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Comisión de la Verdad: Marcelo fue llevado al cementerio

El jueves 17 de julio de 1980 murió Marcelo Quiroga Santa Cruz y nació el misterio. La Comisión de la Verdad llegó a la conclusión de que el cadáver del líder político de izquierda fue llevado al Cementerio General y enterrado bajo otra identidad.

Quiroga Santa Cruz era obstinado. Para muestra está una acción: en los años 70 inició un juicio de responsabilidades contra Hugo Banzer Suárez, quien gobernó con mano dura entre 1971 y 1977.

Aquella mañana del jueves 17 de julio de 1980, Marcelo salió de su casa con 49 años encima, traje y pantalón oscuro y camisa sin corbata. Sus amistades le pidieron que no asista a aquella reunión del Consejo Nacional de la Democracia (Conade); él no hizo caso.

El golpe de Luis García Meza ya estaba en marcha desde las primeras horas de aquel jueves. Quien fuera primo hermano de Lydia Gueiler Tejada (la primera presidenta del país) se rebeló contra ella y aquella mañana de julio se anunció el levantamiento de una guarnición de Trinidad. El Conade organizó un encuentro para evaluar el escenario político.

Casi a mediodía, el Canal 7 solicitó transmitir en vivo y directo la conferencia de prensa de los dirigentes del Consejo que estaban en la sede de la Central Obrera Boliviana (COB), ubicada en cercanías de la plaza Venezuela. Una fotografía inmortaliza a Marcelo al lado de dirigentes sindicales.

El líder del Partido Socialista 1 (PS-1) había aprendido a utilizar revólver y alguna vez se lo vio con un fusil en las manos; pero aquel día no había opción de defensa.

Una treintena de militares y paramilitares tomó por asalto el sitio y tomaron presos a los “rebeldes”, quienes salieron con las manos en las nucas. Hasta acá, con algunos matices, hay certeza de lo que pasó aquella sangrienta jornada.

¿Dónde murió?, ¿dónde está el cadáver del líder socialista? son preguntas sin respuesta que rondaron por décadas a la sociedad.

Teoría. La Comisión de la Verdad fue creada en diciembre de 2016 y su misión fue llegar (o asomarse) a los hechos ocurridos entre el 4 de noviembre de 1964  y el 10 de octubre de 1982. La organización presentó hasta el viernes 20 de diciembre de 2019 más de 6.000 expedientes con información de las dictaduras en esa época.

Se determinó que en los casi 19 años de gobiernos de facto hubo unas 6.800 personas detenidas y se identificó a al menos 140 represores que actuaron entonces.

Más aún, la entidad realizó entrevistas a personas vinculadas con los represores y con familiares de las víctimas. Además tuvo acceso, aunque con restricciones, a dependencias militares. Es la única institución de derechos humanos que logró acceder al Departamento Segundo de Inteligencia. Además, es la única que logró empezar y finalizar su trabajo con un informe basado en documentación obtenida durante dos años de trabajo.

Hasta ahora se manejaron cuatro versiones respecto a la muerte de Quiroga Santa Cruz y el destino de sus restos (ver nota en la tercera página de este reportaje); pero la nueva teoría de la Comisión tiene base documental.

La Razón logró hablar con tres personas vinculadas a esta investigación y las tres concuerdan en que el líder socialista no murió baleado en la sede de la COB, sino que fue llevado al Gran Cuartel de Miraflores y de ahí a la morgue. Posteriormente, enterraron su cadáver en el Cementerio General de la ciudad de La Paz, bajo otro nombre.

Un documento revela, además, que por aquellas fechas los militares compraron tres nichos en el Cementerio General. Las pistas indican que allí fueron a dar los restos de Carlos Flores (dirigente que fue asesinado a mansalva en el asalto de la COB, contrariamente a lo que se decía, de que fue alcanzado por el rebalse de tiros que recibió Marcelo) y de Quiroga Santa Cruz. La Comisión “cruzó” esta información con declaraciones de testigos que estuvieron antes, durante y después de la incursión armada.

