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Chile reconoce diálogos ‘de buena vecindad’ por el mar, pero niega efectos jurídicos

En su primera jornada de exposición de sus alegatos orales Chile se extendió más allá de las tres horas fijadas para el acto y no logró acabar con lo que había planificado decir hoy. La defensa chilena reconoció ante los jueces que hubo negociaciones, aunque las calificómo como una “interactuación” en una actitud de “buena vecindad” y, sobre la demanda, consideró que se apoya en el “sentimiento” y no en derecho.

El agente Claudio Grossman empezó la participación chilena en el Palacio de la Paz de la Corte Internacional de Justicia (CIJ) trazando ya la ruta crítica de la defensa centrada en aspectos como reafirmar la vigencia del Tratado de 1904, la no generación de derechos y obligaciones jurídicas de negociar sobre el mar y el mostrar que la demanda “es un llamado al sentimiento, no la derecho”.

Uno de los primeros abogados en intervenir fue Daniel Bethlehem, quien durante sus alegatos dijo que Chile en ningún momento tuvo la intención de una “vinculación expresa” de negociación que lleve a Bolivia ahora a demandar un derecho con una intención “modesta” e “imagen cautivadora” para distraer sobre su verdadera intención.

 

El presidente Evo Morales sigue en Palacio los alegatos orales chilenos

“Bolivia no dice que lo único que pedimos es que Chile venga y converse y superemos nuestras desavenencias. Bolivia impone una precondición para las negociaciones con Chile, Bolivia no procura una negociación de buena fe, lo que exige es un compromiso de resultado que le dé una salida soberana (al mar)”, afirmó ante el jurado.

La demanda exige que Chile cumpla con sus compromisos de negociar una salida soberana al mar que hizo a lo largo de la historia. El equipo boliviano precisamente respaldó ese precepto durante las dos jornadas, entre el lunes y martes, con la exposición de compromisos unilaterales, acuerdos bilaterales y todo cuanto implica la práctica diplomática, además de la jurisprudencia.

En Palacio de Gobierno, el presidente Evo Morales y sus ministros siguieron el curso de los alegatos al igual que su colega Sebastián Piñera, en Santiago. En el Palacio de la Paz, el canciller Fernando Huanacuni y el agente Eduardo Rodríguez lideraron el equipo que escuchó atentamente la tesis que ya había anticipado Chile de la no existencia de derechos a partir de las negociaciones.

El presidente de Chile, Sebastián Piñera, sigue el curso la defensa de su país

Bethlehem defendió la vigencia del Tratado de 1904, que trazó los límites entre ambos países tras la invasión y posterior guerra de 1879, y dijo que fue firmado por Bolivia consciente de que resignó la pérdida de un acceso soberano, pero además calificó de “estribillo” el cuestionamiento al por qué hubo diálogo si ese documento bilateral zanjó todas las diferencias.

“Chile nunca interactuó con Bolivia partiendo del sentido de que tenía obligación de hacerlo, la interactuación de Chile se motiva en buena vecindad, en sus propios imperativos de política, específicos respecto a las circunstancias y el momento, no hay nada inusual ni infame al respecto”, insistió el letrado.

Habló de que las conversaciones incluían canje territorial y que Bolivia se “alejó” de esos diálogos en función de sus intereses. Es más, mencionó que en 1962 rompió las relaciones diplomáticas, sin mencionar, sin embargo, que estuvieron motivadas por el desvío unilateral del agua del río Lauca, compartida entre ambos países; tema que actualmente se mantiene irresuelto.

Durante su participación, el equipo boliviano enumeró las negociaciones bilaterales como las de 1950 y 1975 que expresaban el acuerdo de negociar una salida al mar con soberanía. Además se aclaró en varias oportunidades que la demanda no pretendía tocar el Tratado de 1904, lo que ahora pone en duda la defensa del demandado.

El equipo jurídico boliviano en el Palacio de la Paz

Para Jean-Marc Thouvenin lo que busca La Paz es “crear a partir de la nada el famoso eslabón perdido de una obligación de Chile para satisfacer la aspiración boliviana”, pero además señaló que la frustración de una de las partes en una conversación no genera derechos y que solo puede darse si se cumple la premisa de “una voluntad idéntica y recíproca, y voluntad de Estado de vincularse jurídicamente”.

Morales siguió toda la exposición y a la conclusión de la primera jornada expuso su posición en una conferencia de prensa. Dijo ue el Tratado de 1904 no es “un puente” entre ambos Estados como dijeron los abogados porque es incumplido permanentemente y cuestionó que se hayan referido a las conversaciones como a un diálogo reducido a vecinos cuando los documentos de negociación para un acceso al mar con soberanía fueron firmados por sus altas autoridades.

En los distintos momentos se “han reflejado apertura a una negociación, que se puede interpretar como una postura clásica de la diplomacia”, insistió Thouvenin y señaló que los pronunciamientos de la Organización de Estados Americanos (OEA) sobre el diferendo bilateral tampoco generan obligaciones ni que Chile haya guardado silencio cuando eran aprobados.

La letrada Kate Parlett abundó en detalles sobre las negociaciones en 1920, varios años después del Tratado de 1904, y afirmó que tampoco generaron responsabilidad jurídica porque no se basaron sobre un tema inconcluso.

Desde La Haya también hubo un breve pronunciamiento boliviano. “Podemos ver que no hemos escuchado nada nuevo, que Chile ha utilizado argumentos que ya fracasaron en la excepción preliminar, como lo señaló uno de nuestros juristas en la primera ronda”, evaluó el coagente Sacha Llorenti acompañado por el agente Eduardo Rodríguez, Huanacuni y el ministro de Justicia y Transparencia Institucional, Héctor Arce.

La primera ronda chilena la cerró Sam Wordsword con detalles sobre las negociaciones de 1950 y, como su antecesora, negó la existencia de derechos. “La propuesta (de ese entonces) consiste en iniciar formalmente una negociación directa, esto no es una propuesta de acuerda sin límites, una obligación de negociar”, sostuvo.

“No hay rastro de vinculación de negoción”, subrayó y puso un elemento nuevo al decir que Chile “no estaba libre de manos” en ese entonces porque había una opinión adversa en su país como en Bolivia.

También debía hablar del Acuerdo de Charaña, pero no le alcanzó el tiempo y la audiencia fue suspendida hasta mañana, cuando sea cerrada la primera ronda de los alegatos orales. El lunes empezará Bolivia con la segunda ronda y le seguirá Chile el miércoles, con lo que acaba la fase de alegatos orales y se esperará la sentencia, prevista para este año. (22/’3/2018)