Pastor Mamani: ‘Sí o sí hay que hacer cambios estructurales en la Justicia’ del país
‘Lo principal es luchar contra la corrupción’
El flamante presidente del Tribunal Supremo de Justicia cuestiona y critica a la administración judicial en Bolivia. Adelanta que recabará un diagnóstico de los nueve distritos del país. Busca luchar contra la corrupción y mora procesal, en coordinación con autoridades de los tres órganos del Estado. Además, identifica a la falta de relaciones humanas de parte de los funcionarios judiciales como uno de los males que se debe extirpar.
El sexagenario magistrado Pastor Mamani Villca se constituyó el martes en el tercer presidente del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), de entre las autoridades electas por voto popular que ejercen su función desde hace tres años y diez meses. Pese a que la Ley del Órgano Judicial ordena que el mandato del presidente del TSJ es de tres años, ninguno de los dos antecesores cumplió esa gestión, debido a divergencias y posiciones internas. Mamani habla de sus proyectos y cuestiona la situación de la Justicia, que, en su criterio, está en crisis.
— ¿Qué rumbo tomará su gestión al mando del TSJ?
— Primero hay la observación de que en el país, en lugar de existir justicia, hay injusticia. Hay crisis en el sistema judicial. El mundo litigante se ve en dificultades y no sabe a quién acudir. El problema de los abogados, consorcios, la falta de diligencia de policías, fiscales y jueces realmente hacen pensar que no hay justicia en Bolivia.
Por esto, sí o sí hay que hacer cambios estructurales, pero no lo puede hacer solo el Tribunal Supremo de Justicia, tiene que haber coordinación con el Ejecutivo y Legislativo. Es una tarea de todos. En esa dirección, tengo la intención de coordinar con todas las autoridades para que luchemos en forma abierta contra la corrupción y la dilación de juicios. La justicia debe ser pronta, ágil y rápida, y debe dar seguridad jurídica a la ciudadanía.
— ¿Cuál será el primer paso?
— Voy a hacer que se recoja la información pertinente de los juzgados de los nueve departamentos y del Consejo de la Magistratura. No tengo los datos precisos, pero son muy pocos jueces cautelares; en la ciudad de La Paz no pasan de diez para una población de más de 2 millones de habitantes, en Santa Cruz no pasan de 15 y no es posible que atiendan a 3 millones de personas.
En consecuencia, esos jueces tienen de 10 a 20 audiencias en el día y éstas ya están fijadas para dos a tres meses. Así, nunca se va a poder descongestionar ni erradicar la retardación de justicia, más bien va a recrudecer. Lo que hay que hacer es una conversación entre los órganos del Estado para que esto se erradique por completo.
Si diez jueces cautelares no bastan para una población, habrá que crear unos 40 o 50 juzgados cautelares. Eso implica que el Ejecutivo dé más presupuesto. Eso se puede lograr, el problema es que no se ha diagnosticado con claridad dónde están los principales males y se los pasó por alto. No se trata solamente de reprimir o perseguir a los administradores de justicia o jueces, porque aunque los pongamos en la cárcel, el problema de la retardación continuará. Hay la necesidad de hacer una reingeniería en la administración.
— ¿Qué males hay que extirpar de la Justicia boliviana?
— La falta de relaciones humanas. Nuestros funcionarios, lamentablemente, con esa experiencia que tuvo la Ministra de Justicia en Tarija y Santa Cruz, han demostrado eso. Ahora, si eso han hecho con una autoridad, qué es lo que estará pasando con litigantes del pueblo, de los pobres y excluidos que acuden a la Justicia y salen decepcionados. Este mal tenemos que extirpar.
Hay que incluir factores para que se transparente y se pueda liquidar las causas que tienen mora procesal, pero lo principal es luchar contra la corrupción. En esto tienen que intervenir las autoridades pertinentes y aplicar la Ley Marcelo Quiroga Santa Cruz y los tribunales anticorrupción.
— Jorge von Borries dijo que la Magistratura puso trabas a su labor, ¿qué hará para evitar este tipo de perjuicios?
— Antes, cuando no había Consejo de la Judicatura, hoy de la Magistratura, había un solo órgano, el poder judicial, una sola cabeza y funcionaba mejor. Viene la reforma de 1994, con el modelo neoliberal, y lamentablemente en lugar de uno crean cuatro cabezas: el Tribunal Constitucional y el Órgano Judicial con los tribunales Supremo y Agroambiental y el Consejo de la Magistratura, pero con un solo presupuesto, de manera que éstos son los males que se han dado con esta reforma. En lugar de mejorar, lo ha empeorado porque trajo copias de otros países.
— ¿Se debe cerrar la Magistratura o fusionarla al TSJ?
— Vamos a tener que ver, pero con pilares muy sustentados, y esto es lo que nosotros vamos a presentar para que el Ejecutivo lo tenga en consideración y todos hagamos este cambio estructural.
— ¿Cuál será su propuesta para la Cumbre Judicial?
— Empezar con cumbres regionales porque una realidad es Santa Cruz y otra Potosí. De todas formas, vamos a desembocar todos en uno solo, en la nacional, donde va a participar el pueblo para dar las salidas respectivas.
— ¿Cómo evalúa los operativos en juzgados que hizo la Ministra de Justicia, hará lo mismo?
— Quizá no realicemos esa clase de trabajo porque no se puede interferir ni intervenir directamente por respeto a la autonomía y a la independencia judicial. Hay otros mecanismos para hacerlo, pero esta metodología que están utilizando la respetamos. Nosotros partiremos desde otro ángulo, de manera que se respete esa independencia y autonomía.
— ¿Está unido el TSJ, pues hubo discrepancias en las gestiones de sus dos antecesores?
— La democracia nos da este juego en cualquier institución. La elección (del presidente) no siempre se da por todos sus componentes, en forma absoluta, eso sería muy raro. Somos nueve magistrados y lo cierto es que la aspiración de cada uno es llegar a la presidencia, de ahí salen los resultados. No hubo unanimidad absoluta. Eso sucedió con (Gonzalo) Hurtado, Von Borries y lo mismo con Mamani. En todo caso, ahora se han postulado cuatro: Rita Nava, con un voto, (Antonio) Campero con otro voto, Maritza Suntura con dos y mi persona con cinco votos. Esto nos da el ejercicio de la democracia, que es válido y está vigente.
De todas maneras, la diversidad hace que nosotros podamos trabajar en la unidad. Lo que yo voy a pretender siempre es que para tener una posición del TSJ, tiene que haber una consulta en Sala Plena y esa será la palabra. De ninguna manera lo haré de forma personal, tiene que haber un debate o resolución entre todos.