"¡Ahora sí, guerra civil!","la wiphala se respeta, carajo" o "fuera Camacho" son las consignas que emanan de las marchas que han llegado al centro de La Paz para respaldar al presidente renunciante Evo Morales en medio de una marcada tensión por la presencia de policías y militares.

En las manifestaciones se ven wiphalas (banderas inígenas) y aguayos. Sus integrantes portan pancartas con leyendas contra opositores como el cívico cruceño Luis Fernando Camacho o el candidato Carlos Mesa. Muchos de ellos están con palos y bastones.

A su paso, como lo hicieran en la mañana en la plaza del Estudiante, cambiaron la tricolor en el Obelisco y entonaron el Himno Nacional.

Una delegación ingresó hasta la plaza Murillo con la intención de leer una carta en la sesión del Legislativo. En la misiva se pide la renuncia de Jeanine Áñez; que se acuse a Mesa y a Camacho por la violencia; y el respeto a la wiphala, entre otros aspectos.

Las columnas descendieron desde El Alto en momentos en que la Asamblea Legislativa Plurinacional se disponía a instalar la sesión en la que se tratarán las dimisiones del mandatario boliviano y del vicepresidente Álvaro García y la designación del la nueva o nuevo jefe del Estado.

Las movilizaciones se desarrollan ante un reforzado cerco policial-militar, cuyo operativo alcanza a barricadas de metal en los accesos a la plaza Murillo, centro del poder boliviano.

Las arengas están dirigidas también en contra de la prensa y la Policía. A los efectivos de esta institución les llaman "vendidos" por su respaldo con un motín al movimiento cívico que pidió la renuncia de Morales que se concretó la tarde del domingo con el desmarque de las Fuerzas Armadas.

No obstante, surgieron voces de los movilizados de nominar presidente a su comandante Williams Kaliman.

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