Diputadas y senadoras del oficialismo y la oposición ven que el hostigamiento es una de las acciones más usuales de acoso político que sufren en la Asamblea Legislativa; experta advierte que se ve a ello como algo “natural”.
“Ahora que denuncio irregularidades en mi bancada y en la oficialista, cuando atañe a mi bancada y acuso por acoso político a dos miembros de la alianza se intensifica el acoso, me amenazan con expulsión”, dijo la diputada por Unidad Demócrata (UD) Jimena Costa, quien, aparte, acusó a legisladores del oficialismo y la oposición de aplicar una cadena de anomalías.
Su colega Fernanda San Martín la apoya en su denuncia y coincidió en que, tras las acusaciones, la presión creció porque ahora no las convocan a reuniones de su bancada y las calumnian. “Es un problema institucional y del sistema político porque la participación de la mujer en los diferentes puestos incomoda a las personas machistas”.
La expresidenta de la Comisión de Ética, la diputada Alicia Canqui, del Movimiento Al Socialismo (MAS), informó que desde 2016 hasta abril de 2017 no recibió ninguna denuncia formal por acoso o violencia política, aunque varias de sus colegas “venían a descargar su rabia” y contarle el hostigamiento por el que pasaban, por el hecho de ser mujeres.
La presidenta de la Cámara de Diputados, Gabriela Montaño, adelantó que se conformará una comisión especial para la indagación de denuncias en éste y otros temas. “No solo hubo denuncias de la diputada Costa, sino de varias diputadas de la oposición”. Ya en 2016, las senadoras de UD Carmen Eva Gonzales y Mirtha Arce denunciaron no haber sido consultadas sobre las decisiones en la conformación de comisiones.
“Creen que porque somos mujeres se van a tomar la libertad y el atrevimiento de decidir por nosotras; yo no tolero que nadie decida por mí, a mí se me consulta porque traigo el mandato del pueblo tarijeño”, manifestó Arce.
“Somos víctimas de acoso y violencia política las hermanas del campo”, dijo la senadora oficialista Ancelma Peralta, una de las 12 legisladoras consultadas por La Razón, quienes coincidieron en que el hostigamiento por razón de género es una moneda común, y que muchas veces ello se acentúa por causas políticas.
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