Cinco policías bolivianos fueron detenidos por supuestamente extorsionar a cuatro narcotraficantes a cambio de dejarlos en libertad tras sorprenderlos en posesión de cocaína.
El ministro de Gobierno (Interior), Carlos Romero, presentó en una rueda de prensa a los policías capturados, que pertenecen a la Unidad Móvil de Patrullaje Rural (Umopar), una división que, entre otros cometidos, tiene el de vigilar las plantaciones ilegales de hoja de coca en el campo.
Los agentes detenidos, que pertenecían a la Umopar de Chimoré, en Cochabamba (centro), se desplazaron hasta la ciudad de Santa Cruz de la Sierra, supuestamente persiguiendo a civiles en posesión de un kilo de clorhidrato de cocaína, y sin informar a sus superiores.
Una vez en esa ciudad, los policías de la Umopar retuvieron a los narcotraficantes y les pidieron primero 2.000 dólares y después otros 3.000 para dejarlos en libertad, según explicaron el ministro y el subcomandante de la Policía boliviana Marcos Álvarez.
La Policía intervino después de que una mujer, supuestamente familiar de los civiles retenidos, denunciara los hechos ante la Fuerza Especial de Lucha contra el Crimen (FELLCC).
En la operación fueron detenidos los cinco policías, que deberán responder a un cargo de concusión (arbitrariedad cometida por un funcionario público en provecho propio), y los cuatro civiles, a los que se les imputa un delito de tráfico de sustancias controladas.
La Policía boliviana atraviesa desde hace meses una grave crisis institucional debido al goteo de detenciones de altos cargos de este cuerpo acusados de corrupción, a lo que se suman numerosas denuncias sobre la implicación de agentes en delitos como extorsiones y agresiones sexuales.
En la historia de la institución hay varios casos de exjefes vinculados con el crimen organizado y el narcotráfico.
El presidente, Evo Morales, cuyo Gobierno no ha tenido éxito en sus intentos de reformar este cuerpo, ofreció en junio pasado premiar a los policías subalternos que denuncien la corrupción de sus superiores.