Qué nos puede decir, por ejemplo, de Philip Goldberg, el embajador de EEUU?

— Goldberg, el que ha sido expulsado. Estábamos en una reunión con él aquí (septiembre de 2008). De pronto, me llamó el Presidente. Entonces le dije a Goldberg: “Discúlpeme un ratito, tengo que atender esta llamada”. Salgo y el Presidente me preguntó: “¿Qué estás haciendo, dónde estás? “Aquí, en una reunión con el Embajador de Estados Unidos”, le respondí. “Acabo de expulsarlo”, me informó. ‘Está bien Presidente, le voy a comunicar’. Entré a la reunión, porque el Presidente estaba subiendo a El Alto después de hacer pública la declaración de persona non grata. Y mientras yo estaba hablando, seguramente, ya le comunicaron la noticia y él estaba nervioso. Salí y le comuniqué: “Señor embajador, usted acaba de ser declarado persona non grata y acaba de ser expulsado. Quiero comunicarle que la reunión no puede continuar”. No era necesario una nota. Después formalizamos. Ahora, hemos suscrito un acuerdo marco de respeto mutuo para que las relaciones con Estados Unidos sean acorde a lo que establece las Naciones Unidas, con una cooperación acordada y, en nuestro caso, que responda a nuestro plan nacional de desarrollo.

— ¿Cuáles serán los desafíos de las relaciones con el Perú?

— Siempre hay problemas que se resuelven y esta es la dinámica que tenemos con los países y es que son tantos los temas que se tocan y hay intereses que ellos tienen que defender y nosotros tenemos que defender. Se ha avanzado con el Perú en trabajar en un nuevo protocolo de Ilo. Ese protocolo tenía que aprobarse en su Congreso. Y no se aprueba y en la última reunión de nuestro Mandatario con el presidente (Ollanta) Humala hemos quedado que vamos a abordar todos los temas. Somos países hermanos y necesitamos sentarnos y vamos a organizar un gabinete binacional con el Perú para el primer semestre del año.

— Brasil aún no ha enviado a un embajador titular

— El problema es el Congreso de Brasil. Entonces, esperamos que este nuevo Congreso pueda aprobar la designación del embajador.

— ¿Se puede trabajar con Chile en una agenda paralela al juicio?

— Hay temas que tienen su curso normal. Con Chile, la relación también se ha mediatizado y se dicen cosas que nada tienen que ver. Ya están viendo fantasmas los medios de Chile. Están preocupados, pero lo que nosotros queremos es tener buenas relaciones, de hermandad, tanto potencial que existe. Si nosotros trabajamos juntos, ambos pueblos van a beneficiarse.

— ¿Fue la idea del Presidente?

— Sí. Él siempre toma la idea.Y se lleva esto a La Haya.

Formador. El 7 de mayo cumplirá 54 años. Más de la mitad de esa vida, 32 años, ha buscado liderazgos para recuperar la identidad del país. Se plantea el reto de forjar un nuevo pensamiento en favor de la Madre Tierra