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El mundo vive una crisis migratoria inédita

La severa crisis migratoria que se vive en el mundo, incluso mayor a la registrada a finales de la Segunda Guerra Mundial, fue el tema abordado en el último programa de Piedra, papel y tinta, de La Razón.

Horst Grebe, economista y especialista en políticas internacionales; Pablo Andrés Rivero, comunicador y cientista político; y Lucía Margarita Zambrano, socióloga colombiana especialista en estudios de género y movimientos migratorios, fueron los panelistas invitados para comentar este interesante y a la vez preocupante tema.

Si bien la migración ha estado presente desde los albores de la humanidad, Grebe consideró que a partir del 2015 se registró un punto inflexión en este asunto, con el incremento sustancial de los flujos migratorios, principalmente de Medio Oriente hacia Europa, pero también en las fronteras entre México y Estados Unidos y entre Venezuela y Colombia.

Y a su vez, estas crisis estarían dando lugar a una serie de fenómenos sociales, como el brexit en el Reino Unido y la elección de Trump en EEUU. Y es que, según explicó Grebe, la llegada de decenas de miles de migrantes a esos y a otros países, quienes no habrían encontrado condiciones adecuadas para insertarse en las sociedades de acogida, habría generado una reacción de miedo y temor hacia el “otro” en los sectores más conservadores de las poblaciones locales.

Situación que además de desencadenar sentimientos de “racismo y hostilidad hacia los inmigrantes”, habría sido “aprovechada de una manera muy demagógica”, con tintes “xenófobos”, para impulsar “cambios políticos de gran envergadura” en aquellas sociedades.

Rivera resaltó la importancia de entender a la migración como un “fenómeno de movilidad” intrínseco a la esencia de las personas. Por ello, quienes se desplazan de un territorio a otro lo hacen no solo motivados por crisis políticas, guerras, persecuciones o la pobreza, sino también “por factores positivos como la búsqueda de mejores oportunidades”. Además, esta “dinámica de interacción con el entorno” estaría detrás de la formación “cultural” de las sociedades y de su propiedad “identidad”. Sin embargo, la magnitud de los flujos migratorios de los últimos habría desequilibrado las políticas públicas.

Zambrano compartió esta perspectiva, pero subrayó la importancia de abordar este tema de manera equilibrada, considerando los beneficios pero también los riesgos que conlleva la migración. Entre los primeros estarían un positivo impacto “en la cultura, en los recursos humanos, en las finanzas e incluso en la mejora de los sistemas de protección social”. Y entre los segundos, la generación de sentimientos de temor y odio que pueden ser aprovechados por organizaciones de extrema derecha u otros.

Respecto a los motivos, Zambrano señaló que además de factores económicos y de seguridad, las políticas internas de los gobiernos también pueden explicar los flujos migratorios. De allí que resulte fundamental analizarlos a partir de múltiples variables, considerando la coyuntura y el tiempo en el que ocurren. (07/07/2019)