Antecedente. El ministro del Interior de la dictadura de García Meza, Luis Arce Gómez, afirmó que en la toma de la COB no debía haber muertos; pero por si acaso ya estaban listos los ataúdes y los certificados de defunción (cita, palabras más, palabras menos, que está en El testamento bajo el brazo, de Tomás Molina).

Matar a una persona y enterrarla bajo el nombre de otra era parte del modus operandi de la dictadura. El caso más emblemático tiene nombre y apellido: René Sánchez Chalco. El dirigente fabril fue asesinado justamente en el gobierno de facto de García Meza (1980-1981). Malherido fue llevado al hospital, donde un médico lo atendió; una enfermera y una monja tomaron su billetera y guardaron sus documentos.

Posteriormente el malherido “desapareció” del nosocomio. Un represor de la época, presumiblemente el temible Guido Benavides, llamó al médico y le dijo que necesitaba un certificado de defunción. Éste reconoció al herido que atendió y vio que estaba muerto y una viuda lo lloraba desconsoladamente. Así, Sánchez fue enterrado bajo otro nombre.

La familia de Sánchez se contactó con la monja y la enfermera que tenían la identidad del fallecido. Luego, con el médico se logró dar con el sitio donde el dirigente (con otro nombre) fue sepultado. Así se descubrió este caso.

En el caso de Quiroga Santa Cruz hay la esperanza de que haya sido enterrado con un rango militar; entonces sus restos aún estarían en el camposanto paceño; de lo contrario, su cadáver habría llegado a una fosa común.

Con todo, la Comisión de la Verdad ya informó sobre esta teoría a la familia del líder socialista asesinado hace casi 40 años. Existe una nueva luz al final del túnel para descubrir dónde está Marcelo.

El extraño caso de Carlos Flores

El sábado 19 de julio de 1980 volvió a abrir sus puertas el Cementerio General de La Paz. El viernes 18 (un día después del mortal asalto a la Central Obrera Boliviana), el camposanto permaneció cerrado.

Aquel sábado, “el contribuyente Carlos Flores” canceló 450 pesos bolivianos por el alquiler de un nicho durante una década.

Según información del Cementerio General, Flores alquiló un nicho para enterrar allí a Carlos Ramiro Flores Valdez, estudiante de 9 años de edad, quien murió tras una “herida de bala” y el vaciamiento de la masa encefálica.

Dudas: justo tras la revuelta armada muere un niño con un disparo de bala en la cabeza; además este menor tiene el nombre del dirigente fallecido entonces, Carlos

Flores. El niño apellida Flores Valdez; en tanto que el dirigente lleva Bedregal, como segundo apellido.

Según datos de la Comisión de la Verdad, era común que los asesinados por los militares hayan sido enterrados con certificados de nacimiento falsos. O sea su cadáver fue llevado al Cementerio General y hasta ahora no se encuentran sus restos.

Carlos Flores Bedregal, según la entidad investigadora, fue ejecutado con alevosía. Existía una hipótesis en la cual se afirmaba que fue asesinado casi sin querer, pues se decía que se encontraba cerca de Marcelo Quiroga Santa Cruz, cuando éste recibió una ráfaga de metralleta. Falso.

El dirigente del Partido Obrero Revolucionario Trotskista Posadista y diputado estaba lejos de Quiroga Santa Cruz; pero al morir, su cuerpo rodó y se detuvo cerca del líder del PS-1.

Otro de los fallecidos durante el asalto de los militares y paramilitares fue Gualberto Vega Yapura; él fue enterrado el domingo 20, según los registros del Cementerio General. En su caso, fue sepultado con nombre y apellidos reales.

