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Alcalde de Calama aboga por el diálogo para resolver el diferendo del Silala

Bolivia y Chile tienen hoy la oportunidad de “dejar la arrogancia” y optar por el diálogo para resolver el diferendo sobre las aguas del Silala y evitar llegar a tribunales internacionales, abogó  Esteban Velásquez, alcalde de la población de Calama, que se beneficia del recurso hídrico que desvió su país hace más de 100 años sin ningún tipo de compensación.

“Que no tenga que llegarse a los tribunales para resolver cuestiones que generalmente los tribunales lo que dejan son más rencillas, que a futuro nacen con más fuerza; me parece que hoy día es un buen momento para los acercamientos”, reflexionó y llamó a “dejar la arrogancia a un lado”, sin que ello impida “defender con firmeza los intereses y valores patrios”.

El presidente Evo Morales informó que llevará a la corte de La Haya el diferendo sobre las aguas manantiales del Silala porque hasta el momento no encontró una solución pese a la negociación encarada en 2009. El martes visitó la región y mostró al mundo, a través de los medios de comunicación, que el recurso no es parte de un río como esgrime Santiago.

Las aguas llegan a Calama.  “Nosotros queremos hacer un aporte con nuestra posición, valorando el recurso hídrico en este desierto al norte de Chile”, insistió Velásquez, quien evitó fijar una posición sobre la tesis que manejan ambos países sobre el origen y el curso de las aguas desviadas de forma artificial desde 1908 hasta la fecha.

“Qué mejor sería si llegan a un buen acuerdo de la mirada fraterna del uso del agua como derecho humano”, señaló y consideró que su Gobierno debiera revisar las concesiones a las empresas mineras en una entrevista concedida al programa ‘Levántate Bolivia’ de Cadena A.

El vicecanciller Juan Carlos Alurralde denunció el jueves 24 que el desvío beneficia a grandes empresas mineras y ayer aclaró que el Gobierno decidió llevar el caso a los tribunales internacional porque la negociación bilateral encarada en 2009 no llegó a ningún acuerdo porque se negaron a negociar y cancelar la deuda retroactiva o histórica.

Velásquez estuvo en la zona de frontera cuando Morales, junto a una comitiva oficial, llegó para inspeccionar el curso de las aguas del Silala.