Cada 12 de marzo, los escolares de Jesús de Machaca recuerdan con civismo a Faustino Llanqui y Blas Ajacopa, líderes de la rebelión de 1921, cuando echaron a un corregidor por abusos. Por esa acción, la región fue bautizada como la “Marka rebelde”.
“Jallalla Marka rebelde Jesús de Machaca”, “12 de marzo de 1921 Sublevación y masacre”, “Aniversario de la gran rebelión”, fueron algunos mensajes que los niños escribieron en carteles el lunes 12, cuando ese municipio rememoró el levantamiento de sus abuelos ante los abusos del entonces corregidor Luis Estrada.
Hace 97 años, los lugareños protagonizaron una asonada indígena, después de que Estrada, como castigo, encerrara y dejara morir en una celda a dos comunarios. Los pobladores victimaron al corregidor y a su familia; la respuesta del presidente de la república, Bautista Saavedra, fue feroz. El Ejército acantonado en Guaqui trasladó a 1.400 soldados y masacró al menos a 119 machaqueños, para después robar animales y quemar sus casas, según el historiador Roberto Choque, que a su vez cita al periódico El Andino, de La Paz de 1921. Otros informes históricos indican que solo murieron 20 indígenas, pero Choque duda. “Han debido ser muchos más muertos, por eso, el dato de El Andino de 119 fallecidos es también aproximado”.
Aquella rebelión liderada por Llanqui y Ajacopa, entre otros, es asumida como la más grande de la época. “Después vendría otra en Chayanta en 1927, y así no paró hasta 1947, porque los indígenas se cansaron de ser la carne de cañón y de ser sometidos por los hacendados”, ratifica Choque.
AYMARA. El antropólogo Xavier Albó también escribió sobre este episodio que corroboró el apelativo de “Marka rebelde” a Jesús de Machaca; el investigador Wilfredo Plata Quispe añade que la represión se extendió a toda esa región aymara. “El enfrentamiento con el Ejército fue en toda la zona de Jesús de Machaca y los soldados procedieron al saqueo de todas las casas”, precisa.
Por esta razón, los niños de Jesús de Machaca ponen a la altura de los libertadores Simón Bolívar y José Antonio de Sucre, a las figuras de Llanqui y Ajacopa.
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