El 10 de octubre de 1982, hace 37 años, Bolivia recuperó la democracia luego de sufrir un periodo violento de gobiernos dictatoriales desde 1964. Desde entonces se llevaron a cabo 50 procesos electorales, entre comicios generales, municipales, departamentales, constituyente y judiciales hasta diferentes referéndums.

Según el atlas electoral del Tribunal Supremo Electoral (TSE), los procesos plebiscitarios se incrementaron en los últimos años, debido a que no solo se llevó a cabo comicios para elegir a autoridades, sino también para consultar una serie de ajustes y aprobaciones de normativas, entre ellas la nueva Constitución Política del Estado (CPE) y también la revocatoria de mandatos.

Al hacer un análisis a este periodo de 37 años de vida democrática, el politólogo Marcelo Silva identifica un lado positivo, con un “ensanchamiento” porque hay mayores espacios de participación, al margen del voto, y porque la democracia es intercultural.

También hace referencia a un lado oscuro, marcado por tres hechos: el referéndum del 21 de febrero de 2016 (21F) que rechazó la posibilidad de que el presidente Evo Morales se repostule otra vez, cuyo resultado quedó opacado por un fallo del Tribunal Constitucional Plurinacional, basado en el Pacto de San José de Costa Rica; los comicios judiciales y las elecciones primarias en partidos.

Para el caso del “ensanchamiento” de mecanismos democráticos, Silva destacó que ahora ya son reconocidas las asambleas, los cabildos y las iniciativas legislativas ciudadanas, mediante las cuales la población puede hacer propuestas y tomar decisiones.

Silva sostuvo que después de las elecciones generales de este domingo 20, en el país se deben hacer reformas constitucionales respecto a la elección judicial, que no tuvo los resultados esperados sobre un cambio en la Justicia, a la repostulación de autoridades electas por voto y a los comicios primarios en los partidos políticos, aspectos que deben ser normados con mayor precisión.

Para la analista Teresa Zegada la democracia, desde 1982, tuvo un proceso de maduración, en la que se ha pasado de una etapa de consolidación de las instituciones más importantes a la profundización social y participativa, aspectos que deberán tener un equilibrio.

Al referirse también al 21F, Zegada señaló que demuestra el choque de los dos escenarios, uno de maduración, con la concurrencia de la población a las urnas, y otro de incumplimiento de los resultados, aspecto que deberá ser “corregido” por autoridades electorales para devolver credibilidad al Órgano Electoral Plurinacional.

Al margen de los avances en la democracia boliviana, Silva hizo referencia a la administración de los procesos electorales que tuvo “altibajos”. Indicó que se tuvo la “historia negra” de la “banda de los cuatro” vocales de la extinta Corte Nacional Electoral (Mauro Cuéllar Caballero, Jorge Torrico, Edmundo Aráoz y Róger Pando) que manipularon el cómputo de las elecciones generales de 1989.

Pero rescató la designación de los “notables”, como Huáscar Cajías, Iván Guzmán de Rojas, Alcira Espinoza y Jorge Lazarte, que devolvieron la institucionalidad y credibilidad al Órgano Electoral. Expresó su deseo de que en el futuro haya una idea renovada para elegir a autoridades electorales.

Zegada advirtió que los vocales del TSE tienen una misión importante en estas elecciones, para no crear un “escenario no deseado”.

Procesos electorales

(10/10/2019)