Las cuatro hipótesis fallidas y descartadas

La tarde del 17 de julio de 1980, la familia de Marcelo Quiroga Santa Cruz recibió la noticia de su muerte mediante monseñor Alejandro Mestre. El religioso informó que el cadáver fue trasladado de la morgue del Hospital de Clínicas a un horno en Vinto, en Oruro. Diez días después, Mestre y Wálter Rico Toro (tío del coronel Faustino Rico Toro, colaborador del dictador Luis García Meza) acudieron a la casa de los Quiroga y entregaron una bolsa amarilla con dos huesos semicarbonizados, aproximadamente 200 gramos de cenizas, un reloj y un anillo de matrimonio. Estas prendas sí eran de Marcelo; pero quedó la duda respecto a las cenizas. En los años 90, éstas fueron llevadas al Instituto de Medicina Legal de La Habana, en Cuba, al Buró Federal de Investigaciones (FBI), en Estados Unidos, y a Scotland Yard, en Gran Bretaña. Sin embargo, en ninguno de estos centros de estudio se logró identificar el ADN. La Comisión de la Verdad volvió a pedir las cenizas para tomar nuevamente muestras, en Argentina. Los resultados llegaron hace un par de meses y tampoco se logró determinar a quién pertenecen.

Otra versión apunta a que el cuerpo inerte de Marcelo Quiroga Santa Cruz fue quemado y enterrado en cercanías del Estado Mayor de Miraflores. Es más, se dio a conocer dos lugares: el barranco que da hacia la avenida René Zavaleta y la zona próxima a la avenida Los Leones. Se informó que hubo una fogata en la zona y que se empleó gasolina de la repartición militar. Incluso se detuvo al encargado de Almacenes del Gran Cuartel que trabajó en la dictadura de Luis García Meza, Raúl Solano Medina. Fue sentenciado a tres años de reclusión por entregar combustible, supuestamente para quemar los restos del político. Otra tesis que apunta a la cremación señala que se quemó el cadáver en Huajchilla. En 2010 hubo una nueva revelación proporcionada por el coronel Édgar Franco Montenegro, graduado en la temida Escuela de las Américas estadounidense, y que estuvo en el Comando y el Estado Mayor bolivianos. Indicó que el cadáver fue enterrado en el mástil mayor del Estado Mayor. La Comisión de la Verdad también recibió esta información; pero prácticamente la dio por descontada.

Cuando hubo la decisión de investigar qué pasó con Marcelo Quiroga Santa Cruz, la familia del caudillo socialista recibió un importante dato con una nueva pista respecto al sitio donde estaría el cadáver: Pongo, sitio ubicado aproximadamente a menos de una hora de la ciudad de La Paz. “A nosotros, como familiares, nos pasaron esta ubicación casi precisa de donde estaría, en la localidad de Pongo, a la salida a Yungas”, rememoró José Antonio Quiroga (sobrino del fallecido líder político), en una entrevista con este medio, en marzo de 2016.

Los seres queridos del político decidieron poner manos a la obra y fueron a la población paceña para empezar la búsqueda. “Estuvimos ahí más de un mes acampados.

Trabajamos con cuadrillas cavando donde nos informaron, pero no encontramos nada. Era una pena porque supuestamente la fuente era muy confiable”. Únicamente escucharon declaraciones burlescas. Algunos militares les mandaron a decir que podían utilizar sus palas en toda la montaña de la región y no iban a hallar nada. “Quisimos salir de dudas y explorar la zona”. Y así quedó sin resultados otra pista sobre el paradero de Marcelo.

La hacienda del dictador Hugo Banzer Suarez se encuentra ubicada a 230 kilómetros de Santa Cruz de la Sierra, en la localidad de San Javier. Luis García Meza (dictador fallecido en abril de 2018) y Luis Arce Gómez (ministro del Interior de García Meza encerrado actualmente en Chonchocoro) sostuvieron la teoría de que el cadáver de Marcelo Quiroga Santa Cruz fue llevado al predio de Banzer. Quien gobernó con mano dura entre 1971 y 1977, fue enemigo del político de izquierda; desde su diputación éste le inició un juicio de responsabilidades al dictador. Por eso, según García Meza y Arce Gómez, fue Banzer quien se cobró venganza de quien también fuera uno de los mejores escritores del país. A su turno, los militares dieron detalles del vuelo que trasladó a Quiroga Santa Cruz hasta San Javier. Hay más. Años atrás, según información a la que accedió La Razón, una comitiva estatal contrató a un espiritista o un experto en fenómenos paranormales para determinar el sitio donde estaría enterrado el cadáver de Marcelo. Éste solicitó ropa del líder político fallecido para dar con el sitio; y nada. La Comisión de la Verdad descartó por completo esta hipótesis.