En respuesta al criterio de que para restituir embajadores con Estados Unidos primero hay que establecer una base de respeto mutuo, los ministros de Defensa y de Gobierno coincidieron en que lo primero más bien es demandar del país del norte una política de no injerencia.

El sábado 16, en el programa Piedra, Papel y Tinta de La Razón en Cadena A, el encargado de Negocios de la Embajada de Estados Unidos, Peter Brennan, cuando se le preguntó cómo estaba la restitución de embajadores, señaló que lo primero es restablecer la confianza: “establecer la base de una relación positiva de respeto mutuo, una base que después nos dará la posibilidad de restablecer embajadores”.

Remarcando que no se trata de una respuesta oficial del Gobierno boliviano (que corresponde a la Cancillería), el ministro de Defensa, Reymi Ferreira, afirmó que en la relación con Estados Unidos el principio que siempre ha preocupado es la no injerencia.

“Lo que sí Bolivia ha exigido y va a seguir exigiendo, y lo que ha generado siempre tensión con la Embajada de Estados Unidos ha sido que Bolivia siempre ha exigido el respeto a que no se metan en los temas internos; es un tema de soberanía, de dignidad nacional; eso no está en discusión”.

Este medio trató de obtener la versión de la Cancillería. Tras un breve contacto por la tarde con el vicecanciller Juan Carlos Alurralde, posteriormente no fue posible una segunda comunicación prevista en la primera.

Para Ferreira, tanto organismos internacionales como determinados países, Estados Unidos entre ellos, en el pasado estuvieron acostumbrados a una intervención en la política interna de países como Bolivia. Una vez que hace diez años se instituyó el gobierno del Movimiento Al Socialismo (MAS), destaca, y se tiene “un Estado que tiene un gobierno que hace respetar su soberanía, (ellos) han querido seguir jugando a las reglas del juego del pasado, y, claro, se han chocado con una nueva realidad que no han podido asimilar, y eso es lo que en los primeros años nos ha llevado a tener fricciones”.

En referencia a que el país ya no cuenta con cooperación directa de Estados Unidos desde que su agencia contra las drogas (DEA) fue expulsada en 2008, el ministro de Gobierno, Carlos Romero, indicó que precisamente en la lucha contra las drogas se veía una injerencia en el país.  

“Desde que se fue la DEA, hemos demostrado que nuestra política ha sido muy diferente, no ha sido de represión a los cocaleros, no ha sido una política de injerencia, sino de respeto a la soberanía nacional. No nos parece decir que si no hay presencia de la DEA, si no hay injerencia política, no hay cooperación; cuando es una responsabilidad compartida, no es que nosotros pedimos un apoyo solidario”.

Relación con la DEA

Técnico
Para la diputada Jimena Costa, la relación con la DEA sobre todo debería ser planteada como una necesidad de tener información en la lucha contra la droga.

El Gobierno debe hacer coherente su discurso

En la relación entre Bolivia y Estados Unidos, el Gobierno debe esforzarse en tener un discurso coherente, entre el trabajo que lleva adelante el Ministerio de Relaciones Exteriores y lo que declaran las máximas autoridades nacionales sobre “el imperio”, afirmó la diputada de oposición Jimena Costa (Unidad Demócrata).

“Por un lado, la Cancillería avanza y avanza; y, por el otro, el Presidente, el Vicepresidente o el Ministro de la Presidencia están agrediendo al Gobierno de Estados Unidos; entonces, bajo el discurso del imperio y del capitalismo, obviamente no es una relación de mutuo respeto”.

La demanda de una “relación entre iguales” y soberana que el Gobierno plantea con todos los países, señala Costa, se corresponde con la exigencia de respeto, pero se puede reclamar respeto solo cuando se respeta.

En particular con Estados Unidos, “cuando se le acusa de todo lo que pasa”, y cuando muchas veces su embajada prefiere no responder a dichas acusaciones, “me imagino que tomar la decisión de poner un embajador les debe resultar más complicado”, agrega.